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Fecha de vencimiento

EL alerta lo da Silvia Núñez (Luz 154, entre Cuba y San Ignacio, La Habana Vieja): en la lechería de Sol, entre Inquisidor y Desamparados, en ese municipio, se vendieron ya obsoletas —con fecha de vencimiento de agosto de 2009— cajas de leche Sancor de las que se distribuyen normadamente. «Si tomamos en cuenta las normas sanitarias que rigen la distribución de los productos comestibles, es fácil deducir que se están violentando, pudiendo esto desencadenar desde simples cuadros diarréicos hasta severos cuadros de intoxicación…», señala. Además, relata que cuando fue a cambiar una caja, cuyo contenido estaba en mal estado, le manifestaron que debía pagarla nuevamente, aun cuando la trataron con amabilidad. Pero lo esencial para ella es el peligro de la obsolescencia: «¿Debemos esperar que ocurra una desgracia y nuestros hijos se enfermen, o tenemos el derecho de recibir productos no solo que no estén vencidos, sino en buen estado?». Por lo pronto, a Silvia le aconsejo lo que siempre hago: revisar la fecha de vencimiento de cualquier producto. Lo que no puede vencerse es la defensa de los derechos del consumidor.

¿Qué es protección al consumidor?: La pregunta la hace Eliaquin Rodríguez (Eduardo Pérez Magariño 221, Cueto, Holguín), porque lo que ha sufrido nada tiene que ver con eso: en enero de 2006, le fue sustituida su vieja turbina de bombeo de agua, que funcionaba bien, por una nueva. Le alertaron que no la pusiera a funcionar hasta que los técnicos la revisaran, pues perdía la garantía. Así lo hizo, pero tuvo que esperar varios meses, y a instancias suyas, fue que la revisaron: la bomba tenía problemas, pero el técnico le dijo que le diera uso así. Lo intentó, pero no resultó. Fue entonces a Acueducto y allí le dijeron que había 14 o 15 casos similares al suyo; debían esperar que situaran equipos para cambiarlos. Eliaquin dejó pasar el tiempo y volvió, pero esta vez le dijeron que debía ver el asunto con Cuba Hidráulica, en la provincia. Llamó varias veces al funcionario que le habían indicado, pues radica en la ciudad de Holguín, y nunca pudo comunicar con él. Esperó un tiempo y volvió a llamar a Acueducto de Cueto. Al ver que se le cerraban las puertas, escribió a la sección de cartas del periódico provincial Ahora, que atiende la colega Lourdes Pichs. Salió publicada su queja. Días después, una funcionaria de Acueducto visitó su casa. Le planteó que había hablado con Cuba Hidráulica, y le comunicaron que no había turbinas en el país, y que se iba a hacer una compra en el exterior. Cuando llegaran, se haría el cambio. Han pasado más de tres años y Eliaquin sigue sin bomba de agua. Quien inicia una tarea o un programa debe concluirlo. Desde las cifras globales y las estadísticas no pueden cumplirse los objetivos. Hay que darle la cara al ciudadano, y hacer justicia.

¿Qué sucedió?: René Parapal (Figueroa 669, entre Espadero y Freyre de Andrade, reparto Sevillano, Ciudad de La Habana) relata que a su mamá, Ofelia Reinoso, quien vive en esa dirección, le otorgaron el servicio telefónico por la comisión correspondiente del municipio de Diez de Octubre. Y cuando se le citó para el contrato, le informaron que no procedía, porque fueron omitidos tres dígitos al copiar el número de su carné de identidad, y no aparecía el correspondiente al apartamento. «ETECSA alega que es responsabilidad del Poder Popular, y viceversa. Lo cierto es que todo ha quedado en una misteriosa nebulosa…», afirma. Visitaron el Gobierno municipal y la oficina comercial de ETECSA: «Todos, cruzados de brazos, han peloteado a mi madre. Su contrato fue el número 37. Ya a los vecinos a quienes se les otorgó el teléfono se lo instalaron desde mayo, y mi madre no ha recibido respuesta. Deseamos se investigue el caso».

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