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Es un error achacarle menor efectividad a nuestras vacunas tras el aumento de los casos

La doctora Marta Ayala Ávila, directora general del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología, y Rodrigo Malmierca Díaz, ministro de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera, se refirieron a la eficacia de las vacunas cubanas y a la estrategia del país para llevarlas más allá de nuestras fronteras

Autor:

Margarita Barrios

Cada vez que surge una nueva variante del coronavirus SARS-CoV-2, la pregunta es si serán efectivas las vacunas contra esas variantes. Así comenzó su intervención Marta Ayala Ávila, directora general del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB), quien precisó que para ello se desarrolla una investigación a nivel de laboratorio que permite evaluar cómo la respuesta inmune de los individuos que están vacunados puede combatir estas cepas.

Reiteró que esas cepas con las que hoy convivimos, denominadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como variantes de preocupación, tienen la característica de tener muy alta transmisibilidad y aumentan mucho el riesgo de hospitalización y muerte. «No hay una solución para combatir esta situación. Son los medicamentos, la responsabilidad sanitaria e individual y las vacunas parte de las herramientas para atender este problema».

Además, expuso que tanto la cepa Alfa como la Delta tienen un alto nivel de carga viral y hacen que muchos individuos, en muy corto tiempo, puedan ser contagiados, «no podemos pensar que vamos a contagiarnos todos, porque el precio que vamos a tener que pagar va a ser muy elevado. Nadie quiere perder ni un familiar, ni un amigo, ni un niño, ni una mujer embarazada».

La especialista destacó que tratar de achacarle a las vacunas menor efectividad para responder el porqué hay mayor transmisibilidad no sería un enfoque correcto. «Es preciso primero tener a muchos individuos vacunados. La OMS plantea que en estos momentos con las cepas tendría que haber un 70 o un 80 por ciento de la población vacunada para lograr lo que se ha denominado la inmunidad poblacional, comunitaria, o de rebaño», argumentó.

De manera especial, Ayala Ávila recordó que los científicos y autoridades sanitarias cubanas se volcaron de forma soberana e independiente para buscar nuestras propias pautas para enfrentar la pandemia, así como puntualizó que hay muchos productos de nuestra industria que son únicos y se aplican en el protocolo de actuación de  nuestro país.

Igualmente, afirmó que, aunque estamos en un momento de rebrote tenemos herramientas, tecnologías y la confianza de que se saldrá adelante. Dijo que una de esas herramientas es la vacuna. Y recordó que las regiones más desfavorecidas en estos momentos en la lucha contra la COVID-19 son las más pobres.

Ayala Ávila precisó que nuestras vacunas nos dan también la posibilidad de responder a situación de rebrote de una manera innovadora. Además, de que tenemos la capacidad de desarrollar vacunas a partir de las cepas mutantes, tenemos la capacidad de combinarlas para lograr respuestas más efectivas.

«La eficacia de nuestras vacunas es un orgullo de nuestro país. La experiencia cubana en ese campo nos permitió adelantar con dos candidatos, haciendo todo lo que rigurosamente está planteado. Sus estudios clínicos fase III son de primer nivel mundial y en un contexto epidemiológico complejo de circulación de cepas.

«Los resultados de eficacia las ubican en las de mayor rango a nivel mundial y contra estas cepas de preocupación para la OMS», aseguró Ayala Ávila, quien, además, afirmó que el país tiene capacidad en los laboratorios y desarrollo científico y tecnológico para obtener las proteínas recombinantes que puedan ser la base de otras vacunas que tengan estas variantes mutadas.

«Ya se está hablando en el mundo de ir a la tercera dosis o una dosis que sea una variante mutada, y aquí ya se está trabajando, porque no se puede perder un minuto», refirió.

Asimismo, la especialista puntualizó que la vacunación hay que completarla, porque solo 14 días después de la última dosis, 28 y más allá es que se expresa la inmunidad que sea la defensa contra el virus.

«Esa eficacia lo que ha medido es que reduce el riesgo de que uno se enferme o llegue a formas graves de la enfermedad», añadió la experta. Y precisó que los municipios que han terminado la administración de vacunas ahora empiezan a acumular el período de tiempo para que se exprese el efecto de la vacuna, por eso es importante mantener la responsabilidad a nivel individual. «Estamos conscientes de que tenemos que fabricar muchas dosis y ponerlas lo más rápido posible».

Más allá de nuestras fronteras

Sobre la estrategia de Cuba para llevar sus vacunas más allá de sus fronteras, Rodrigo Malmierca Díaz, ministro de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera, resaltó que el hecho de que nuestro país, pequeño y bloqueado, tenga la capacidad científica y tecnológica de desarrollar cinco candidatos vacunales, resulta reflejo de la capacidad estratégica de Fidel al crear la industria biotecnológica, así como del apoyo gubernamental a ese tema.

«Hemos concebido, en coordinación con BioCubaFarma y otras instituciones como el CIGB y el Instituto Finlay de Vacunas, la estrategia para enfrentar el reto de exportar», precisó Malmierca Díaz, quien dijo que la primera premisa de esa estrategia es la vocación solidaria que Cuba ha mantenido por décadas y que en tiempos de COVID-19 se ha hecho evidente con la labor de la brigada Henry Reeve en diversos países.

Subrayó que el primer destino de las vacunas producidas en Cuba es la población cubana, que debe quedar inmunizada en su totalidad en este año, para lo cual —añadió— se trabaja en un candidato vacunal destinados a edades pediátricas.

Asimismo destacó el prestigio de la ciencia y tecnología cubanas en el desarrollo de las vacunas nacionales y recordó que por muchos años se han exportado esos fármacos, entre ellos la antimeningocócica, contra la Hepatitis B y la Pentavalente.

«Esa tradición de producción y exportación de vacunas ha despertado el interés de algunos países que quieren adquirir nuestras vacunas. Es un proceso complejo, porque hemos sido muy cuidadosos. Hasta el momento no se ha exportado ninguna, teniendo en cuenta que recientemente la Autoridad Reguladora de Medicamentos, Equipos y Dispositivos Médicos de la República de Cuba autorizó el uso de emergencia a Abdala.

«Es esta una institución muy respetada, certificada por la OMS y la Organización Panamericana de la Salud, (OPS). Además tiene acuerdo de homologación con instituciones similares en otros países, como México. Todo eso son fortalezas que tenemos para que, cuando exportemos nuestras vacunas, se realice de manera seria, responsable y sin riesgo de tipo epidemiológico.

«Estos contratos que se pueden suscribir —ya se han suscritos algunos— se basan en compartir información sobre los ensayos clínicos realizados, se hacen acuerdos de confidencialidad porque son informaciones que hay que proteger», destacó.

Malmierca Díaz comentó que ya se han firmado dos contratos de suministros, uno con Venezuela y otro con Irán, mientras están en marcha negociaciones con otros países como Argentina, Vietnam, Nicaragua, Namibia y Sudáfrica, aunque hay otros países interesados.

«Estamos seguros que la capacidad productiva de nuestras instituciones de BioCubaFarma nos van a permitir vacunar a nuestro pueblo y tener una producción disponible para exportar esas vacunas desde este propio año.

«Conocemos que algunos países han hecho contratos con otras instituciones que producen vacunas internacionalmente y se quejan de los incumplimientos, de que a última hora no les suministran las vacunas porque acceden a otros mercados más ventajosos. Nuestros contratos los vamos a hacer con mucha seriedad y con garantía de que vamos a cumplir con lo pactado», destacó.

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