Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Un género en la resistencia cultural

La Nueva Trova se enfrenta a la subestimación de sus valores indiscutibles, negados, o invisibles a veces para algunos directivos de instituciones culturales, discográficas y medios de difusión

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Popular o no, solitaria o súper acompañada, la Nueva Trova ha dado pruebas suficientes de la solidez de su presencia en el ámbito de la cultura cubana y ha demostrado que su continuidad se está reproduciendo en diversas generaciones activas. Así lo considera Víctor Casaus.

Si con esta afirmación no logró convencer a los escépticos, el poeta, narrador, realizador cinematográfico y periodista ofrece sus argumentos: «Los premios del reciente concurso de música Adolfo Guzmán confirman esa verdad. Cinco trovadores ganaron los galardones principales, y sin hacer concesiones estéticas ni de contenido, sin plegarse a la tentación de las letras fáciles, las músicas empobrecedoras y las interpretaciones destinadas a satisfacer los gustos imperantes en muchos eventos de este tipo. Es decir, fueron auténticamente creadores».

Y prosigue: «Las nominaciones y premios de la Nueva Trova en el reciente Cubadisco y en sus anteriores ediciones también lo confirman. Los trovadores reunidos alrededor del proyecto A guitarra limpia, que ha dado espacio de expresión, difusión y debate a todas las generaciones y tendencias de la nueva trova cubana, se sienten comprometidos con estas búsquedas y lo reafirman todos los días creando nuevas canciones que apelan a la sensibilidad y a la inteligencia. El Centro Pablo, a su vez, se siente feliz de haber contribuido modestamente a la construcción de esos sueños con el esfuerzo de su pequeño equipo y el apoyo de sus muchos colaboradores y amigos aquí y en otros lugares del mundo».

Fue el texto regalado por el siempre presente Noel Nicola, cuando se celebró el tercer aniversario de A guitarra limpia, lo que motivó a Juventud Rebelde a emprender esta serie de trabajos que finaliza hoy: «La convulsa vida que nos ha tocado en estos tiempos globales hace cada día más valioso todo esfuerzo que se levante ante lo efímero, lo que se traga el feroz mercado, lo que pretende condenar al olvido tanto rostro y gente genuinamente humano. Sí que es importante la memoria, no podemos olvidar quiénes hemos sido, para saber quiénes somos. No basta con hacer memoria: hay que seguir construyéndonos las memorias». Y es que a pesar de que ha transcurrido más de un lustro de que Nicola escribiera esas lúcidas palabras, la situación de la trova y los trovadores no ha cambiado apenas.

Aunque el género resulta un componente fundamental de la cultura cubana, sus hacedores siguen pensando que sus creaciones no son de interés para los sellos discográficos que, aparentemente, se ven obligados a responder a las leyes del mercado, al tiempo que no constituyen una prioridad de difusión y de promoción para nuestros medios. Pero, ¿cuánto hay de verdad en lo que ellos dicen? JR se dispuso a tocar algunas puertas.

¿SU DISCO AQUÍ?

Gloria Ochoa. Para Gloria Ochoa, directora de Producciones Colibrí, casa discográfica y editora musical del Instituto Cubano de la Música (ICM), fundada en diciembre de 2002, el tiempo ha sido poco para saldar una larga deuda histórica con los trovadores. Sin embargo, un año después de entrar en funcionamiento, comenzó un acuerdo con la Asociación Hermanos Saíz (AHS) que ha permitido grabar discos a representantes del género. «La Asociación nos propone y entre ese talento escogemos a quienes produciremos discos», explica.

El primer fonograma que vio la luz por esa vía fue el del pinareño Víctor Quiñones, pero dentro del incipiente catálogo, que no llega a cien álbumes, se pueden encontrar nombres como Pablo Milanés, Sara González, Augusto Blanca, Gerardo Alfonso, Marta Campos, Lázaro García o Los Novo, a los que se añadirán en breve Eduardo Sosa, Pavel Poveda y Rochy, cuyos discos van camino a la fábrica o están por llegar a Cuba (no se fabrican en la Isla). «Debe entrar en producción —anuncia Gloria— el de Heidi Igualada, las canciones de amor de Teresita Fernández y otro donde varios trovadores interpretan la obra de Amaury Pérez.

