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Réquiem por el «naranjo del patio»

La recuperación del cítrico en la Isla de la Juventud atraviesa, en lo subjetivo, a la cultura y la identidad pineras, y en lo objetivo pasa por contar con una fuerza de trabajo calificada

Autor:

Roberto Díaz Martorell

NUEVA GERONA, Isla de la Juventud.— Anita respira hondo y cierra los ojos antes de responder que sería muy feliz si volviera a degustar uno de aquellos jugos de toronja fríos que vendían en la Isla de la Juventud.

El recuerdo se conecta con la visión nostálgica de los extensos campos de cítricos, en los que, además, dejó su sudor, algo de piel por los arañazos, y mucha de su fuerza juvenil cuando era estudiante de Secundaria y Preuniversitario. «En la Isla cualquiera conocía de cítrico; era parte de nuestra cultura», dijo.

Su vivencia se remonta a la década de los 80, cuando la toronja era el principal rubro exportable en este territorio —hasta 150 000 toneladas en una cosecha, según consta en la Monografía Pinera— y que tuvo entre sus más fervientes cultivadores a los alumnos de las enseñanzas media y media superior, tanto cubanos como extranjeros.

Es por eso que la recuperación del cítrico en este Municipio Especial —y que incluye también a la lima persa— es un asunto que atraviesa en lo subjetivo hasta la cultura e identidad del terruño, y en lo objetivo pasa por poder contar con una fuerza de trabajo calificada y así lograr un uso óptimo de los recursos. JR se acerca a la historia y realidad de ese programa, que hoy se pretende rescatar aquí.

Un poco de historia

La toronja pinera, introducida en la entonces Isla de Pinos a inicios del siglo pasado por colonos de Estados Unidos, tenía el privilegio de ser la primera en entrar al mercado internacional, antes que la de otros productores del área.

El máster en Ciencias Juan Amador, jubilado con más de cuatro décadas dedicadas a ese cultivo, recordó que en este territorio se sembraron, desde 1968 hasta 1997, más de 19 000 hectáreas y que el  mayor rendimiento data del año 1988 con 20 toneladas por hectárea como promedio.

Con la caída del campo socialista y la pérdida del mercado europeo a inicios de los 90, este rubro se descapitalizó y surgieron los problemas de gestión de los recursos para el mantenimiento del cítrico. Además, pesaron los efectos negativos a las plantaciones que dejaban los huracanes, cuyos fuertes vientos arruinaron lotes enteros, tragedia a la que se sumó una tempestad mayor: el huanglongbing (HLB), una enfermedad que arrasa con este tipo de cultivo.

Juan Amador, en su tesis Distribución y daños del HLB (Candidatus Liberibacter asiaticus) en el naranjo Valencia Criolla de la Isla de la Juventud, confirmó que Cuba reportó a la Red Interamericana de Citricultura y a la FAO la presencia del insecto en 2007. La  Isla fue totalmente afectada y los pineros vieron desaparecer el cítrico y, con este, una cultura de más de 40 años.

Reinicio

Hoy la nueva estrategia, en la que se aplica una tecnología eficiente en el manejo de plagas y de bioseguridad, pretende rescatar la toronja con mayor calidad, aunque en menor cantidad.

El programa citrícola incluido en el Plan de Desarrollo Integral del Gobierno en la Isla de la Juventud deberá rendir sus primeros frutos en el año 2020, cuando se pretende tener unas 2 000 hectáreas sembradas.

Hasta la fecha se registra la siembra de las primeras 22 hectáreas de las 175 previstas en el Plan de Desarrollo Integral para 2013, un paso vital para iniciar la recuperación de este cultivo en la Isla de la Juventud identificada durante más de cuatro décadas por ese ícono.

En el afán de conservar las tradiciones y preservar la identidad, para la siembra actual se utilizaron patrones (plantas jóvenes) con gran adaptabilidad a la diversidad de los suelos y resistentes a las principales enfermedades que atacan a los cítricos, según refirió Gerardo Trocones, especialista de la Empresa Agroindustrial pinera.

«Estamos intercalando la siembra del cítrico con guayaba; esta última sirve además como repelente a la Diaphorina citri, vector transmisor del HLB», explicó.

Magalis Zaldívar, directora de Sanidad vegetal de la empresa de la Agricultura, aseguró que para evitar la afectación por plagas que existan en áreas circundantes, «en el territorio se aplica una protección fitosanitaria que incluye fumigación y tratamiento con plaguicidas y medios biológicos».

