Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Una visita extraordinaria, histórica

Así lo consideró el canciller Bruno Rodríguez Parrilla en declaraciones ofrecidas a la prensa cubana minutos después de despedir, en el aeropuerto internacional Benito Juárez, al Jefe de Estado cubano, quien partió de regreso a la Patria en la tarde de este sábado

Autores:

René Tamayo León
Yaima Puig Meneses

CIUDAD DE MÉXICO, México.— «Ha sido una visita extraordinaria, histórica», valoró el ministro de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez Parrilla, en declaraciones ofrecidas a la prensa cubana minutos después de despedir, en el aeropuerto internacional Benito Juárez, al Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, quien partió de regreso a la Patria en la tarde de este sábado.

Momentos de especial trascendencia vivió en esta ciudad la delegación cubana, a los cuales concedió una alta significación el Canciller cubano. En un rápido recuento destacó la hospitalidad del presidente López Obrador, en una fecha tan significativa para los mexicanos y para todos los latinoamericanos y caribeños como es el Grito de Dolores, y que tuvo al Presidente de la República de Cuba como invitado de honor; el discurso brillante y enérgico del Presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez, y el discurso extraordinario del presidente López Obrador, así como su cariño, firmeza y valentía en la solidaridad con Cuba.

Particularmente sobre las actividades y resultados de la VI Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), que tuvo lugar en la jornada de este sábado, resaltó la adopción de una Declaración Especial contra el bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por el Gobierno de Estados Unidos contra Cuba; las deliberaciones productivas que se produjeron durante la sesión de trabajo; y el «acuerdo de documentos importantes que confirman la proyección de la Comunidad como un proyecto ambicioso, emancipador, genuinamente latinoamericano y caribeño, contra los ímpetus de dominación y de renovación de la Doctrina Monroe contra nuestros pueblos y con una extraordinaria vocación de unidad en la diversidad, de integración, y también de concertación política».

Al referirse a los pírricos pronunciamientos realizados por algunos de los participantes en la cita, Rodríguez Parrilla los calificó como una «expresión minoritaria, aislada, prácticamente singular, en defensa del neoliberalismo, en defensa de las políticas de las oligarquías latinoamericanas, en defensa de la desprestigiada Organización de Estados Americanos (OEA)».

Y claro, dijo, convertidas también en un ataque a la Revolución Bolivariana, a la Revolución Sandinista, a la Revolución Cubana, que fue contundente y brillantemente respondido por el presidente Nicolás Maduro, por el canciller de Nicaragua y por el Presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez.

En sus palabras quedaron patentizadas verdades imposibles de ignorar por las redes sociales y la prensa. Incluso en la prensa sudamericana, refirió el Canciller, con una «extraordinaria muestra de solidaridad y apoyo, no solo a Cuba, sino a los objetivos y propósitos de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, que encarna la Proclama de la América Latina y el Caribe como Zona de Paz».

Como una «jornada extraordinaria», calificó la histórica cita el Canciller de la Isla. Una jornada, aseveró, en la cual brillaron la América Latina y el Caribe, unidos, buscando una proyección hacia una integración emancipadora, hacia su independencia, hacia el ejercicio de su soberanía, y con una enorme gratitud a México, al presidente López Obrador, a la presidencia pro témpore de la Celac, que brillantemente ha desempeñado en el último período la nación azteca.

 

 

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