«Eso es en cuanto a la Nueva Trova, pero con la tradicional, pues vemos esta manifestación como un todo, estamos haciendo un trabajo muy completo, que en lo conceptual lidera Lino Betancourt y yo produzco musicalmente. Me refiero a La trova en Cuba, en el cual recogemos testimonios por todo el país; un proyecto ambicioso que contendrá discos de música, DVDs y el libro homónimo».

No obstante, Gloria es de la opinión que ninguna casa discográfica ha desarrollado una labor más coherente con relación a la grabación sistemática de la obra de los trovadores que el Centro Pablo. Confesó que no se había detenido a pensar, de un modo consciente, si los jóvenes actualmente acompañan o no a la trova, pero como musicóloga piensa que «lo que está sucediendo es consecuencia de la evolución del pensamiento y de la sociedad, de cambios en los patrones y en la escala de valores de la juventud.

«En estos momentos hay quienes cultivan este género acudiendo a otros formatos para realizar una labor musical más completa, fusionando otras sonoridades, pero ¿significa eso que dejó de ser trova? La verdad es que la obra parte de la misma raíz, de una historia, de un contexto cultural. Lo esencial es que la propuesta trascienda, traspase fronteras, géneros, estilos y momentos históricos. Y cuando cualquiera de estas figuras que te mencioné u otras convocan al Karl Marx, el teatro se desborda«, dice.

«El fenómeno de la recepción por parte del público juvenil no se debe observar de una manera limitada. Es cierto que hay modas y modismos, mas existe la posibilidad de que la gente escoja. Los jóvenes cubanos tienen una formación y una cultura musical histórica, que les posibilita tener un criterio de selección».

Recuerda Gloria Ochoa que cuando Unicornio funcionaba como sello discográfico, se ocupaba seriamente en registrar las creaciones de no pocos trovadores de la Isla. De hecho, lo último que editó, el CD de la villaclareña Vionaika Martínez (Vionaika), y el de su coterráneo Diego Gutiérrez (De cero), resultaron premiados en el Cubadisco 2007. Sin embargo, ahora Producciones Abdala S.A., entidad situada en el barrio habanero de Miramar, está retomando la idea que la originó: ofrecer servicios de grabación fonográfica en estudios equipados con tecnología de avanzada a nivel mundial.

Lázaro García. Por ser Lázaro García el director de los Estudios Abdala y un trovador reconocido, JR escuchó su parecer acerca de la manera en que las discográficas cubanas han contribuido o no a que la trova no haya podido mantenerse en los niveles de popularidad que alcanzó en las décadas de 1970 y 1980. «No creo que la discografía haya sido la causa, pues un trovador puede grabar todos los discos del mundo, y que estos no se difundan ni promuevan. Empecé a cantar a los 12 años y no fue hasta los 32 que grabé mi primer disco», comenta el cantautor como para corroborar que el hoy no es muy distinto al ayer.

LAS DEMANDAS NO TERMINAN

La triste realidad es que resulta ínfima la presencia de los trovadores de todos los tiempos en los catálogos de las discográficas cubanas. Revisando la página en Internet de la EGREM, institución de su tipo con mayor tradición en la Isla, y apoyándonos en el método rudimentario de contar la cantidad de músicos entre intérpretes y agrupaciones inscritos en su elenco, este equipo de reporteros descubrió que de 225, solamente nueve son trovadores, quienes de una forma u otra participaron en 52 discos editados, de los cuales solo en 14 aparecen como la figura principal.

Es evidente que la trova no está entre los géneros favorecidos por una casa discográfica que lleva más de 35 años produciendo música cubana para el mundo. Lo reafirma el hecho de que, contabilizando nada más que la cantidad de fonogramas que se les han producido a aquellos colectivos y cantantes cuyos nombres comienzan con la «A», la cifra es superior tanto al total editado por nuestros juglares (88) como al número de álbumes en que son protagonistas (21).

Pero parece que la situación cambiará, al menos con la EGREM, si nos guiamos por las afirmaciones de Leandro Báez Blanco, vicepresidente de la Asociación Hermanos Saíz (AHS). «Estamos produciendo un disco de novísimos trovadores con esta casa discográfica. Tenemos una propuesta de 15, de provincias, y unos cuantos más de Ciudad de La Habana, quienes a finales de mayo tuvieron una audición.

