Ryszard Kapuscinski, considerado como uno de los reporteros más importantes del siglo XX, falleció en Varsovia, capital de Polonia, en medio de una agonía que pudo atarlo a una silla, pero que no impidió que escribiera sus historias hasta el último momento.
Kapuscinski cubrió más de 17 revoluciones en 12 países del mundo y se hizo famoso por una manera de contar noticias, en las que unió la síntesis y la palabra exacta del buen periodismo con las técnicas narrativas de la literatura.
Desde entonces, generaciones completas de reporteros han tratado de seguir su ejemplo a la hora de insertarse en las multitudes y vivir las mismas sensaciones que los protagonistas de los hechos.
«No entiendo cómo se puede escribir sobre una tribu de África si antes no se han sentido las picadas de los mosquitos, de noche y frente a una hoguera», sentenció una vez.
Fue corresponsal de guerra de la agencia Polish Press a partir de 1958 y cubrió la guerra de Angola, la caída del Sha de Persia y el derrumbe de la Unión Soviética. Ébano, un compendio de crónicas sobre la corte decadente del emperador etíope Haile Selassie, está considerado como el mejor volumen, dentro de los 19 que escribió.
En el 2003 se le entregó el Premio Príncipe de Asturias de las Comunicaciones y las Humanidades. Alguien tan austero en elogios como Gabriel García Márquez lo calificó sin titubeos como el mejor periodista del siglo XX.
