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Prohibido aceptar el faltante

Sumamente sensible es el asunto del pollo y otros alimentos que se distribuyen normadamente con subsidios estatales, más allá de los que se venden por otras vías, a precios de oferta y demanda. Y en esta columna han recalado lo mismo consumidores que administradores de las unidades comerciales que los distribuyen, con criterios a veces contrapuestos.

Hoy es elocuente la respuesta de Jorge Almaguer Sánchez, director de la Unión de Empresas de Comercio y Gastronomía de Ciudad de La Habana, quien puntualiza primeramente que, en los casos de productos recibidos con faltantes en las unidades de Comercio de cada barrio, «está totalmente prohibida su recepción en esas condiciones».

Precisa el funcionario que, en cuanto al pollo que se comercializa por esa vía, se establece que no puede trocearse ni picarse, y se recibe en las unidades comerciales con un cinco por ciento por encima, teniendo en cuenta la descongelación correspondiente.

Informa el funcionario que en las comprobaciones realizadas se han detectado varias violaciones: no se abren las cantidades de cajas necesarias para la selección de piezas o postas adecuadas, con vistas a su correcto despacho. Otra irregularidad es picar el pollo a la hora del despacho, refiere.

Asimismo, señala, no se confecciona adecuadamente la declaración jurada, y se notifica de más lo despachado, por concepto de no picar las piezas. Y subsisten violaciones de norma y precios en alimento tan urgido por los consumidores, y protegido por el Estado.

En cuanto al pollo normado recibido en enero de 2009 en Centro Habana, añade, se comprobó que tenía alto porcentaje de hielo, por lo cual se establecieron las coordinaciones con el proveedor, y se procedió a la reposición de las reclamaciones.

En cuanto a la tara que se deduce para los que comercializan el producto (peso de la caja del pollo), y su contenido bruto y neto, se realizan comprobaciones de conjunto con el proveedor y Cuba Control, para hacer cumplir los parámetros.

Agradezco la respuesta, en nombre de los consumidores, siempre pensando que esos productos normados, gracias al subsidio estatal, deben ser sagrados en normas y precios en momentos tan complejos de dificultades económicas y financieras del país.

Buen trabajo en infanta, pero...

Aminael Rodríguez Castillo, vecino de Retiro 413, entre Santa Marta y Clavel, en el municipio capitalino de Centro Habana, escribe para felicitar a los directivos y trabajadores de Aguas de La Habana, «por la eficiencia, prontitud y calidad de los trabajos de reparación realizados en las redes hidráulicas de la Calzada de Infanta, comprendidos desde la calle Amenidad hasta la Avenida Carlos III».

Significa el remitente la agilidad con que las brigadas de reparación acometieron las recientes labores de sustitución de tuberías. «En solo diez días de labor se llevó a cabo todo el tramo antes señalado, y con el mínimo de afectaciones en el servicio de abastecimiento de agua», refiere.

Sin embargo, puntualiza por contraste la demora en el hormigoneado de las zanjas, como señalando la frecuente manía de no abordar esas inversiones sistémicamente.

Y dice más. Se cuestiona por qué, concluida la reparación de esa arteria, a más de 15 días de restituido el tránsito, la ruta del P-1, que transita por esa vía y es el único metrobús que lo hace en ese tramo, no haya restablecido el recorrido tradicional por la misma.

Aclaraciones

Las respuestas a las denuncias y planteamientos vertidos aquí, se acumulan en el tiempo y no siempre pueden reflejarse todas, por asuntos de espacio. No obstante, continuamos valorando, como un medidor de la eticidad y responsabilidad de las entidades con los ciudadanos, las investigaciones y los esclarecimientos administrativos.

Hay respuestas y respuestas. Hay funcionarios que van a la zaga de los requerimientos de nuestra democracia socialista: sus respuestas quedan por debajo de las expectativas ciudadanas. Se les ven las costuras y hasta la molestia por lo revelado. Lo esencial es atender las inquietudes de la gente y ser receptivos. No atrincherarse.

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