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Más de 300 pacientes con hidronefrosis han sido operados con éxito

Durante 40 años especialistas en Urología de este hospital del occidente cubano han realizado esta cirugía reconstructiva

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Juventud Rebelde

MATANZAS.—El médico da paseítos dentro del salón de operaciones. Ajusta pormenores. No está preocupado, pero tampoco confiado: una pequeña de 18 meses espera por él. Aunque más de 300 veces ha intervenido a pacientes aquejados de hidronefrosis, el experimentado urólogo Francisco Fong Aldama confiesa que cada vez que opera lo hace con la misma pasión de la primera vez.

Mira con calma a la niña Mélani Pla Neyra. Le habían diagnosticado hidronefrosis del riñón derecho, que se produce por una estenosis de la unión pieloureteral. La hidronefrosis es el resultado de la obstrucción del flujo de orina en la vía excretora, que casi siempre es consecuencia de anomalías congénitas de los uréteres o de una hipertrofia prostática.

Mientras la observaba adormecida al lado de los médicos anestesistas Yamilé Reboredo e Israel González, por su mente pasaron fotográficamente las decenas de niños que ha intervenido de múltiples problemas urológicos.

Pero este es otro desafío. Se trata del paciente número 326 operado de esta dolencia. «Es una cirugía reconstructiva», explica Fong. El padecimiento ocasiona que se reseque parte de la pelvis renal por debajo de la estenosis (estrechez de la unión pieloureteral). «La incisión tiene que ser amplia para que la pelvis renal no quede abultada, porque de lo contrario se vuelve afuncional».

La operación consiste en reducir el tamaño de la pelvis renal y luego proceder a la sutura del uréter a la pelvis reconstruida.

Irene González, abuela de la niña, era puro nervios antes y en la hora que duró la intervención quirúrgica: «Nerviosa, sí, muy nerviosa, pero siempre confiada en la profesionalidad de nuestros médicos y muy agradecida a la Revolución y la medicina cubana».

El especialista de Segundo Grado en Urología y Profesor Asistente de esa especialidad, especifica que la hidronefrosis es una afección corriente en la infancia: «El término incluye diferentes grados del proceso patológico desde la fase inicial de la enfermedad, que algunos autores denominan Pielectasia, hasta la fase final del proceso, que se caracteriza por la destrucción total del parénquima renal», nos dice.

Las causas que provocan la obstrucción del segmento pieloureteral pueden ser congénitas y adquiridas. Según los especialistas, la estenosis de la unión pieloureteral es un proceso que puede diagnosticarse a cualquier edad, incluso intraútero y que produce distintos grados de hidronefrosis en el riñón afectado.

Clínicamente aparece como asintomático, con dolor, infecciones o litiasis. Su origen puede ser intrínseco de la pared ureteral o extrínseco como consecuencia de cruces vasculares o adherencias.

Presión insoportable

La experiencia en la reconstrucción de la unión pieloureteral, por la técnica de Hynes-Anderson, durante 40 años de trabajo en el Pediátrico provincial de Matanzas, y la evolución satisfactoria de los casos operados, está considerada como otro de los éxitos sostenidos de la medicina matancera.

Esta labor incluye pacientes intervenidos por Fong en la misión que duró tres años en el hospital Académico de la República de Suriname, pero la gran mayoría fueron operados por él y el colectivo de urólogos de la institución matancera.

La hidronefrosis prolongada causa en la mayoría de los casos diferentes grados de atrofia de las vías renales, ya que la causa obstructiva que está originando la dilatación genera una elevación progresiva y mantenida de la presión en la vía urinaria, lo que conllevaría a una disminución del flujo sanguíneo intrarrenal.

Desde la introducción en el país de la ecografía abdominal, en 1979, se ha producido un avance en el estudio en las gestantes de las malformaciones del recién nacido, permitiendo realizar tratamiento precoz.

La estenosis de la unión pieloureteral como causante de hidronefrosis es la primera causa en orden de frecuencia (64 por ciento). De los 326 casos operados por el colectivo matancero, 203 han sido entre cero y diez años de vida; y 262 pertenecen al sexo masculino.

Los síntomas de la aparición de la enfermedad fueron dolor lumbar (55,8 por ciento); infección urinaria (40,2 por ciento), hematuria (9 por ciento) y tumoración abdominal (1,2 por ciento).

Hay varias técnicas quirúrgicas, aunque a nivel mundial la mayoría de los médicos aplican la técnica de Hynes-Anderson desmembrada en la reconstrucción pieloureteral, que es el método que arroja mejores resultados, agrega el Doctor Rodolfo Santana, quien participó en la operación junto a Ernesto Toledo, ambos especialistas de Primer Grado en Urología.

«Es una cirugía compleja, pues podría presentar sangramientos por lesión a un vaso renal, complicaciones inmediatas en los próximos días por una infección urinaria o fiebre, y lo más temido por nosotros es que haga otra estenosis, que conllevaría volver a operar», precisa Fong.

La historia se repetirá. Otros niños serán diagnosticados con esta dolencia... y siempre en su tratamiento primará ese don humano que caracteriza a los trabajadores de la salud de nuestro país, con lo que enriquecerán este éxito cotidiano, callado, profesional...

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