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Reciben jóvenes pinareños reconocimiento Colectivo juvenil campesino destacado

Estos jóvenes hicieron posible que su CPA, próxima a cumplir 30 años, sea rentable desde su fundación, excepto el pasado año, durante el cual quedó prácticamente arrasada por los meteoros

Autor:

Zenia Regalado

BAHÍA HONDA, Pinar del Río.— Después del empinado ascenso por las montañas de este municipio cualquier visitante recibe varias lecciones. Una: el trabajo no mata.

Entre chistes surgen en medio del campo historias de vida y azúcar, como las de las parejas de Nicasio y Celia y Yordanka y Jesús.

Los segundos sufrieron el derrumbe total de su vivienda durante los huracanes, y los primeros, daños parciales; pero están allí, en la CPA Camilo Cienfuegos, cada uno con una trayectoria laboral de altos quilates.

Celia y Yordanka cortan caña a la par de los hombres, aunque Jesús bromea y les dice: «Recuerden que en la zafra finalizada yo fui quien más cortó».

Nicasio, el jefe de la Brigada Antonio Maceo, no le quita la razón. Asiente con la cabeza y agrega: «No hay quien le ponga el pie delante en el corte, aunque otros más jóvenes le siguen de cerca, como Gabriel Díaz Valdés y Felipe Lien».

Jóvenes como ellos dos hicieron posible que la CPA recibiera el reconocimiento nacional de Colectivo juvenil campesino destacado.

Vuelve a tomar la palabra Nicasio: «De los 48 integrantes de la Antonio Maceo —la mejor de la provincia en corte en la pasada campaña— un número significativo son jóvenes y se pegan fuerte al trabajo.

«Sergio Fuentes, secretario de la UJC en este centro, es operador de un tractor de tiro de caña y fue también el mejor de la CPA; y Yanet González, especialista en medios de rotación, tiene dos niños pequeños, pero en su área “apaga todos los fuegos” que se presenten: lo mismo cubre en la caja que en el área de personal y estudia en la universidad», afirma Nicasio.

Yanet, de 31 años, recibió hace un mes la distinción de Vanguardia Juvenil Campesina que otorga el Buró Nacional de la UJC. Su colectivo la había propuesto por la disposición que la caracteriza, lo cual la hace multifacética, pero ella prefiere hablar de sus compañeros:

«Aquí hay jóvenes muy buenos, que trabajan a cualquier hora y en cualquier circunstancia. Desde hace unas semanas hay dificultades con el petróleo y caminan hasta seis kilómetros y más diariamente para trabajar en la limpia de caña».

GABRIEL

Muy adelantado en un surco descabezando yerbas va Gabriel, ensimismado en lo suyo. Está peleado con las palabras y para entrevistarlo hizo falta la ayuda de varios de sus compañeros.

Solo así supimos que fue tres años Vanguardia Nacional, que tiene 35 años y que desde los 17 trabaja en la cooperativa.

Algo queda más que claro: en la Bigada Antonio Maceo no hay vagos matadores de majá. El código para integrarla lleva la firma del sudor, y a veces uno que otro traguito, ancestral costumbre asentada entre las cañas.

EL MILAGRO SON ELLOS

Personas como ellos hacen posible que esta CPA, que cumplirá 30 años en 2010, sea rentable desde su fundación, excepto el pasado año, durante el cual quedó prácticamente arrasada por los meteoros. José Antonio Espinosa (Ñico), el presidente, recuerda que perdieron más de un millón de pesos por ello.

Los ciclones destruyeron las cochiqueras, las naves con gallinas y todo, el comedor, el ranchón, los cultivos... por lo que hubo que trabajar muy duro para volver a levantarse.

Esta CPA abarca 80 caballerías, y aunque su objeto social es la caña —es una de las 15 mejores de su tipo en el país y promedia unas 90 000 arrobas— ha diversificado sus producciones. Tiene 400 reses y suministra diariamente leche a dos bodegas de la comunidad.

Poseen además 30 toros estabulados, 700 carneros para iniciar la ceba de ellos, una cochiquera con más de 300 cerdos y un plan de entrega al Estado de diez toneladas de carne al año, el resto se reparte a los trabajadores en dos entregas anuales.

También la CPA efectúa dos siembras de arroz para el acopio, de unos 3 600 quintales destinados al comedor y las familias de los trabajadores.

Cuatro organopónicos de media hectárea cada uno les permiten abastecerse de hortalizas. Siembran también otros cultivos como yuca, que transportan en carros tirados por animales hasta un punto de venta ubicado dentro del área de la CPA.

Una dificultad planteada en diversos escenarios es que  hace más de 20 años no se construyen nuevas casas allí y de los socios fundadores solo quedan unos seis. Una buena parte de la actual fuerza laboral tiene problemas de vivienda y estaría dispuesta a construir su propia morada, como aseveró Jesús, el mejor machetero en la pasada zafra.

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