Por su parte, Roberto Viamontes, director técnico de la referida entidad, informó que el ciclo de producción será de 12 a 15 años; «una vez culminado ese período se demuele y se rotan los suelos», comentó, y manifestó la necesidad de capacitar a la nueva fuerza laboral.

El investigador Juan Amador acotó que la recuperación de ese rubro se realiza hoy en un contexto difícil, porque el cítrico es un cultivo muy costoso y se necesita preparación para asumirlo.

«Antes los trabajadores estaban motivados, existía el conocimiento y la estructura de empresa todavía funcionaba; hoy no se cuenta con todo el personal calificado (ingenieros) y de ese conocimiento dependerá el éxito en el cumplimiento del programa», comentó.

Pero agregó que para este cultivo existen literatura e investigaciones científicas. «Ahora hay que retomarlas y transmitir esos conocimientos a las nuevas generaciones, las cuales tienen hoy un obstáculo con la pérdida de la cultura productiva», dijo.

Roberto Viamontes explicó que «la fuerza laboral en la empresa es reducida (no llegan a 20) y optamos por ubicar a los más capacitados (técnicos y operarios agrícolas) en las áreas de desarrollo, pero tenemos que rescatar el capital humano y adiestrarlo; pretendemos realizar talleres y seminarios, y como colofón crear una comunidad citrícola en el área donde está enclavada la plantación».

El decano de la Facultad de Ciencias Técnicas de la Universidad pinera, Ulises Vecino, aclaró a este reportero que todavía no se ha gestionado ninguna acción de superación con esa entidad para la superación del personal.

Explicó que hasta 2007, cuando empezó la desaparición del cítrico en la Isla de la Juventud, se realizaron en esa casa de altos estudios tesis de pregrado, maestrías y doctorados en torno a ese cultivo.

«Al desaparecer el cítrico de los planes económicos locales, se desvaneció también esa cultura; sin embargo, es hoy un escenario que tenemos que retomar y la Universidad está en la mayor disposición de capacitar y facilitar la gestión del conocimiento a la empresa», comentó.

Estrategia por dentro

Meisel Herrera es clave en la estrategia que aplica la Empresa Agroindustrial en la Isla de la Juventud, ya que dirige la brigada de 17 trabajadores que laboran en el vivero, donde se garantiza la planta para la siembra.

«Este vivero tiene capacidad para unas 42 000 plantas y hoy ya están en proceso de injerto unas 28 000, que respaldan el plan de siembra de este año, el cual requiere de unas 61 250 plantas en 175 hectáreas», informó.

Martha Rosabal, obrera especializada en agropecuaria, explicó que hoy trabajan los patrones Citrange Corrizo, traídos de Jagüey Grande, Matanzas, «ya que son más resistentes a plagas y hongos; aquí les aplicamos tecnología de avanzada, con fertilizantes y fumigación según lo requieran.

«Desde el mes de febrero se encuentran aquí estos patrones. Para iniciar el injerto se debe esperar unos cuatro meses, hasta que la planta alcance un grosor de diez centímetros; entonces el proceso de desarrollo dura de 12 a 14 meses de manera óptima, aunque puede adelantarse según el patrón», dijo.

Las posturas se alinean uniformes, sanas, variadas… Todo habla a favor del cuidado y esmero con que Meisel y su tropa trabajan para hacer sostenible el proyecto.

Los especialistas refieren que en la Isla de la Juventud se garantizan las yemas para la continuidad del programa y se prevé la construcción de otros dos espacios para viveros, que garantizarán el cumplimiento de los compromisos de siembra incluidos en el Plan de Desarrollo Integral.

Tanto Gerardo Trocones como Roberto Viamontes aseguran que el plan de siembra total previsto para 2013 se cumplirá en el segundo semestre, ya que existen las posturas.

El subdelegado Roberto Menéndez confirmó, sin embargo, que hasta que no se concluya la construcción de otros dos viveros en áreas de la industria no se podrá iniciar la siembra de las posturas del plan del 2014, proyecto que deberá acometerse este año.

Mientras tanto Anita, como la mayoría de los pineros, agradece la iniciativa de recuperar el cítrico en la Isla de la Juventud y espera para ese entonces hacer realidad el deseo de poder saborear de nuevo un rico jugo de toronja.

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