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Brigadas Estudiantiles de Trabajo apoyan la producción

Las últimas semanas se movilizaron 4 500 estudiantes de la FEEM , fundamentalmente en acciones sociales

Autor:

Juventud Rebelde

Foto: Nohema Díaz Muñoz Ciego de Ávila.— No lo conocían. No sabían siquiera que dentro había olor a tinta y, mucho menos, que el repiquetear de las máquinas era constante, un chaca-chaca que al principio insultaba los oídos y luego se hace común, hasta olvidarlo.

«Cuando nos organizaron para las Brigadas Estudiantiles de Trabajo, nos dijeron que íbamos para el Poligráfico, pero nunca habíamos entrado a uno. Solo sabíamos que tenía unas construcciones grandes. Más nada», explica Ianella Socorro Proveyet, estudiante del décimo grado del IPUEC Pedro Martínez Brito, en el municipio de Ciego de Ávila.

Ianella forma parte de un grupo de diez muchachas estudiantes que concluyeron su etapa de aporte voluntario en la Empresa Gráfica Integral Evelio Rodríguez Curbelo, que comercializa sus producciones bajo el sello de Dador. De ellas, solo Jenny Rodríguez Zabala conocía cómo era un Poligráfico por dentro.

«Mi mamá trabaja aquí y desde chiquita estoy viniendo», dice. «Por eso me reí cuando me preguntaban: "Oye, ¿qué hay allá dentro?”. Yo las miré y dije: “Nada: máquinas, papel, mucho ruido, tinta, cosas impresas...”; luego se calmaron un poco, pero el día que entramos a la nave fue grande. No sé por qué no se les desprendió la cabeza de mirar tanto hacia el techo y los rincones».

CALLE TOMADA

Uno de los cambios más trascendentales que han tenido las BET en los últimos años ocurrió en estas jornadas vacacionales. De movilizaciones masivas, enfocadas casi en lo exclusivo a las esferas de la producción y los servicios, asistimos a una participación puntual, en los lugares donde más se necesita apoyo, incluyendo aquellos con la misión de propiciar el hábito de la lectura y la actividad social en las comunidades.

«Las últimas semanas se movilizaron 4 500 estudiantes de la FEEM en Ciego de Ávila», informa Yiney González Rodríguez, presidenta provincial de la organización. «Lo diferente es que ahora la mayor parte se dirigió a las acciones sociales. Lo que se pide este verano es que el estudiante visite museos, realice actividades en las casas de cultura y participe en la promoción de libros, que es algo muy importante en esta edad. Es un nuevo concepto en el que tenemos mucho que aprender».

El primer efecto ya se vio. Miembros de la Brigada de Instructores de Arte José Martí y Estudiantes de la Academia de Artes Plásticas de Morón se agruparon en una vía aledaña a la entrada a la ciudad. Hicieron un Plan Gigante de la Calle. La llenaron de pinturas, pero no solos. La dibujaron con la ayuda de los vecinos del barrio.

TÚ CUENTAS, YO ORDENO

Ese pudiera ser el estribillo de una canción. Y no lo es. En una mesa de trabajo, en la nave de producciones del Poligráfico, el grupo de diez alumnas prepara libretas de notas de 30 páginas.

«Ese material será comercializado en la tienda Bissart, que se dedica a vender los productos de reproducciones gráficas», explica Rosario Zabala Henríquez, directora de la entidad.

En la mesa, Gretchen Martín Padrón dobla el bulto de hojas que le pasa una de sus compañeras. Comenta que al comienzo pasaba un poco de trabajo al momento de lograr que estuvieran bien alineadas cuando se les hacía el doblez.

«Tenía temor de que no quedaran en su punto», dice. «Ya he logrado más práctica. Tengo que medir, pero no con el miedo de antes».

Es una línea de producción en miniatura, dividida en dos partes. Una pareja toma un bulto de papel, cuenta las hojas y ordena un grupo. Por último, otra pareja les hace el doblez y una de las muchachas transporta los paquetes para la sala de encuadernación.

«No hemos tenido una norma fija», expresa Zaymí Carbonell Amargo. «Nos dijeron que veníamos a apoyar la producción, pero que teníamos que hacer el trabajo lo mejor posible. Al principio estábamos un poco lentas, aunque ya hemos subido un poco el ritmo».

Se les pregunta: «¿Cuántas han hecho?». Las muchachas se miran. Una balbucea: «¿Hoy...?, no sabemos, al final del día nos dicen...». Otra sonríe: «Oiga, aquí nos preocupamos por trabajar, no por contar». Y vuelven a mirarse. Se insiste: «¿Pero cuántas libretas han hecho?». Rosario, la directora se acerca. Las mira y dice: «En cuatro días han hecho 700 libretas. Es un buen average».

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