Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Fútbol

Autor:

Enio Echezábal Acosta

Sudamérica es un pedazo de continente donde bien podríamos afirmar que el fútbol es el único deporte que existe. Nuestros vecinos del sur viven en un estado de ánimo constante que involucra desde los partidos del domingo hasta los entrenamientos del martes. Desayuno, almuerzo y comida (y también un par de meriendas) son de puro balompié.

Aquí en Lima los santos de la religión futbolera van de blanco y rojo, y se apellidan Guerrero, Cubillas, Gareca, Farfán, Advíncula, Flores, Yotún… y así sigue la lista, hasta completar el pan-teón de apellidos sagrados que han colocado el nombre de Perú en el sitio más alto que se pueda pensar.

Otra cosa que maravilla de esta urbe obsesionada con pegarle a un balón, es la rivalidad entre Universitario (26), Alianza Lima (23) y Sporting Cristal (19), tres clubes que suman 68 campeonatos nacionales de los 102 que se han disputado. La gran hinchada limeña solo se separa cuando se trata de alguno de ellos. 

Todo este ambiente se resume en un rincón de la ciudad, en donde solo vale hablar el idioma que se respira a pie de cancha. Su nombre es Estadio, y es un restaurante-bar temático, o sea, un sitio cuyo leitmotiv, más allá de la comida, es recrear una forma de ver el mundo.

Creado en 2000, en este sitio podemos compartir mesa con Maradona y Ronaldi-nho, o al menos con sus copias en forma de estatuas. Las jarras tienen la biografía de algún astro mundial que lo mismo puede ser Messi que Platini. También cuentan con réplicas de trofeos, así como camisetas, bufandas y todo tipo de accesorios Incluso tienen su propia cerveza, Estadio FC, que tiene un exquisito sabor a gol.

En la carta todo está en código «futboñol». Para picar, puedes escoger entre un «Lateral», un «Fuera de juego» o un «Pitazo inicial». Luego en los entrantes puedes probar un «Tiro indirecto» o un «Saque de esquina». De las ensaladas tenemos la «Squadra Azzurra» y «Resto del Mundo», y en los platos de fondo destaca el «José Díaz», plato que rinde honor al prócer cuyo nombre también identifica al Estadio Nacional.

Lo que ahí se sirve es, además de fútbol, pura comida peruana. Tienen

clásicos como el ceviche, la papa a la huancaína, la causa, el lomo saltado, el seco norteño y los tallarines con salsa. También puede uno encontrarse con un tamal y hasta chicharrones de cerdo.

Creo que aquel que pensó en juntar el fútbol con la gastronomía debe ser un genio. Y si todo eso viene con Perú como telón de fondo, pues harían bien en darle el Nobel de Cocina, y si no existe, pues que lo inventen.

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