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Museo vivo de la flora cubana (+Fotos)

Naturaleza y tecnología dan nuevos frutos en la red de jardines botánicos cubanos. El público también es parte de esos ecosistemas y debe protegerlos 

Autores:

Mileyda Menéndez Dávila
Jorge Sánchez

Un jardín botánico es un museo vivo, un espacio para reverenciar la naturaleza. Su hermosura y utilidad dependen tanto de quienes lo conservan como del público que visita sus predios y disfruta sus múltiples bondades.

En Cuba funciona una red de 13 jardines, ocho de ellos ya clasificados según parámetros internacionales; otros en fase de certificación, como el Parque Botánico de Camagüey, y lugares emblemáticos como la Quinta de los Molinos, el Jardín de los Helechos y el Orquideario de Soroa.

El Jardín Botánico Nacional (JBN) es el faro metodológico de esa red. La educación ambiental, la conservación fuera de su área de especies endémicas amenazadas y la formación de capital humano con destrezas y sensibilidad para la horticultura paisajística, son algunas de sus misiones esenciales.

Aunque se asienta en las afueras de la urbe, pertenece a la Universidad de La Habana. En sus predios imparte clases la Facultad de Biología, y también vienen estudiantes de Diseño, Artes Plásticas y Audiovisuales a apreciar las plantas y cotejar su obra con imágenes de la biblioteca de Botánica, única de su tipo en el país abierta al público general.

De otras naciones llegan también amantes de esa ciencia a consultar el Herbolario, uno de los más importantes del Caribe, sobre todo después de una inversión tecnológica que lo coloca a la altura de los mejores equipados en el mundo.

Nuevos laboratorios, un área para el profesorado y el acabado de la cerca perimetral son otras piezas claves en esta etapa de crecimiento del parque, pero lo más visible es el rescate del Jardín japonés, cuyo cercano restreno se dedicará al aniversario 500 de la ciudad.

El proceso tomó nueve años. El mayor desafío fue sellar con arcilla y manta impermeabilizante el fondo del lago (una hectárea). Tomará otro año que la vegetación complete la obra, pero ya el cambio impresiona, sobre todo porque esta vez se trabajó solo con fondos propios, no con donaciones.

El Máster en Administración Pública Carlos Manuel Pérez Cuevas, actual director del JBN, recalcó que la mejoría en infraestructura de la red de jardines parte de un programa gubernamental que arrancó en 2010, y cada mes se chequean los recursos financieros y materiales al más alto nivel.

El JBN es una unidad presupuestada, pero sus ingresos hoy compensan sus gastos corrientes. Sobre raíces bien sólidas, el centro proyecta nuevas ramas que lo posicionen como antesala del turismo ecológico y de aventura en Cuba, teniendo en cuenta que en sus 600 hectáreas se exponen todos los posibles escenarios naturales del país.

Turismo ecorresponsable

Naturaleza y tecnología dan nuevos frutos en la red de jardines botánicos cubanos.

En la última Feria Internacional de Turismo celebrada en el país, se supo que el JBN ocupa el lugar 50 entre las opciones extrahoteleras más atractivas de la Isla. Por su colorido y armonía es muy demandado para celebrar eventos familiares y sociales: bodas, cumpleaños, defensas de tesis, talleres científicos, presentaciones de productos, grabaciones…

El récord de visitantes este año fue de poco más de 1 500 en un día. «No queremos masividad. El impacto de las visitas no puede amenazar el equilibrio del recinto. Al Jardín debe venir el público que valora esta paz; los demás servicios son complementarios», puntualiza Pérez Cuevas. 

En 35 años, es indiscutible la popularidad del Palmetum (colección de palmas) y los pabellones umbrosos, cuyo diseño arquitectónico es un guiño al danzón cubano en sus tres ritmos: recto (área de cactáceas y otras suculentas), sinuoso (vegetación de premontaña) y montuno (especies típicas por encima de los 60 metros de altitud).

Además del tradicional senderismo, la escucha y observación de aves es otro gran atractivo. Por eso está regulado el límite de decibeles para la música. Recientemente sumaron un parque infantil de madera junto a la cremería, que tendrá un laberinto vegetal, por ahora en fomento.

Tras esos servicios hay también una vocación ambientalista, puntualiza el Máster Alejandro Palmarola, jefe del Grupo de Conservación del JBN y presidente de la Sociedad Cubana de Botánica, quien incluye en el concepto de museo vivo no solo a las 7 500 especies de la flora que atesoran, sino también la fauna que la habita, el público que lo recorre y 300 trabajadores que interactúan con ese ecosistema, de los cuales casi un tercio están aquí desde que comenzó la construcción en 1968 o desde la apertura al público en 1984.

