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Al timón: servidores públicos

Díaz-Canel en el balance anual del Ministerio de Transporte

Autor:

René Tamayo León

La comunicación que han logrado los directivos del Ministerio de Transporte (Mitrans) con la población, en la que las informaciones sobre los problemas, soluciones, paliativos y también deficiencias, está fluyendo de forma sistemática y sin cortapisas a través de los diferentes medios y las redes sociales, no están pasando por alto para nadie.

Es cada vez más evidente el compromiso que están asumiendo sobre lo que ellos son: servidores públicos. El propio Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, lo reconocía en la clausura del balance de la gestión del Mitrans en 2019 y las perspectivas de trabajo para este año.

Terrestre, ferroviario, aéreo, naval... el transporte en la época moderna es vital —transversal— a toda la economía y la sociedad. No por gusto está entre los primeros frentes de ataque del Gobierno de EE. UU. contra Cuba.

No hay metro de tierra, de línea férrea, de aire, de mar que recorran nuestros medios, que no se esté pisando algo que el bloqueo económico, comercial y financiero no quisiera impedir.

La persecución enfermiza para que no llegue una gota de hidrocarburos al país es la más reciente línea de fuego. «Y no vamos a tener todo el combustible que necesitamos», alertaba Díaz-Canel, quien llamó a extremar las medidas de ahorro.

Nuestra disyuntiva está —señalaría— en gestionar mejor nuestro transporte, lo cual se logra, en primera instancia, desde una buena planificación, y desde la ciencia y la innovación.

El Presidente llamó a avanzar en la introducción de tecnologías menos dependientes de los combustibles fósiles, como los transportes que usan energía eléctrica y los híbridos, tanto los que emplean combustibles líquidos como los que usan gas, incluyendo el de biodigestores. Y en esto, dijo, también tenemos que desarrollar la industria nacional.

El mandatario llamó a incrementar la calidad de los servicios. No puede permitirse —señaló— que los carros estatales no se detengan en las paradas para recoger a la población; tampoco que en un ómnibus el chofer o un pasajero ponga música e imponga su gusto con estridencia y no se establezca ninguna autoridad para detener esas actitudes, que no prevalezca la actitud cívica.

Díaz-Canel también criticó la impuntualidad de los horarios en los diferentes servicios de transporte, el cobro indebido, el mal estado de las paradas, el maltrato a la población.

Sobre los trabajadores por cuenta propia que operan sus vehículos, orientó que hay que seguir trabajando, conversando, generar más comunicación con ellos, y seguir organizando esos servicios para alejarlos del desorden, de la ilegalidad.

Si se les ha reconocido como una alternativa a la transportación pública, entonces la relación con ellos, la relación Estado-privados tiene que ser en función de para lo que se crearon: el servicio a la población.

Destacó también el trabajo del sector en función de la exportación de servicios, la gestión de las cargas —en especial por ferrocarriles y la potenciación del cabotaje—, y los encadenamientos productivos con la industria nacional.

Prestó especial atención además a la accidentalidad, que aunque ha disminuido —señaló—, es doloroso escuchar que ocurrió un hecho masivo, con los costos humanos que esto trae.

En el balance, conducido por el titular del Mitrans, Eduardo Rodríguez Dávila, participaron el presidente de la Asamblea Nacional, Esteban Lazo Hernández; Ulises Guilarte de Nacimiento, secretario general de la CTC; Mercedes López Acea, miembro del Buró Político y del Secretariado del Comité Central; y los viceprimeros ministros Ricardo Cabrisas Ruiz y Jorge Luis Tapia Fonseca.

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