Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Embrujador de almas

Autor:

Idael Hidalgo Reina

José Lezama Lima definió a Martí como un misterio que nos acompaña, y Gabriela Mistral, como un embrujador de almas. El Apóstol es ese misterio que continúa acompañando a los cubanos, un misterio que se puede descifrar, que orienta y conduce a la Cuba actual.

Martí nos embruja el alma con su prosa apasionante y su verso redentor, pues escribió para su tiempo y para todos los tiempos. Su pensamiento es algo místico porque fue como un profeta, y lo que nos avizoró en el siglo XIX sigue siendo la savia y las bases que conducen el camino de esta nación.

Cuba vive hoy un momento difícil, enfrenta una epidemia que azota la humanidad y lo hace en medio de un férreo bloqueo, agravado en los últimos meses. Pero debemos sobreponernos y vencer.

Para lograrlo hay dos claves esenciales: el pensamiento martiano y la obra de Fidel, que hoy cosecha grandes logros en la ciencia, mientras el personal de Salud ha sabido poner en alto nuestra Medicina.

¿Y por qué Martí nos puede guiar en la lucha contra esta terrible enfermedad? La principal vacuna que tenemos hasta hoy es la disciplina, y Martí nos enseñó que disciplina quiere decir orden, y orden quiere decir triunfo; que la higiene va siendo ya la verdadera medicina, y con un tanto de atención cada cual puede ser un poco de médico de sí mismo.

También nos enseñaba el Apóstol que en prever está todo el arte de salvar, y que prever es vencer. Si queremos derrotar al virus y salir triunfante, tenemos que recurrir a esas prédicas martianas.

En todos los problemas y situaciones que nos ponga la vida, tenemos que ir al pensamiento martiano, porque ahí están las claves para lograr el éxito. En los momentos que vive Cuba, sabemos que nuestra fortaleza está en asumir nuestra historia, y que su escudo invulnerable se llama José Martí, como nos legó Cintio Vitier.

Esta tiene que seguir siendo una patria martiana, y su juventud tiene que ser enteramente martiana, que no traicione sus ideales. Por eso tenemos que hacer el máximo esfuerzo para que la palabra de Martí llegue a ellos con fuerza.

En su artículo Martí en la hora actual de Cuba, Cintio nos propone hacer el experimento de una formación martiana que vaya desde el círculo infantil hasta las especialidades universitarias. Era preciso (y lo es) aspirar a que cada cubano sea un martiano; por eso se preguntaba el gran escritor: ¿No es Martí suficiente vacuna contra esos venenos ambientales? ¿No es Martí capaz de hacer de cada cubano, por humilde que sea, un patriota? ¿No es capaz de inspirarle resguardo ético, amor profundo a su país, resistencia frente a la adversidad y limpieza de vida?

Ahí está la esencia del pensamiento martiano, el cubano que se forme en su ideal desde la primera edad será el que más adelante tenga todos los motivos políticos, éticos y morales para defender más a su patria, para querer más a la tierra del Maestro y será sobre todo mejor revolucionario, mejor hijo, mejor ser humano, mejor patriota; pues esta generación de jóvenes tiene que ser martiana de convicción y entender que el «hombre joven se debe a su Patria».

Pero hay que lograr que no se sientan martianos desechos, huecos y repetitivos, sino que logren interpretar su obra, que lo estudien, lo conozcan, y su imaginación vuele como un personaje de sus obras. Por eso, afirmo, debemos ser un país martiano y fidelista, y los agradecidos siempre verán en ellos el ala y la raíz de la formación cubana.

 

*Vicepresidente del Movimiento Juvenil Martiano

Comparte esta noticia

Enviar por E-mail

  • Los comentarios deben basarse en el respeto a los criterios.
  • No se admitirán ofensas, frases vulgares, ni palabras obscenas.
  • Nos reservamos el derecho de no publicar los que incumplan con las normas de este sitio.