Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Ahora un golpe de encanto

Baracoa empieza a renacer sobre los escombros esparcidos con saña Imágenes de los estragos del huracán Ike en territorio cubano Vea la cobertura completa sobre Ike  

Autor:

Lisván Lescaille Durand

BARACOA, Guantánamo.— Contemplada desde el aire, la Primada de Cuba muestra de un solo golpe todos los epítetos que le dispensan quienes la conocen. Aún sangrando por las heridas que le causaron Ike y el mar de leva de marzo pasado, la ciudad empieza a renacer sobre sus escombros.

Con los días, la Baracoa de inigualables paisajes descubre nuevos encantos. Tal vez el último sea la capacidad de sus 82 000 habitantes para reponerse del contundente mazazo sobre el litoral, propinado por las embestidas marinas.

Fe de ello damos quienes vivimos las horas que siguieron al oleaje, capitalizadas por el drama de ver desplomarse completamente 861 viviendas y otras miles (7 257 en total), afectadas parcialmente.

Pero aquel minuto de lamentos y desesperación es historia. Desde un helicóptero de las FAR el hormigueo humano se hace más notorio, mientras empieza a cambiar el panorama.

Por un lado, la firmeza de baracoenses como Mario Torres que, con un pedazo de tabla para remendar las escaleras de su edificio, arenga: «No hay tiempo que perder en lamentos, todos unidos resolvemos un grupo de problemas». Mientras, otros se suman al empuje solidario de decenas de hombres, de disímiles organismos, volcados a la tarea recuperativa.

Ya sean de las FAR, el MININT, del Ministerio de la Construcción, la Organización Básica Eléctrica, de ETECSA u otras, a los aludidos por la prensa se les escucha irremediablemente esta convicción: Estaremos aquí hasta que Baracoa quede como antes. «Todos podemos más que cualquier ciclón; de día y de noche, daremos metralla a estos escombros», dice el mayor Alexander Laffita Ulloa, jefe de una agrupación de tropas de las FAR.

La recuperación es palpable ya en las toneladas de escombros desaparecidos de la vía, demoliciones completadas, saneamiento de las casas, la electricidad que retorna casi al ciento por ciento de los hogares, centros de evacuación con garantías suficientes para quienes demora la solución de su problema habitacional, casi listo el reinicio del curso escolar, dos escuelas participando en la recogida de café en el vecino Maisí...

Ese aporte es vital para resarcir las pérdidas del grano exportable, que allí fueron de 144 000 latas, las cuales se unen a las 300 000 desgranadas en los cafetales de los territorios más azotados por la lluvia y los vientos de Ike.

Los materiales de construcción que llegan desde las primeras horas del desastre se distribuyen a los afectados, lo cual propicia que unas 50 viviendas acojan de nuevo a sus moradores y otras 344 familias tengan en las manos el recurso para alistar las suyas.

El primer secretario del Partido en la provincia, Luis Torres Iríbar, acompañado del general de brigada Rafael Borjas Ortegas, jefe de la Región Militar de Guantánamo, ratificaba: «Nadie quedará desamparado. La paciencia que pedimos no significa sentarse a esperar la ayuda del país, sino recuperar todo lo que se pueda en cada casa, como un paliativo a los enormes gastos que la nación hace para resolver los problemas».

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