Lo único que exigen a cambio de disfrutar sus maravillas es protegerlas. Las mascotas no están prohibidas, siempre que sus dueños se hagan responsables para que no molesten a otras personas ni perturben el lugar. Es vital no dejar residuos a la intemperie, ni siquiera orgánicos (cada zona tiene valores agroquímicos y de control fitosanitario específicos); no cazar animales ni partir ramas o arrancar flores, no contaminar las aguas y sobre todo no llevarse las plantas, por muy comunes o raras que parezcan.

«Este es un centro científico y se respetan las condiciones y ciclos naturales de cada ser vivo, por su contribución al equilibrio del entorno», precisa Palmarola. Las especies están en un sitio con un propósito y en cantidades reguladas. Las plantas que se venden en la tienda reciben tratamiento especial y tienen etapas para ser extraídas sin perjudicarlas a ellas o al ecosistema.

Muchas especies que en el Jardín crecen saludables están amenazadas en su entorno natural. Foto: David Gómez Ávila.

Reserva en la reserva

El lago del Jardín Japonés fue cubierto con mantas impermeabilizantes en su fondo. Foto tomada con drone, sitio  Naturaleza Secreta de Cuba.

El JBN es un espacio para cultivar la espiritualidad y sintonizar con la naturaleza. Sus instalaciones abren de miércoles a domingo entre 9:00 a.m. y 5:00 p.m. Se pueden reservar visitas guiadas los lunes y martes, previa coordinación con la Subdirección de Educación Ambiental y Recreación, a cargo del máster Julio Martínez, a través del teléfono 7697-9364. 

Todas sus áreas se pueden transitar a pie o en trencitos tirados por un tractor. Quienes se animan a pedalear hasta este enclave del sureño municipio de Arroyo Naranjo pueden recorrer el parque en bicicleta y extasiarse con la nueva pista de mountain bike (ciclismo de montaña).

Los visitantes agradecerán mucho el rescate del organopónico para garantizar parte de la oferta gastronómica, sobre todo la del ecorrestaurante El Bambú, que será mixto a partir de su reinauguración, con una oferta habitual de comida criolla que alternará con su afamada mesa vegetariana, reservable para grupos de hasta 50 personas a través del número 7643-7678.

Katira Pastor, subdirectora de Gastronomía, condujo al equipo de JR a la residencia El Jardín (hasta 28 huéspedes) y al acogedor centro de eventos, con dos salones climatizados (para 50 y cien personas). También nos mostró el restaurante El Yarey, cuya lejanía del trasiego habitual lo hace perfecto para organizar retiros, jornadas de meditación o simplemente desconectar del estrés, respirando aire puro y escuchando el sonido del viento entre las palmas vecinas. 

Bien planificada y con mirada integradora, la tecnología no riñe con la naturaleza, afirma Cuevas, y habla con pasión de acciones en desarrollo: otro módulo para docencia e investigación, un Joven Club, mejoras en la cobertura celular, instalaciones recreativas de estilo ecológico…

El mayor reto es la estabilidad del transporte para llegar o volver a la ciudad, pero toca al Gobierno capitalino analizar opciones que no desamparen al JBN cuando la vecina Expocuba cierre sus puertas entre septiembre y octubre próximos.

El JBN reproduce todos los escenarios de la flora cubana.

Los pabellones y la colección de palmas gozan de gran popularidad.

Flora virtual

El JBN vela por su imagen en el mundo digital. En fase de desarrollo están las visitas virtuales mediante la web, juegos electrónicos, una multimedia y nuevas publicaciones de corte científico y popular.

Para conocer sobre sus novedades, concursos y festivales temáticos, la comunicadora del centro sugiere visitar el perfil Jardín Botánico UH en Facebook o el suyo personal, Blanca Elena Sorribes Amores.

Lago del Jardín Japonés recién recuperado. Foto tomada con drone, sitio  Naturaleza Secreta de Cuba.

Fada visita es una oportunidad de asistir a un espectáculo de la naturaleza.

El Sol naciente del Jardín Japonés. Foto tomada con drone, sitio  Naturaleza Secreta de Cuba.

Además de una vista hermosa, las plantas develan sus estrategias para sobrevivir.

 

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