«Contamos asimismo con un proyecto interesantísimo que está coordinando Pavel Poveda, El verdadero complot, que se asemeja a A guitarra limpia, pero netamente de la AHS, con una estrategia de promoción y grabaciones en disco.

«La trova está muy viva en la Asociación, aunque quizá no tiene un reconocimiento completo. Posiblemente nos falta trabajar más en proyectos concretos, en estrategias. Nos falta unificarlos más y llevarlos a más eventos, como el Longina de Santa Clara, donde se habla de la trova y se reconoce el trabajo de los nuevos trovadores, pero estamos demandado mayores posibilidades de grabación.

«A veces nos casamos solo con músicos que han logrado cierta relevancia, pero hay muchos más con una buena obra que son afectados por aquello de “se cumplió el plan con los de la Nueva Trova”. Hay toda una hornada que está abajo, pero creciendo bien y merece ser llevada a las disqueras. Hay nombres que despuntan como Miguel Ángel Sánchez Tamayo, en Guantánamo; Rubén Lester, en Santiago de Cuba; Ormán Cala, en Granma; Yoan Zamora, en Ciego de Ávila; Reidel Bernal (Fito), en Sancti Spíritus; Raúl Marchena y Michel Portela, en Santa Clara; y Yordis Toledo, en Pinar del Río. Ellos, sin duda, están sobre la cuerda».

Así y todo, para Lázaro García la razón fundamental está en el entorno social. Según el autor de Si de tanto soñarte, Tejiendo un rostro en la canción y Siempre será el amor, «no es que los de entonces seamos mejores o peores que los trovadores de hoy, es que la Nueva Trova nació en un momento irrepetible, en un momento en que la sociedad dio un vuelco profundo gracias a que la Revolución lo transformó todo. Nosotros estábamos en la edad más fértil para la creación, y le cantábamos a lo que veíamos, sentíamos y vivíamos, que era lo que veían, sentían y vivían los jóvenes y adolescentes de entonces. Había comunicación entre la juventud y lo que hacíamos, porque el asunto nos concernía a todos. Y cuando es así, la gente se involucra, se implica.

«Algo similar no ha sucedido en Cuba otra vez. Si a eso le sumas que vivimos en una época de globalizaciones, en que las informaciones y las comunicaciones traspasan todas las fronteras... Ahora hay un abanico de ofertas mucho más amplio, lo cual es magnífico, pero es triste que se imponga la mediocridad, que les demos curso a cosas desprovistas de valores, y la gente está en una situación evasiva con relación a la canción inteligente, y la poesía es esencial para el crecimiento del ser humano. También influye que apenas existan espectáculos en vivo o espacios a los que la gente pueda asistir, por el tema económico. Y claro, la escasa difusión y promoción».

¿EL HUEVO O LA GALLINA?

Aunque los trovadores y los trovadictos se quejan de la escasa difusión de la trova en nuestros medios, al parecer sus reclamos se dirigen, fundamentalmente, a la pantalla doméstica. Programas radiales como Juventud 2000, de Progreso; Cita con la trova, de Radio Taíno; y Guitarra en mano, de la COCO, en la capital, defienden con fuerza el género, según comenta Rolando Álvarez Estévez, director de música de la Radio cubana.

Rolando asevera que en las 90 estaciones radiales del país «la trova tiene un tratamiento correcto, y no solamente con programas específicos, sino que se inserta también en revistas musicales sin distinción de horarios, partiendo siempre de algo sumamente importante: la calidad de lo que radiamos.

«Ahora bien, los proyectos de música de cualquier género que llegan a nosotros se analizan y evalúan, y deben venir con la calidad requerida para poderlos radiar, porque lo que no debemos es sacar al aire lo que no esté bien estéticamente, por respeto a los oyentes y al autor».

Lo dicho por este directivo no coincide con la visión autocrítica de quienes dirigen el medio a nivel local. En opinión de Almíner Cabrera Ríos, subdirector del Departamento de Programación de la radio en Granma, hay «de parte y parte. Por un lado, los trovadores son algo así como unos dinosaurios, no existen; por otro, es cierto que en provincia se han copiado los estilos de los medios nacionales, que tienden a privilegiar la música bailable, en detrimento de la trova y de géneros como la canción».

