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Trabajan por fortalecer las asambleas municipales del Poder Popular

El Presidente de la Comisión de Asuntos Constitucionales y Jurídicos de la Asamblea Nacional sostiene que hay que potenciar la autoridad del delegado

Autor:

Yailin Orta Rivera

El Poder Popular cubano no es perfecto ni es una obra terminada. Es una estructura de gobierno joven, que se creó a partir de 1976, cuando entró en vigor la Constitución de la República de Cuba.

Los cubanos tenemos la gran responsabilidad de preservar, cuidar y perfeccionar los órganos del Poder Popular, considera el doctor José Luis Toledo Santander. Foto: Franklin Reyes Lo anterior lo expresó el doctor José Luis Toledo Santander, presidente de la Comisión de Asuntos Constitucionales y Jurídicos de la Asamblea Nacional y decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de La Habana, en diálogo con este diario a propósito de que este viernes quedarán constituidas las asambleas municipales del Poder Popular, la más alta autoridad para el ejercicio de las funciones estatales en estas demarcaciones.

«Hemos tenido que elaborar el sistema de gobierno a partir de nuestras propias realidades, aciertos y desaciertos, porque no existe en el mundo otro modelo que podamos tener como patrón de referencia. Nuestro sistema es fruto de la democracia revolucionaria socialista cubana que implementa el principio de que existe un solo poder: el del pueblo.

«Nuestros órganos —sostiene el representante del Parlamento— son expresión directa de cómo el pueblo puede participar democráticamente en el ejercicio de gobierno. Esto lo demuestran las mismas atribuciones que tiene la Asamblea Municipal: cumplir y hacer cumplir las leyes y demás disposiciones de carácter general adoptadas por los órganos superiores del Estado; elegir y revocar a su presidente y vicepresidente o designar y sustituir a su secretario.

«Pueden también revocar el mandato de diputados a la Asamblea Nacional y de delegados a la Asamblea Provincial del Poder Popular, que hayan sido elegidos por ese municipio. Además de fiscalizar y controlar a las entidades de subordinación municipal».

El doctor José Luis Toledo recordó que estos órganos de gobierno pueden designar y sustituir a los miembros de su Consejo de Administración a propuesta de su presidente; designar y sustituir a los jefes de las direcciones administrativas y de empresas pertenecientes a la subordinación municipal; y determinar la organización, funcionamiento y tareas de las entidades encargadas de realizar las actividades económicas, de producción y servicios.

«También pueden aprobar el plan económico-social y el presupuesto del municipio, ajustándose a las políticas trazadas para ello por los organismos competentes de la Administración Central del Estado, y controlar su ejecución; así como conocer y evaluar los informes de rendición de cuenta de los electores que les presente su órgano de administración y adoptar las decisiones pertinentes sobre ellos, entre otras funciones».

—¿Con qué potencialidades cuenta la Asamblea Municipal para revertir muchos de los problemas que hoy aquejan al país?

—Este órgano tiene facultad suficiente para llamar a contar a aquellas direcciones administrativas que no cumplen eficientemente con su gestión y exigirles su responsabilidad en tal sentido.

«Pienso que hay que potenciar la autoridad del delegado y fortalecer el poder de la Asamblea como gobierno de la localidad, esto es cardinal.

«El Consejo de Administración lo designa la Asamblea, y los organismos de la localidad tienen que rendirles cuentas a los delegados y a la Asamblea misma. A un funcionario que en reiteradas ocasiones se le llama la atención por no cumplir adecuadamente su función, puede revocársele de su gestión».

—¿Cómo las asambleas municipales pueden lograr mayor incidencia sobre problemas del territorio?

—La fiscalización y el control en una localidad pasa por el funcionamiento correcto del Consejo Popular. Este órgano, además de coordinar todas las acciones entre los delegados que lo componen y las organizaciones de masas de la demarcación, es la máxima representación del Estado en el territorio donde ejerce sus funciones.

«Para lograr esto ellos pueden apoyarse en los mecanismos de control que tiene el Estado. Las asambleas se pueden auxiliar de las direcciones de Finanzas, Auditoría y control, o de las estructuras económicas de cada empresa, entre otras instancias».

—¿Con qué efectividad se tramitan las quejas y planteamientos de los ciudadanos?

—Hoy este proceso está confrontando una dificultad, que se ha puesto de manifiesto en varios momentos. La gestión deficiente de algunas administraciones está entorpeciendo la celeridad de la respuesta o solución de los problemas.

«La principal deficiencia estriba en que la administración, es decir, los directores de empresa, tienen que darles solución efectiva desde el punto de vista material a los problemas planteados, porque la función del delegado no es esta, sino la de tramitarles las inquietudes a ellos como instancias responsables.

«Y aunque existan situaciones que no tienen una solución inmediata por las propias dificultades económicas que atraviesa el país, a todos los planteamientos de la población tienen que dárseles respuesta.

«Se dilatan las respuestas y el encuentro en que las administraciones tienen que darles solución o explicación a los planteamientos. Por eso es que muchos delegados se lamentan de no encontrar en algunas administraciones el suficiente apoyo para su gestión».

—¿Podría lograrse mayor participación de los jóvenes en estas estructuras de gobierno?

—Los jóvenes se integrarán más en la misma medida en que nosotros como pueblo les demos mayor participación. Dependerá también de la confianza que tengamos en la responsabilidad, madurez y seriedad de nuestra juventud para acometer tales tareas.

«Pienso que a pesar de que estos órganos de gobierno no son una obra acabada ni perfecta, nuestro pueblo puede sentirse orgulloso de que existan. En pocos países del mundo hay una instancia de gobierno del pueblo, para el pueblo y por el pueblo. Por eso los cubanos tenemos la gran responsabilidad de preservar, cuidar y perfeccionar esa obra de la Revolución».

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