Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Los animales necesitan de todos

La primera norma jurídica que impulsa entornos favorables para el bienestar animal ha tomado en cuenta numerosas propuestas de los ciudadanos

Autor:

Santiago Jerez Mustelier

Jorge Chelala quiere a su mascota como familia. Se le puede ver en Facebook presumiendo con cariño de su pastor alemán, o su «niño» —como lo llama—, y jocosamente algunos le comentan que «están del mismo tamaño».

El joven holguinero se declara en contra del maltrato animal, por lo que cree que el Decreto-Ley, previsto en el cronograma legislativo para este mes de febrero— debe ser de «mano dura» al proponer medidas punitivas contra quienes incurran en conductas de vejación, abandono y privación de vida a estos seres.

«Una persona cuando es maltratada puede defenderse o acusar a su agresor, pero los animales no tienen la misma oportunidad, por ello necesitamos de un documento legal que los ampare», apunta.

Así lo ratificaron a este diario también algunos jóvenes consultados vía WhatsApp. Para Roberto Frómeta, de Guantánamo, «la aprobación de una norma sobre el tema sería solo el primer paso, que no resolvería el problema en su totalidad, pero concientizaría a la población sobre la necesidad de promover espacios con mayor calidad de vida para las distintas especies de animales».

Brian Herrera, de La Habana, opina que el cuidado de los animales debe nacer de las personas, pues la aplicación de un instrumento jurídico no necesariamente incidirá de forma directa en cambios de la conducta social; de ahí que los medios de comunicación y la familia sean vitales para fomentar una cultura de salvaguardia animal entre la ciudadanía.

Como una opción para sensibilizar desde edades tempranas, Ariel Lima, de Villa Clara, coincide en que la incorporación a las asignaturas de enseñanza general de contenidos sobre las consecuencias físicas, sicológicas y afectivas del maltrato animal, puede estribar en una compresión y asimilación de patrones conductuales correctos al interactuar con ellos.

Por su parte, Isabel Rodríguez, estudiante de Derecho en la Ciudad de los Parques, considera acertado que el Minag se nutriera de la savia popular en la confección de esta norma, debido a que queda reflejado el principio de democracia participativa de nuestro sistema político.

«Pero de nada valdrá un respaldo legislativo, si no se apela al factor humano, si cada uno de nosotros no sabemos preservar nuestro medioambiente. La prevención, la conciencia y la sensibilidad serán claves para la aplicación efectiva del decreto», puntualiza.

Presagios para una ley esperada

Brian sugiere que se comercialicen a precios módicos vacunas, medicinas, juguetes y suplementos dietéticos que son imprescindibles para la salud de los animales».

Ariel, además cree que «resultaría eficaz codificar la obligatoriedad y la responsabilidad que deben tener los propietarios y tenedores con el cuidado y la sanidad animal; en tanto propone dedicar apartados al sacrificio y la eutanasia, y este último concebirlo como una medida final en caso de sufrimiento por enfermedades crónicas y degenerativas».

A Roberto Frómeta le interesa que se contemple «la construcción de refugios en los territorios, la articulación con los gobiernos locales y un llamado a la disminución de los animales callejeros y a no mirarlos como propagadores de enfermedades».

Isabel defiende la pertinencia de incorporar los conceptos de animal, su distinción entre domésticos, afectivos y los que se utilizan como fuerza de trabajo; igualmente convida a que se establezcan los órganos o instituciones encargados de velar y garantizar el cumplimiento de lo que se apruebe.

«Es preciso, reconocer y permitir la creación de organizaciones no institucionales que incentiven la política de bienestar animal con el acompañamiento, seguimiento y apoyo del Minag y el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente».

La ley no basta

Con solo escribir «Grupos Animalistas en Cuba» en la barra de búsqueda de Facebook, se nos presentan más de una veintena de comunidades en redes sociales digitales, páginas y perfiles que se dedican a promover prácticas de bienestar animal.

La mayoría de estas sociedades se articulan como redes de colaboración, y las integran jóvenes (y otros no tanto) en su gran generalidad, quienes se reconocen como pro respeto a la vida de los animales. Estos proyectos son cada vez más frecuentes y están tomando fuerza, a medida que los cubanos ganan en cultura de cuidado animal.

Hope (traducido al español como esperanza) es uno de los grupos de adopción, rescate y acogida de animales que operan con el apoyo de instituciones de la sociedad civil cubana y otros colaboradores.

Su creador y actual líder, Diego Pupo Chacón, de la carrera de Ingeniería Civil en la Universidad de Holguín, admite que «al principio fue un reto insertarse en escuelas, centros laborales y barriadas para ofrecer charlas en contra del maltrato animal».

A pesar de que llevan poco más de un año trabajando, los integrantes de este grupo han logrado rescatar a más de 150 animales. Como un complejo entramado que se comienza a tejer en el ciberespacio, pero que tiene su incidencia en la sociedad, Hope se ha propuesto conquistar los corazones tanto de animales como de mujeres, hombres y niños, desde la contribución a «adoptar nuevas costumbres» ciudadanas, como expone su lema.

«Nosotros privilegiamos desde el comienzo la presencia activa en redes sociales y la permanente relación con los medios de prensa, pues vemos en estos una oportunidad para educar en cómo generar entornos seguros para los animales, y como red de contactos para que nos avisen ante cualquier caso de maltrato o abandono a un animal», explica Diego.

Para él, la norma que se debe aprobar próximamente constituye un objetivo y no un fin. «Es loable que el Minag se percatara de la urgencia de actuar y abriera el espectro de participación con ideas y propuestas del pueblo y los grupos animalistas; ello es muestra de la confianza en la madurez y el conocimiento de las personas y las agrupaciones sobre este sensible asunto.

«Nos queda el imperativo de que se aborden con más sistematicidad en los medios de comunicación y debates nacionales todo lo relacionado con el maltrato animal, y ofrecer claves para identificarlo y evitarlo. La ley no basta cuando existen comportamientos entronizados que determinan y perpetúan actitudes nocivas. De los medios depende, en gran medida, fomentar una sociedad menos adversa hacia los animales».

Por la sensibilidad y el amor apuestan los animalistas cubanos desde diferentes espacios 

Amparo legal y humano

Para el anhelado decreto-ley de Bienestar animal se recibieron más de 2000 comentarios de la población interesada y se sostuvieron reuniones con todo aquel que tuviese inquietudes, dudas o planteamientos; a estas sesiones también asistieron líderes animalistas del país, entidades de nuestra sociedad civil y del Gobierno, que poseen implicación directa en este asunto.

Justamente, el viernes último se efectuó en la sede del Minag un encuentro con animalistas preocupados por conocer más sobre la legislación que debe promulgarse, y que se acordó postergar para febrero, en aras de registrar nuevas inquietudes y obtener un decreto con mayor consenso y legitimidad.

Los tópicos analizados, en un ambiente de respeto y entendimiento entre todas las partes —según refiere una nota publicada en el sitio web del Minag— fueron el maltrato animal, las regulaciones en la asistencia veterinaria, las sanciones contempladas para los juegos prohibidos con la intervención de animales, y las condiciones de las clínicas y consultorios veterinarios.

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