A.I.: Me casé pronto con mi esposa, pues nos gustamos desde el primer momento. Hemos superado juntos todas las guerras. En una ocasión le fui infiel por tratar de demostrar mi hombría, y tuvimos que enfrentar todas las consecuencias. Recientemente nos separamos y ella me confesó que tuvo un romance con una lesbiana porque quería experimentar. Ahora estamos juntos, y no existen secretos entre nosotros. ¿Es normal que pueda seguir con ella incluso sabiendo que tuvo una experiencia homo? ¿Acaso tengo miedo o tal vez no estoy preparado para asumir este reto? ¿Qué debo hacer para complacerla como tal vez la complació aquella? ¿Será que el amor me hace seguir amándola a pesar de lo sucedido? Solo sé que estamos enamorados el uno del otro. De no ser así, no estaríamos juntos otra vez, enfrentándolo todo a la par.
Concluyes con la respuesta más valiosa: la tuya.
Esa dificultad para prescindir del ser amado a pesar de «saber», da cuenta de la permanencia del lazo que los une.
Hay que tener coraje para amar porque suelen aparecer situaciones similares a esta, que atacan los ideales que se tienen de sí mismo, del otro, de la vida, etc. El reto radica en asumir que a pesar de eso, encuentras algo entrañable en la relación de lo cual no quieres prescindir.
Su otra experiencia te es inaccesible. La comparación es solo con tu representación imaginaria de lo que pudo acontecer. Compites con un fantasma imposible de atrapar.
Hacerte cargo de tu amor también implica asumir que solo puedes complacerla a tu manera. Es ella, entonces, quien decide según sus razones para apostar por ti.
El amor permite crear cómo arreglárselas con las faltas, las barreras, lo imposible que encuentra a su paso. Vencer «guerras» es su afición.
Mariela Rodríguez Méndez, máster en psicología clínica.
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