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¡Vamos al Palacio!

Más de 7 000 personas visitaron el pasado mes el actual Centro para la Interpretación de las Relaciones Culturales entre Cuba y Europa: un moderno museo interactivo que facilita el diálogo entre ambas culturas

Autor:

Aracelys Bedevia

Un Túnel del Tiempo (a través del cual es posible conocer lo que sucedió en Cuba y en Europa, antes, durante y después de la colonización); el simulacro del  camarote de un barco; un salón de viajeros, donde al interactuar con las pantallas se leen o escuchan crónicas de personalidades relacionadas con Cuba; y un gabinete con objetos de uso cotidiano, son algunos de los atractivos que el visitante encuentra al traspasar los arcos de la fachada principal del Palacio del Segundo Cabo: hoy Centro para la Interpretación de las Relaciones Culturales entre Cuba y Europa.

Este moderno museo interactivo, surgido gracias a la colaboración entre Cuba y el Viejo Continente, abrió al público el pasado 9 de mayo (Día de Europa). Desde entonces cientos de personas acuden a sus salas en busca del diálogo entre ambas culturas.

Materiales audiovisuales, paneles con infografías, mesas táctiles y viajes virtuales ofrece este museo. Al visitarlo no solo se aprecian objetos, sino que nos aproximamos a procesos culturales al hacer uso de la tecnología, lo cual genera una experiencia más experimental, interactiva y sensorial que contemplativa, como generalmente sucede en estas instituciones que son más tradicionales.

Luego de realizar un recorrido por el pasado y ponernos en contacto con mesas táctiles que permiten buscar información sobre los más variados temas, hallamos el lugar preferido de los niños y las niñas: una sala infantil con juegos motivadores y objetos que resultan de interés para estos grupos de edades.

Partes del viaje

Al atravesar el hermoso patio de estilo andaluz, con abundante vegetación, una imponente escalera invita a conocer el resto de las salas: música, danza, literatura, arquitectura y urbanismo, y cartografía. Todas ellas con la más moderna tecnología.

En la de música, por ejemplo, mediante paneles virtuales, cada persona que la visita puede seleccionar la melodía que desee y luego identificar los instrumentos utilizados en la misma. Las composiciones solo pueden ser escuchadas por quien realiza la selección, a partir de un proceso de iluminación con sensores establecidos con la aproximación al panel. En la de danza, una pantalla incita a dar unos pasillos para luego calificar «atrevidamente» al bailador.

También en la segunda planta de este palacete recientemente restaurado, la sala de cartografía nos sorprende con la presencia de los grandes elaboradores de mapas geográficos. Ahí se expone el gran Planisferio de Tolomeo el griego, regalo del Papa Benedicto XVI al Presidente General de Ejército Raúl Castro, quien lo donó a este museo.

Próximo a ella se localiza la sala de la arquitectura dotada igualmente de un despliegue de tecnología impresionante. En su piso de mármol se aprecia grabado el plano de La Habana sobre el que se va caminando y el cual orienta al visitante en este recorrido por todos los períodos de la arquitectura, desde el renacentista hasta las escuelas de arte de Cubanacán y las obras nacidas con la Revolución.

La sala del viajero permite conocer detalles sobre grandes personalidades. Foto: Abel Rojas Barallobre

Otros detalles

«Me alegro de que este Centro de Interpretación nos permita comprender más; alcanzar el respeto para nosotros, y alcanzar el respeto de nosotros para ellos. ¿Cómo nos vieron los viajeros?, ¿cómo nos vieron y cómo los vimos nosotros? ¡Qué fantástico el intercambio de las frutas, de los animales, de los colores! Como exclamó Bolívar en la isla de Jamaica, somos una especie de pequeño género humano», expresó el Doctor Eusebio Leal Spengler durante las palabras de apertura del museo, que contó con el coauspicio de la Unión Europea, el Ayuntamiento de Barcelona y la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana.

Onedys Calvo, directora de la institución, afirmó a JR que más de 7 000 personas visitaron este museo el pasado mes de julio. También dijo que la concepción de cada uno de los espacios expositivos estuvo precedida de un trabajo museográfico e investigativo muy serio.

Las salas permanentes, explicó, requirieron de un intenso y cuidadoso trabajo, sobre todo de diseño, para poder encontrar soluciones contemporáneas en una edificación colonial. La colaboración con la Unión Europea y el Ayuntamiento de Barcelona posibilitó la adquisición de los equipos tecnológicos y permitió completar los contenidos museológicos.

Como parte de este proyecto de rescate patrimonial, que propone atractivas piezas museísticas, en 2010 se acometió la restauración del conocido Palacio del Segundo Cabo, proceso en el que fueron respetados sus valores patrimoniales y arquitectónicos.

Ubicado frente a la Plaza de Armas y muy próximo al Castillo de la Real Fuerza y al Palacio de los Capitanes Generales (hoy Museo de la Ciudad), el majestuoso inmueble, de estilo neoclásico, fue construido entre 1770 y 1791, con piedra caliza local, por iniciativa del marqués de la Torre, gobernador de Cuba.

Sirvió de residencia al General del Segundo Cabo, gran autoridad en la jerarquía militar en la España insular. Fue también sede de varias instituciones públicas y culturales: la Real Intendencia de Hacienda y de Correos, el Senado de la República, el Tribunal Supremo, el Consejo Nacional de Cultura y el Instituto Cubano del Libro.

Esta acogedora y luminosa joya conserva su torre que recuerda los edificios de Cádiz y es una de las tres más importantes de la arquitectura colonial cubana junto al de los Capitanes Generales y la Catedral de La Habana.

Su reapertura como museo interactivo coloca la cultura, la investigación y el patrimonio a disposición de la nación, a partir de las tendencias más modernas, al tiempo que fortalece los vínculos con el Viejo Continente y el mutuo enriquecimiento e intercambio cultural.

Túnel del Tiempo. Foto: Abel Rojas Barallobre

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