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El añejo problema con las «íntimas»

Un paquete de almohadillas sanitarias no es suficiente para suplir la necesidad higiénica básica de las mujeres en edad fértil. La calidad del producto también es un tema pendiente

 

Autor:

Iviani Padín Geroy

Todas las mujeres cubanas en edad fértil tenemos derecho a un paquete de almohadillas sanitarias al mes por un monto de 1,20 pesos en moneda nacional. Puede que sea nuestro país el único en el mundo que otorgue a las mujeres la posibilidad de obtener este producto en las farmacias de manera normada, y para ello el Estado eroga considerables sumas de dinero.

Sin embargo, que las «íntimas», como popularmente se les conoce, sean insumos subsidiados por el Estado solo soluciona de forma parcial una necesidad higiénica básica, que no entiende de atrasos productivos o maquinarias obsoletas.

Es por ello que JR vuelve sobre uno de los temas que la prensa nacional ha abordado con insistencia en los últimos años, y en el que una y otra vez se repiten las mismas quejas por parte de la población implicada.

Diez no alcanzan

«Ahora me están dando las íntimas de septiembre, según las farmacéuticas porque han llegado hasta la octava vuelta y serán las últimas que se darán este año», dice Odalis González, de 25 años.

Odalis, como muchas otras cubanas, se ha visto en la necesidad de comprar las almohadillas sanitarias en el mercado negro, «por la izquierda», como dice Marta Valdés, de 34 años, quien asegura que los revendedores siempre tienen el producto en la mano y que disponen los precios en dependencia de la demanda. «En tiempos normales a diez pesos y cuando hay crisis de 15 a 20 pesos en moneda nacional», puntualiza.

Aún con esta alteración, las almohadillas Mariposa continúan siendo la primera opción para quienes no pueden pagarlas en las tiendas recaudadoras de divisa, donde se comercializan a partir de 1 cuc.

«En la casa somos mis dos hijas y yo, y las tres tenemos abundante flujo menstrual, por lo que necesitamos al mes de tres a cuatro paquetes además de los que se nos asignan. Las compramos cerca de la farmacia a un señor que siempre las vende a diez pesos, porque mi salario no alcanza para obtenerlas por divisa», comenta Yuniet Medina, de Centro Habana.

Danay Zaldívar, del Cerro, también prefiere comprarlas de esta manera «más económica», y nunca le faltan, según dice, porque quien se las vende tiene «aunque la fábrica pare tres meses».

Los paquetes de almohadillas Mariposa, no solo se adquieren a sobreprecio en las calles, sino también en las farmacias, asegura Dayana Montejo, de 22 años. «Cuando vas muchas veces te dicen que no hay, que la fábrica está rota o que no hay cómo trasportarlas, pero si les pides de favor que te resuelvan, el paquete aparece al momento, claro está, a diez o 15 pesos».

A María Luisa Ortega, del mismo municipio, tampoco le alcanzan las diez íntimas que debe contener el paquete. «En ocasiones contienen ocho o nueve unidades, también he encontrado algunos con 11; sin embargo, no creo que este sea un gran problema, porque en ninguno de los casos son suficientes, ni siquiera para mujeres que como yo tienen un flujo discreto que dura aproximadamente tres días», destaca.

El panorama del tema de las íntimas evidencia no pocas complejidades públicas. Más allá de los matices y las historias, el mercado negro no debe ser la solución para adquirir el demandado producto.

¿Qué dice la ciencia?

El criterio de los especialistas respecto a la menarquía y a la frecuencia con que deben cambiarse las almohadillas, justifica la preocupación con que las cubanas arribamos a un período que por sí solo ya es complejo.

Así lo expresa la doctora Arelis León Rodríguez, especialista del Hospital Docente Ginecobstétrico América Arias, quien recomienda el cambio cada cuatro horas, es decir, seis almohadillas por día durante un sangrado normal.

«La sangre al ponerse en contacto con el oxígeno comienza a desprender mal olor; además, utilizar una almohadilla por más tiempo del indicado puede exponernos a contraer gérmenes y bacterias, ya que la sangre también es un excelente medio de cultivo», explica.

La menarquía puede comenzar desde los diez años y tiende a desaparecer antes de los 55. Por eso esta es la etapa en que se distribuyen las almohadillas normadas; sin embargo, se trata de un proceso biológico que se manifiesta de diferentes formas en cada organismo, por lo que los flujos no tienen ni la misma regularidad ni la misma abundancia.

Entonces, haciendo algunas cuentas, se entiende que para un flujo menstrual de tres días se necesitan 18 unidades y para uno de siete días 42 unidades. Definitivamente, la etapa fértil se convierte en una verdadera tragedia para las mujeres, quienes nos vemos obligadas a incumplir las normas sanitarias que indican los especialistas para que las almohadillas alcancen unos días más.

¿Y la calidad?