Este funcionario reconoce que en Radio Bayamo, en el aire las 24 horas del día, no existe un programa destinado en específico a la trova. Y ¡paradoja!, sale al aire un espacio dedicado a la música mexicana y otro al merengue dominicano. Aclara que en la nación hay una «política musical», que traza una directiva: 70 por ciento de música cubana y 30 de música extranjera. «Sin embargo, hay una tendencia a incumplirla en no pocas emisoras; o cuando se cumple, apenas nos acordamos de la trova», expone.

Para él, en los medios, y particularmente en la radio, «ha faltado intencionalidad cultural». Es decir, resulta preciso amplificar no solo lo que la gente pide o lo que está en el hit parade. «Necesitamos comprender que la música es también pensamiento, ideología; que debemos y podemos radiar esa música reflexiva, inteligente».

Aunque en la aparente apatía hacia la trova, «la culpa no la tienen solo los medios», según sus palabras, porque los propios trovadores, al menos los de la Nueva Trova, difícilmente realizan aquellas giras nacionales de antaño y «a los actuales les ha faltado identificar los temas y problemas de la juventud y llevarlos a sus letras».

Otras cuestiones lastran. En su opinión, «tampoco hay una imagen del trovador, como antes, y casi es más fácil comprar ya una grabadora que una guitarra».

¿TVERÉ?

Otro vinculado con los medios, Daniel García Zayas, director de la televisora granmense Cuna de la Nacionalidad Cubana, explica que entre sus 23 programas no hay ninguno especializado netamente en temas de la trova, un fenómeno extendido a otros territorios.

«Los números de esa vertiente salen al aire en las revistas culturales y en los espacios de crítica artística. No creo que sea posible hoy crear un programa de ese corte, porque no hay un arsenal de grabaciones; no tenemos una posibilidad real de producción musical.

«Hemos hecho intentos, sobre todo en el programa Totalmente musical, de llevar trovadores de los municipios, pero no han sido felices, porque esos artistas no han tenido la proyección escénica necesaria, ni letras buenas, ni el desempeño técnico adecuado».

No obstante, reconoce que los medios no se han acercado intencionadamente a ese tipo de música y tal insuficiencia ha contribuido a alejarla del gusto juvenil.

En el artículo pasado, Augusto Blanca, fundador del Movimiento de la Nueva Trova, sacaba del olvido programas como Te doy una canción, que dirigía Douglas Ponce, o A media luz, de Jimmy Sánchez, y se quejaba de que «en estos momentos no existe en los canales nacionales un solo espacio que se preocupe del género».

A pesar de que estos reporteros buscaron precisiones sobre la presencia de la trova en la Televisión Cubana, no se pudieron encontrar respuestas (las agendas estaban colmadas hasta el tope). Así que nos dimos a la tarea de analizar la cartelera de la programación de los cuatro canales, que publica sistemáticamente nuestro diario.

En la pesquisa realizada en las carteleras recibidas entre el 30 de abril de 2007 y este 3 de junio, y donde se detalla el elenco que interviene en cada uno de los programas de los cuatro canales de la TVC, se pudo comprobar el escaso protagonismo de la trova.

Espacios como Cuerda Viva, Lucas, 23 y M, Conexión, Piso 6, De tarde en casa y De la gran escena, aparecen como los que, en cierta medida, invitaron a trovadores o exhibieron algún videoclip. En el período investigado se destacan la transmisión de la gala dedicada al género durante el concurso de música Adolfo Guzmán (29/4, CV) y el espacio destinado a los nominados al Cubadisco en ese apartado (7/5, CV), así como el programa Paréntesis (11/05, CE/2), dedicado a las Romerías de Mayo.

Entre los artistas que resultaron promocionados sobresalen Buena Fe, en la punta (cuatro ocasiones), seguidos por Augusto Blanca y Gerardo Alfonso (2). Eduardo Sosa, Kelvis Ochoa, Diego Cano, Santiago y Vicente Feliú aparecieron en pantalla una vez.

