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Una conversación al pie de la letra

JR dialoga con Faride Zerán Chelech, periodista y directora del Instituto Interdisciplinario de la Comunicación e Imagen de la Universidad de Chile, quien vino a la Feria del Libro cubana a presentar su última producción literaria, Cartas sobre la mesa

Autor:

Yelanys Hernández Fusté

Hablar de temas culturales en el periodismo latinoamericano es una de las tantas maneras de mirar al futuro de la región. La periodista chilena Faride Zerán Chelech se adentra en ellos con una comodidad que asombra. Lleva años en el oficio y le conoce las ramas, los escollos, las carencias, los logros.

«La cultura es uno de los espacios donde nosotros podemos dialogar y reflexionar, conocernos, mirarnos como continente», afirma a JR Faride, quien en 2007 recibió el Premio Nacional de Periodismo de su país.

Desde su punto de vista, la práctica periodística debe despojarse de elementos que la erosionan —sobre todo en el plano artístico—, y llegar a ocupar un nivel más elevado que nutra de conocimientos a la audiencia.

Por eso la mirada hacia la diversidad cultural en América Latina es fundamental para la también directora del Instituto Interdisciplinario de la Comunicación e Imagen de la Universidad de Chile.

Muchos de sus libros y escritos tienen ese hálito objetivo y analítico de los profesionales de la palabra. Entre esa cuerda se mueven Al pie de la letra. Entrevistas de fin de siglo, Desacatos al Desencanto. Ideas para cambiar de milenio y Tiempos que muerden. Biografía inconclusa de Fernando Castillo Velasco, o aquella entrevista, Nicanor Parra y la lección de Rulfo, con que mereció el Premio Latinoamericano de Periodismo José Martí 1992 en Cuba.

Zerán Cheleh ha venido en febrero a La Habana para presentar su última producción literaria, Cartas sobre la mesa, un compendio de 40 entrevistas entre las más de un centenar que realizó para la revista cultural Rocinante, publicación que desapareció hace cuatro años y que marcó una época editorial en la nación sudamericana.

«Cartas... fue muy importante en el sentido de que estimuló el debate crítico en el plano artístico y de la literatura, además de que ofreció una mirada de país. Allí aparecieron entrevistas a Eric Hobsbawm, el historiador inglés vivo más importante del siglo XX; Ahmed Ben Bella, el hombre que encabezó la revolución argelina; Alfredo Guevara, ese gran intelectual cubano que admiro mucho; y Hortensia Bussi, la viuda del presidente Salvador Allende. Asimismo figuran Volodia Teitelboim, José Saramago, Elena Poniatowska y Pedro Lemebel.

«Son entrevistas de pensamiento. La visión que ellos tienen aporta mucho en un momento de vacío en la ideas, cuando el debate crítico, lamentablemente, está bastante de capa caída».

—Escogió para la presentación en La Habana de Cartas sobre la mesa, una entrevista testimonio sobre la muerte de Allende...

—Le hice esa entrevista a Arturo Girón, médico y gran amigo de Salvador Allende, un hombre de izquierda que estuvo los últimos minutos con el Presidente y vio cómo se suicidó. Fue muy importante esa entrevista porque del modo como lo cuenta mi interlocutor, uno comprende que Allende es un gran héroe.

—Hablaba de falta de debate crítico en la actualidad. ¿Qué papel desempeñaría allí el periodismo cultural?

—Es fundamental. La cultura es uno de los espacios donde nosotros podemos reflexionar, vernos como continente. De alguna forma en América Latina somos un conjunto de «islas» donde no se conoce la producción literaria y artística que se hace en Cuba, Nicaragua, Chile, etc.

«No tenemos ese contacto, ese diálogo cultural que es lo que nos hermana y lo que nos permite construir, no solamente una identidad propia, sino pensar el futuro de una manera propia.

«Pienso que la cultura es parte sustantiva en la conformación de la democracia, de la identidad, de la diversidad de nuestros pueblos. Creo que el periodismo cultural, capaz de mirar a largo plazo, con una visión más reflexiva, debe tener un rol mayor porque allí confluye todo: la política, la economía...».

—¿Cómo enfoca ese pensamiento en la enseñanza de este oficio en su país?

—Dirijo el Instituto de Comunicación e Imagen de la Universidad de Chile. Allí tenemos las escuelas de Periodismo, y de Cine y Televisión. Imparto clases de Ética y Fundamentos del Periodismo y, efectivamente, formo a las nuevas generaciones de periodistas. Creo que es esencial hoy día ejercer la especialidad con rigor ético. El tema de la búsqueda de la verdad y la veracidad es primordial.

«En la actualidad, la farándula y la tontería erosionan a los distintos medios, para lo cual es ocupación de los que preparamos a estos profesionales, recurrir a la excelencia académica y a una formación ética a prueba de todo».

—¿Cómo se ha imbricado el periodismo en este Chile distinto al período de la dictadura?

—Lamentablemente allí hay pocos medios independientes y la diversidad de voces no está presente en los más influyentes. Queda un desafío por delante para la democracia chilena de poder garantizar que la ciudadanía tenga acceso a toda la pluralidad de voces, sobre todo las críticas. El periodismo sin voz crítica y sin diversidad no existe, es relaciones públicas.

«En ese sentido hay un reto y una deuda pendiente con ese periodismo independiente que se la jugó en la dictadura y que hoy día prácticamente está arrinconado por los grandes medios. Yo diría también que ha sido por la ausencia de políticas públicas que permitan que la gente se pueda informar por otras visiones, por otras zonas».

—¿Pero, podemos afirmar que existe un Chile nuevo?

—Es imposible comparar el Chile actual con el de la triste era de Pinochet. Nosotros nos levantamos sin el temor de que a las cuatro de la mañana alguien venga a tocar a tu puerta para llevarte detenido. Hay una diferencia. Pero podemos criticar nuestra democracia actual, aunque jamás dudamos de que esta es mucho mejor que lo que tuvimos en la dictadura».

—¿Visita a Cuba con frecuencia?

—Vengo muy seguido y me siento muy cómoda aquí. Hace casi dos meses estuve en el Festival del Nuevo Cine Latinoamericano. Soy una gran admiradora de ese evento, de Alfredo Guevara, y del trabajo que realizan los cineastas de la Isla.

—¿Cómo valora la Feria Internacional del Libro?

—Espectacular. Nunca había estado. Me parece impresionante el despliegue de libros y, sobre todo, la cantidad de gente que asiste. Sencillamente es un acto cultural muy importante, se ve, se nota por la amplia participación.

«La Feria es una fiesta para todos los periodistas que cubren el sector. Creo que es muy importante, porque una puede tomarle el pulso a la producción cubana, y en ese sentido, es fantástico».

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