Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Una visita vespertina en escena

La puesta teatral Delantal todo sucio de huevo, que se presentará hasta el mes de mayo en el Complejo Cultural Raquel Revuelta, emplaza a quienes prefieren la lejanía de los seres queridos antes que la vergüenza o la crítica ajena

Autor:

Frank Padrón

Cuando uno entra y se sienta, agradables olores culinarios lo inundan: la canela del arroz con leche, que cede poco después al sofrito de un apetitoso caldo. Sin embargo, no se trata de uno de los tantos restaurantes o paladares que cada vez más, afortunadamente, abundan en la ciudad.

Me refiero a una puesta teatral con todas las de la ley: la que sobre la pieza Delantal todo sucio de huevo, escrita por el brasileño Marcos Barbosa, ha asumido el grupo Teatro D’Dos. Solo que, en vez del escenario convencional con la platea enfrente, los espectadores encuentran un pequeño apartamento: en el que ha devenido la sala Osvaldo Dragún, del Complejo Cultural Raquel Revuelta, y a la que podrá asistirse hasta bien entrado mayo.

Así, los visitantes se acomodan en la sala, o incluso en alguna otra parte de la casa —varios incluso en el piso— y reciben la propuesta escénica que dirige el experimentado Julio César Ramírez, quien ya había trabajado con este, su grupo, en la salita homóloga del Bertolt Brecht.

Tal interacción público-actores mucho más próxima y personalizada no es exactamente inédita entre nosotros: ha sido ensayada por colectivos como El Público o Gaia, aunque en ambos casos mediante la traslación de los asistentes a varias habitaciones donde se producen escenas de una obra.

Ahora la propuesta permanece in situ pero es evidente que la comunicación, dada la cercanía literal, se estrecha para bien de todos, comenzando por el propio espectáculo teatral.

Delantal… va de un reencuentro: el del transgénero Moacir, de nombre artístico Indien Dubois, con sus padres, quienes le reprochan haber partido hace 20 años rompiendo todo vínculo, pero sobre todo sin aceptar el inevitable cambio. Fundamentalmente la madre, una beata simpática y extrovertida, prefiere seguir viendo al hijo varón que un buen día encontrará una joven decente para tener familia.

Poseedora de un saludable equilibro tonal que mezcla la gravedad del tema con pinceladas humorísticas, Delantal… se pronuncia por el respeto incondicional al otro, la aceptación —que no tolerancia— de las alteridades sin disimulos ni autoengaños; rechaza innecesarias actitudes autocompasivas y emplaza a quienes prefieren la lejanía de los seres queridos antes que la vergüenza o la crítica ajena.

La puesta que en esta ocasión exhibe Teatro D’Dos, grupo versado ya en las peculiaridades del «espacio mínimo» con exitosas piezas como la trilogía de Abelardo Estorino, saca una vez más eficiente partido de esas «cuatro paredes» donde el público participa como parte del vecindario, o como un visitante que logra ver puertas adentro.

Una reserva sobre la traducción del portugués: en esa lengua la segunda persona singular de cortesía se escribe «señor» o «señora», pero al traspolarla al español lo correcto es poner: «usted», sin embargo, al traducir literalmente suena un tanto artificial, pero es algo que puede corregirse aun teniendo en cuenta las muchas funciones que restan.

Los actores también extraen no poca sustancia de esa escena doméstica, donde se mueven confiriendo la necesaria dinámica del espectáculo; cargan sobre sus hombros personajes harto complejos, de una riqueza ontológica vasta, como es costumbre en el teatro de Barbosa. El nivel general es alto, pero me gustaría particularizar algunos detalles.

Como la Alcira es una madre tan expresiva y temperamental, no sería mala idea que Daysi Sánchez atemperara un tanto sus «explosiones»; a la larga resultan un tanto exageradas, comoquiera que su gestualidad y facialidad son amplias per se.

Muy sentida y sincera es la caracterización de Emmanuel Correa sobre su travesti; solo debe encauzar un poco mejor su tonalidad, a veces un tanto oscilante. Linette Cremata (Noelia) y el propio Julio César Ramírez (Antero) exhiben labores matizadas y seguras.

Delantal todo sucio de huevo es un notabilísimo estreno dentro de la temporada teatral capitalina que no debe perderse. Cierto que en el agradable apartamentico del Raquel Revuelta no caben muchos visitantes, pero si usted se esfuerza y llega temprano (las funciones son a las 6:00 p.m., sábados y domingos) será muy bien recibido por los deliciosos olores que se escapan de la cocina criolla de Doña Alcira.

Fotos Relacionadas:

Comparte esta noticia

Enviar por E-mail

  • Los comentarios deben basarse en el respeto a los criterios.
  • No se admitirán ofensas, frases vulgares, ni palabras obscenas.
  • Nos reservamos el derecho de no publicar los que incumplan con las normas de este sitio.