A MANO Y SIN PERMISO

Al decir del vicepresidente de la AHS, Leandro Báez, «la trova se trabaja, tanto en su sede nacional como en las provincias, en tres líneas fundamentales: programación, proyectos y eventos. Existen eventos de trova, pero también la insertamos en otros relacionados con las distintas manifestaciones. A los trovadores los programamos en las Casas del Joven Creador y en comunidades, donde encuentran sitio para llevar adelante muchas peñas como La sala de mi casa, en Camagüey».

Pero todos siguen extrañando la Casa de las Américas: aquellos que fundaron el Movimiento y los que luego escucharon hablar de las largas e intensas jornadas de poesía y guitarra, que tenían lugar allí durante los primeros años de la Revolución, cuando se convirtió en su «madriguera».

«En los años 60, recuerda el cantautor Alberto Faya, las influencias fueron numerosas. En aquel tiempo fue importante la labor de Casa, pues permitió una especie de vínculo con el panorama cultural de la Isla y del continente».

Mas hoy la situación es otra y esta histórica institución ofrece solo espacio fijo a los virtuosos de la guitarra y a la música electroacústica. Quizá por ello, entre otras razones, ahora la amada casa de los trovadores es el Centro Pablo, que el 7 de noviembre de 2008 celebrará los primeros diez años de aquel concierto inaugural de Santiago Feliú que abrió para todos la Muralla en el patio del inmueble marcado con el número 63, donde A guitarra limpia se dan cita distintos estilos y generaciones.

Víctor Casaus. «En estos años —asegura Víctor Casaus— ese lugar se ha convertido, felizmente, en un territorio necesario de y para esa forma de la poesía cantada que llamamos la Nueva Trova cubana, y donde, desde el principio, se ha contado con el apoyo y la presencia de los fundadores y de los más importantes miembros de la segunda generación. Pero también ha recibido a los más jóvenes, quienes han descubierto un espacio necesario de expresión y de reunión con ese público que busca —y halla— en la Nueva Trova la continuidad de un movimiento vivo y cambiante, que enriquece los diversos caminos de la cultura cubana».

A guitarra limpia ha conservado y difundido esos momentos de la memoria del mañana, grabando cada concierto y produciendo, en el mismo Centro Pablo, más de 50 casetes y discos a lo largo de estos años. «Esa ha sido nuestra mayor alegría, que compartimos con las figuras reconocidas de la guitarra y de la plástica que apoyaron con sus canciones y sus obras, aquellos sueños».

El Centro Pablo se ha convertido en la casa no solo de los trovadores de la capital, sino de todo el país, como el dúo Cofradía, asentado en Trinidad, Sancti Spíritus. Como si no bastara, el Centro Pablo realizó el documental Pobre, nómada y libre, dedicado a Teresita Fernández, y una multimedia que reúne videos, canciones, fotos y textos de los primeros 24 conciertos, al tiempo que publicó el cuaderno Te doy una canción.

«Sobre esos valores —explica el director de Como la vida misma— hemos construido un espacio alternativo de creación, difusión y debate para la Nueva Trova, como lo hemos hecho con otras manifestaciones y lenguajes. Y somos felices de ser una alternativa frente al pre y posdominio del mercado; frente al mal gusto y la banalidad globalizados que propone e impone el sistema a nivel planetario; somos felices de ser una vía alternativa para las propuestas excluidas o no favorecidas por el mercado. Lo alternativo puede ser una forma efectiva y justa de creación y difusión complementaria, que se propone cubrir lo que las grandes maquinarias no son capaces.

«En el caso de la Nueva Trova estos caminos se han convertido en territorios de resistencia cultural frente a la subestimación de los valores indiscutibles de esa manifestación rica y cambiante de la cultura cubana, negados o invisibles a veces para los directivos intermedios de algunas instituciones culturales, entre estas las discográficas, y de algunos medios masivos de comunicación, especialmente la televisión.

«Se han dado pasos iniciales para favorecer la presencia de la trova en proyectos discográficos, pero es también imprescindible dar otros, de mayor alcance, para aliviar o resolver esa situación».* (José Luis Estrada Betancourt, Yelanys Hernández Fusté, Osviel Castro Medel y Héctor Carballo Hechavarría)

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