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Continúan los accidentes fatales por contacto con la electricidad

Especialistas de la Unión Eléctrica, junto a los CDR, realizan debates en las comunidades con el objetivo de evitarlos Conexión mundial

Autor:

Juventud Rebelde

Vista de las lesiones en la pierna derecha del adolescente holguinero Alipio Martínez, quien sufrió quemaduras graves por contacto con una línea de 33 000 voltios. Foto: Migdalia Sánchez (Empresa Eléctrica Holguín) HOLGUÍN.— A sus 14 años de edad, Alipio Martínez Aroche confiesa que ahora posee dos fechas para celebrar su «nacimiento», solo que aún no se pone de acuerdo si fue el día en que vino al mundo o aquel otro en el que se escabulló milagrosamente de entre los brazos de la muerte, tras recibir en su cuerpo una descarga eléctrica de 33 000 voltios.

El 3 de enero de este año, muy cerca de su casa, en el Consejo Popular de Marieta, del municipio de Sagua de Tánamo, pastoreaba una res en unión de algunos primos. Pero, por el camino, sus ojos se detuvieron en un cable que pendía de un poste eléctrico.

Sin presagiar el peligro, Alipio sacudió el bajante metálico del poste y, con el movimiento, este se acercó más arriba a una línea de alto voltaje, lo suficiente como para generar un arco eléctrico que le provocó graves quemaduras y la pérdida del conocimiento.

Su buena suerte estuvo en que aquel «chuchazo» lo lanzó varios metros, y al encontrarse acompañado, fue trasladado de inmediato hacia el hospital más cercano donde recibió cuidados intensivos durante 19 días. Todavía hoy deberá aguardar algunos meses más en casa hasta su completo restablecimiento.

Sin embargo, hace un mes y medio, Leonardo, un chofer holguinero de 43 años, se enfrentó a una experiencia parecida que habría de resultarle fatal.

Mientras conducía su rastra, al aproximarse a una acometida a baja altura, se percató de que podría embestirla con la cabina, por lo que decidió subirse a esta para tratar de levantar los cables con ayuda de una vara.

Lamentablemente, al situarse a esa altura se aproximó hasta unos 5,60 metros por debajo de otra línea de 33 kilovoltios, de la cual saltó un arco que le provocó la muerte.

Diversas son las anécdotas que sobre el tema podrían narrarse en este espacio. Se trata tan solo de algunos de los casos reportados y atendidos en el transcurso de este año por el departamento de Seguridad y Salud del Trabajo de la Empresa Eléctrica en la provincia de Holguín.

Según informó Migdalia Sánchez Montejo, especialista principal del citado grupo, hasta el mes de julio en esta nororiental provincia la cifra de accidentes por contacto eléctrico ascendió a cinco. Dos de ellos tuvieron consecuencias graves para la vida, uno dejó secuelas leves, y los dos restantes tuvieron el peor desenlace.

A esta altura del año las estadísticas superaron ya los cuatro hechos ocurridos durante el 2007, cuando dos personas recibieron afectaciones de gravedad y otras dos perecieron a consecuencia de los daños físicos recibidos.

Las cifras resultan particularmente alarmantes si —tal como reflexiona Migdalia— «se aprecia que a lo largo de los últimos cuatro años en el territorio se han producido unos 20 accidentes de este tipo, siete de los cuales resultaron letales».

En el país, también durante los últimos cuatro años, el número de incidentes se ha mantenido por encima de los 50 casos; y en 2008 se produjeron ya 11, ocho de los cuales han sido mortales.

Ante esta realidad, un grupo de especialistas de la Organización Básica Eléctrica (OBE), en coordinación con los CDR, realizaron recientemente en el reparto Lenin, de la ciudad de Holguín, un barrio-debate para reflexionar sobre las causas que más se repiten e informar de las medidas que se deben observar para prevenir tales accidentes.

Las acciones forman parte de un convenio de trabajo a nivel nacional suscrito por ambas partes, a acometerse durante todo el año bajo el sugerente título de Uso Seguro de la Electricidad. Con este propósito, se distribuyeron además miles de pancartas para ser colocadas en los lugares de mayor concurrencia de las comunidades.

«La tarea es esclarecer a la comunidad, explicarles con lujo de detalles cuáles son las medidas a emprender, tanto en el orden personal como en el familiar y entre vecinos, para evitar que estos hechos sigan produciéndose. Muchas de estas medidas, incluso, se conocen, pero continúan sin tomarse en cuenta», sentencia Migdalia.

Conscientes de este particular, la OBE provincial se ha dado a la tarea de capacitar a la mayoría de sus directivos, trabajadores y a sus dirigentes sindicales, de modo que puedan convertirse en la mejor fuerza disponible para acometer esta labor de comunicación dirigida a la población.

«No es un secreto que somos por idiosincrasia muy serviciales y, en ocasiones, —hasta en el tema de la electricidad, el cual encierra grandes peligros para la vida—, no faltan quienes se consideran capacitados para “tirarle una mano” al vecino, reitera Migdalia.

