Acuse de recibo
Siempre hay gente buena al acecho de cualquier historia.
El pasado domingo publicamos la inquietud de Ángel Manuel López Acosta, del poblado villaclareño de Jicotea, acerca de la desaparición en las farmacias de las bolsas de colostomía que necesita su abuela, y la necesidad de que se explique el porqué de esa ausencia en algo tan necesario para pacientes como ella.
Y he aquí que a nuestra redacción llamó Martha María del Pozo, una habanera que tiene 80 bolsas de ese tipo y las quiere donar a la abuela de Ángel Manuel, pues lamentablemente ya no las usará su fallecido padre.
Ya nuestra sección sirvió de puente entre la generosa donante y el nieto agradecido. Pronto estarán en Jicotea las bolsas, como confirmación del espíritu solidario y humanista de los cubanos.
Con más razón ahora se impone que el organismo responsable de esta situación dé información acerca de las causas de ese desabastecimiento en un producto que tanto necesitan los pacientes operados de colostomía.
La otra carta reflejada el pasado domingo que tuvo repercusión fue la de José Fernández Pérez, el padre de la joven que, luego de cursar el primer año de la carrera de Lengua en Señas en el IPE José Machado, de la ciudad de Manzanillo, ahora le dicen de sopetón que la especialidad desaparece allí porque no hay suficiente contenido de trabajo en el territorio para acoger a los que se graduarían.
Fernández argumentaba que era injusto que se hubiera hecho un trabajo tan superficial de investigación, al extremo de ofrecer una carrera, levantar expectativas en esos estudiantes para decirle ahora que no necesitan esa especialidad.
Al respecto me escribe Alejandro Marzo Pena, presidente de la Asociación Nacional de Sordos (ANSOC), quien coincide con la preocupación del padre de la afectada.
Subraya el Presidente de la ANSOC que enviaron un funcionario de esa Dirección Nacional a investigar el asunto, visitarán a la familia y darán todas las explicaciones necesarias de conjunto con la Dirección Provincial de Educación de Granma.
«Nosotros nos pondremos en contacto con la Dirección de la Enseñanza Técnica y Profesional del MINED, para esclarecer este asunto tan sensible, por lo que significa para una estudiante que defiende su vocación, y también para la comunidad sorda».
Marzo asegura en su misiva que mantendrá a esta columna bien informada de cuanto se haga. Y ya de antemano le estamos agradeciendo a la ANSOC esa sensibilidad, y el que no haya hecho «oídos sordos» a la frustración de la muchacha.
También la joven Mairín Pérez González confiesa en su carta «la inmensa gratitud que inunda mi alma», pues el pasado 27 de junio, en el Hospital Materno Infantil Hijas de Galicia, de la capital, logró alumbrar una hermosa bebita.
Mairín, quien reside en calle San Francisco de Paula número 7, entre Central y Delicias, en el municipio capitalino de San Miguel del Padrón, refiere que tanto ella como la criatura peligraban, pues presentó meconio, y hubo que practicarle la cesárea.
Mairín nunca olvidará a quienes la atendieron y le ayudaron a sobrellevar los intensos dolores que le provocó la raquídea, y el duro momento de ser sometida a un hemoparche. Los doctores Brito, Julio Pérez, Humberto y esposa, Líber y Javier; la enfermera Annia; «a los maravillosos jóvenes del equipo de anestesistas de Maiquelín: Víctor, Raudel, y el flaquito tan amable que me prestó su vaso personal para saciar mi sed en Recuperación, el camillero Kico, la encargada de la limpieza Azucena, la pantrista Graciela, las secretarias de sala María Elena y Yordanka, a Martica, la secretaria del Departamento de Citología...»
Y Mairín nos agradece el permitir que desborde su alegría públicamente, acerca de uno de los acontecimientos más trascendentes de su vida. Al final, debían agradecerse, unos a otros, los buenos cubanos que demuestran día a día su amor y bondad por encima de muchos contratiempos.
