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Cólera al pie del Olimpo

Los disturbios por el descontento social tienen a Grecia en alerta. Apostolis Pappas, miembro del Partido Comunista de ese país, detalla para JR algunas de las causas

Autor:

Luis Luque Álvarez

«Canta, oh diosa, la cólera del Pelida Aquiles; cólera funesta que causó infinitos males a los aqueos», principiaba Homero su legendario poema épico. Coincidentemente, justo por estos días, desde la Acrópolis se puede ver también en Atenas la furia en forma de incendios. Y no es la iracunda Atenea quien los causa. No es asunto del Olimpo...

Un manifestante discute con un policía en las afueras del Parlamento griego. Foto: AP Son cientos de jóvenes que enfrentan a la policía y destruyen todo lo que les huele a relacionado con el gobierno, mientras otras decenas de miles marchan, con rabia contenida, en protesta por la gota que colmó el vaso: la muerte del anarquista Alexis Grigoropulos, de 15 años, por un disparo de la policía. Aunque no es únicamente ese incidente lo que los impulsa a la calle, sino la impopularidad de las medidas del gabinete conservador del primer ministro Costas Karamanlis, que implican recortes sociales precisamente en un contexto de aguda crisis económica.

El Movimiento Socialista Panhelénico (PASOK, segunda fuerza política), desde la oposición, aprovecha para exigir la renuncia de Karamanlis y elecciones anticipadas. Los sindicatos, desoyendo una petición del Primer Ministro, insisten en ir a una huelga general este mismo miércoles. Entretanto, solo en Atenas se habla de 322 tiendas destrozadas. Una verdadera «fiesta» del coctel molotov por un lado y el gas lacrimógeno por el otro. Pero la llama corre por Salónica, Patras, y hasta la isla de Creta, legendario domicilio del Minotauro. Arden grandes almacenes y bancos, y las estaciones policiales son diana de ataques. Un periodista interroga a un bombero por la localización de los siniestros, y este le responde: «¡Mejor pregúnteme dónde no hay fuego!».

Según una hipótesis, los encapuchados que lanzan los proyectiles caseros son infiltrados dentro del movimiento obrero para provocar que se criminalice la protesta pacífica por los derechos de los trabajadores. Sin embargo, evidentemente el condenable suceso de la muerte del jovenzuelo de 15 años ha servido para hacer catarsis y desencadenar el malestar acumulado.

Un dato, aportado por el diario suizo Neue Zürcher Zeitung, sirve para ilustrar fugazmente la situación: «Grecia tiene uno de los mayores porcentajes de académicos entre su población, en comparación con otras naciones de la Unión Europea. Pero, luego de terminar los estudios universitarios, la mayoría de los jóvenes griegos no encuentra perspectiva laboral». Se podría añadir a esto que la cifra de jóvenes desempleados (22 por ciento) es la más alta de todo el bloque comunitario.

Días atrás, Apostolis Pappas, miembro del secretariado del Centro de Investigación Marxista, ofrecía a JR algunos datos sobre la situación social que se vive en su país. «Se puede citar el deterioro de las condiciones laborales, el aumento de la pobreza, el hecho de que quienes menos tienen, deben pagar cada día más por la educación y la salud».

«Las reestructuraciones capitalistas, prosigue, han traído pésimos resultados, y es una realidad muy difícil para todo el pueblo griego, en especial en estos tiempos de crisis por sobreproducción. Todo el peso de la crisis lo carga el pueblo, que ve aumentar sus impuestos, así como el interés de los préstamos. A la vez, se han puesto en marcha proyectos privatizadores en los sectores de la salud y la educación pública, mientras el Estado refuerza al ejército y a la policía para hacer frente a las personas».

No dejo de comentarle lo paradójico de que el gobierno de Karamanlis, ahora blanco de antipatías, haya sido votado dos veces en cinco años. Pappas explica: «El fenómeno de la reelección de un partido burgués ha ocurrido otras veces, también con los socialdemócratas (PASOK), igualmente burgueses. En este sistema bipartidista, la gente se decepciona de un partido y se dirige al otro. El único resultado es más insatisfacción, porque ninguno de los dos partidos promueve sus intereses. Lo que debe hacer la clase obrera es fortalecerse en su lucha contra estos partidos, que es lo más difícil, pero al mismo tiempo, es lo único que puede brindarle frutos realmente favorables».

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