«Se trata de algo muy serio. Un accidente por contacto eléctrico es el paso de la corriente por el organismo humano, lo cual puede causar desde un paro cardiaco, respiratorio, heridas severas, grandes quemaduras, hasta la muerte.

«Otra de las consecuencias puede ser un shock eléctrico, en el cual se provoca una debilidad corporal, derivada de la pérdida de fluidos corporales circulantes, como el plasma, además de intenso dolor o pánico», agrega la especialista.

De causas y medidas

Citar algunas de las condiciones más recurrentes que preceden a un accidente con corriente equivale a saber las medidas para sortearlo. Entre estas se hayan no tocar, pisar o apartar cables partidos o pelados cuando se encuentran en el piso o a distintas alturas, principalmente antes, durante y después del paso de eventos meteorológicos.

Podar, talar árboles o recoger sus frutos con varas u objetos metálicos, son un factor de alto riesgo pues entre las ramas pueden hallarse líneas eléctricas entrelazadas, o a poca altura. Una indolencia mayor es pasarles por encima en bicicleta, en carretón o montados sobre animales, sobre todo después de la lluvia.

Principalmente en los núcleos urbanos, para realizar labores de encofre, desencofre, encabillado de placas o el mantenimiento de fachadas, deberemos antes percatarnos de que no estén cerca o debajo del tendido eléctrico. Mas no solo cuando se acometen construcciones de este tipo: fabricar un palomar, o intentar subir o bajar antenas de televisión sin tomar las debidas precauciones también han tenido nefastos desenlaces.

Un caso típico entre los niños resulta cuando estos empinan papalotes con hilos de cobre o con el cordel mojado, pues en algún momento pueden hacer contacto con las líneas eléctricas.

Dentro de nuestras propias casas, manipular, reparar o limpiar equipos electrodomésticos sin desconectarlos de la red, con el piso mojado, estando sin zapatos, o sin poseer los conocimientos requeridos, ha sido motivo de accidentes.

Algunos hechos han tenido lugar incluso al tender ropa mojada o seca encima de los cables tensores de los postes, acometidas o en techos cercanos a los tendidos.

En las zonas rurales, se debe evitar contactar con las cercas perimetrales con conexiones eléctricas de seguridad u otros métodos para proteger pertenencias. En general debemos evitar acercarnos, subirnos, colgar objetos, amarrar animales, o hacer otras acciones en los cables tensores de las columnas de hormigón o postes de maderas pertenecientes al Sistema Electroenergético Nacional.

La existencia de «tendederas» ilegales y fuera de normas técnicas, las cuales convergen en ocasiones con las instalaciones hidráulicas, aumentan los riesgos de un accidente por electrocución.

No arriesgar es evitar

«Aunque los barrio-debates en las comunidades se realizarán a todo el año, nuestro propósito es incrementarlos durante el período del verano, pues se enmarca además en las vacaciones y, en el caso de los menores, es cuando también pueden alejarse más de la vista de los padres, al realizar excursiones al campo o a la playa», reflexionó Migdalia.

No obstante, entre las principales causas de los accidentes eléctricos también suelen figurar las de tipo organizativo, como la insuficiente información y preparación en el tema de la población, y el no uso de los medios de protección y otras actitudes negligentes de los trabajadores de la empresa.

En todos los casos —sentencia la especialista—: consultar, solicitar ayuda especializada, o sencillamente no arriesgar, son algunas de las medidas más prácticas para evitar este tipo de accidentes, que nos pueden sorprender en los lugares más insospechados, pero siempre... donde existen redes eléctricas.

Conexión mundial

Los ministros de Energía y Ambiente de la Unión Europea (UE) revisaron su meta de uso de biocombustibles debido a las nuevas evidencias que atribuyen a su producción, en parte, la carestía mundial de alimentos.

La UE declaró el año pasado su objetivo de elevar a diez por ciento la cuota de biocombustibles que se utilizarán en el transporte para 2010, en el marco del plan de la Comisión Europea para reducir en un 20 por ciento las emisiones de gases de efecto invernadero para 2020. El viceministro alemán de Tecnología y Energía, Jochen Oman, dijo luego de una reunión de ministros del bloque, celebrada a comienzos de este mes, que esa comunidad había «descubierto» que las directivas de la Comisión hablaban de «fuentes renovables», no solo de biocombustibles.

Evidencias científicas indican que los agrocombustibles no son tan verdes como se pensaba y subrayan su responsabilidad en la escasez y el encarecimiento de los alimentos. El Banco Mundial calculó que la producción de biocarburantes es responsable del 75 por ciento de la inflación alimentaria. La UE también prestó atención al informe El Panorama Agrícola 2007-2016, elaborado en conjunto por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), integrada por 30 naciones ricas, y la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).

El estudio indica que la presión sobre los precios de los alimentos puede ser o bien directa, a través de la creciente demanda y los cambios en los patrones de consumo, o bien indirecta, por usos alternativos de cultivos alimentarios como insumos para combustibles.

Todo ello «ha conducido a precios internos más altos», añade. La UE admitió, sobre la base del informe de la OCDE y la FAO, que «el crecimiento de los mercados de biocombustibles se traduce en el fuerte incremento de la demanda de productos alimentarios».

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