«Pésima. A mi hija de 15 años tengo que comprárselas en las tiendas por divisa porque las que dan en la farmacia hacen rozaduras y como absorben poco se mancha con frecuencia. Es un sacrificio comprarlas a 1 cuc o más porque mi salario es de 350 pesos en moneda nacional,  y eso es para todos los gastos de la casa», dice Maribel Fuentes, de La Habana Vieja. 

La falta de pegamento o el exceso de este en el cuerpo de la almohadilla es otra de las quejas que se repiten. «El pegamento, cuando está, no es en el lugar que debería, y eso es muy incómodo a la hora de usarla porque se corre constantemente y puede ocasionarnos un bochorno público», advierte Yenisey Yera, de Bauta.

Desde 2007 se comercializan almohadillas extrafinas con y sin alas; sin embargo, el cambio no ha sido aceptado por todas las mujeres. Amarilis Verdecia, de San Miguel del Padrón, siente que aunque en ocasiones se ha explicado que estas íntimas tienen mayor absorción que las anteriores, no es así, y que para estar segura debe utilizar más de una al mismo tiempo.

Yadira Ariosa, del Cerro, concuerda con la mala calidad del producto en general, pero opina que las almohadillas extrafinas son más cómodas que las de mayor grosor. 

Mariposa según Mathisa

El 15 de diciembre de 2017 Emma Hernández Ibarra, directora general de la Empresa Nacional de Materiales Higiénico-Sanitarios Mathisa— única productora de almohadillas sanitarias en el país—, respondió en el diario Granma a una queja emitida por Yudania Roche Sánchez, quien reclamaba por la mala calidad de estas.

En la publicación, la directiva explica que Mathisa cuenta con tecnología de 2004 que le permite la producción de almohadillas con y sin alas, estas últimas con destino fundamentalmente a las tiendas recaudadoras de divisas.

Asimismo, refiere que la decisión de producir «almohadillas sin alas con destino a las farmacias responde a dificultades tecnológicas en líneas productoras del surtido».

En busca de más respuestas, JR conversó con Emma Hernández Ibarra y otros directivos de la empresa. Tal y como se explica en la publicación referida, la almohadilla Mariposa superfina intenta ofrecer mayor confort debido a su menor grosor y a un núcleo superabsorbente más compacto encargado de gelatinizar el fluido menstrual.

Aclara, además, que estas almohadillas están concebidas para un flujo normal y un tiempo de duración de aproximadamente tres horas en uso.

«La producción depende de la capacidad que tenemos hoy, es decir, un ritmo de 300 unidades por minuto con un sistema de envase manual, lo que nos permite producir al mes de 3,6 a 3,8 millones de paquetes y no más», señala.

Estas cifras coinciden con la población fértil femenina de la Isla, por lo que solo es posible garantizar un paquete a cada mujer.

Según Hernández Ibarra, en 2017 la producción de almohadillas en las tres fábricas del país —una en la capital, que abastece a la región occidental; una en Sancti Spíritus, encargada del centro del país, y otra en Bayamo, para el suministro en oriente—, se vio afectada por la ausencia en Cuba de materias primas imprescindibles.

«De las diez materias primas que se necesitan para la confección, ocho son importadas de países como España, Italia y China, y solo el material de envase y embalaje se obtiene en el mercado interno», apunta.

Debido al déficit de los productos importados, Mathisa, a su vez, incumplió el plan anual de 2017 en un diez por ciento, y aunque logró disminuir las afectaciones con la distribución de toda la reserva de los almacenes, será imposible para la empresa recuperar la producción de los meses en que las fábricas estuvieron detenidas. «No tenemos capacidad para producir mensualmente lo necesario y además solventar el atraso».

Atendiendo a esta limitación, la Empresa Nacional de Materiales Higiénico-Sanitarios comenzará un nuevo ciclo en 2018, lo que significa que las mujeres censadas a partir del presente mes obtendrán las almohadillas de este año, pero no las que quedaron pendientes en 2017 explicó la Directora General de Mathisa.

 Yaimara Díaz Placeres, directora de la UEB Almohadillas Mariposa Habana, explicó que además de la maquinaria con muchos años de uso, la fluctuación de personal también interfiere con la calidad del proceso, ya que la revisión de la calidad y el envase se hacen manualmente, por lo que, debido a errores humanos, generalmente de personal con poca experiencia, se comercializan paquetes defectuosos. 

Además de la Mariposa, Mireyda Feris Tamayo, directora adjunta de Mathisa, explicó que la empresa produce una discreta cantidad de la marca Pétalos; el resto de las almohadillas que se comercializan en Cuba son importadas.

Las preocupaciones que las mujeres plantean con respecto a las almohadillas sanitarias parecen acumularse, y para ellas aún no existen soluciones definitivas, al menos en los próximos meses, durante los cuales solo queda esperar que no existan problemas en la producción o transportación de los paquetes Mariposa, y así, al menos, obtener las 120 unidades que nos corresponden anualmente.

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