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Tomar partido

EL capitalino Juan Molina Vázquez (Varona No. 102, entre Finlay y Naranjito, Los Pinos, Arroyo Naranjo) es de los que no callan ante lo injusto. Por eso cuando el viernes 19 de junio de este año sintió violentados sus derechos en la cola del Cuerpo de Urgencia del Hospital Fructuoso Rodríguez, decidió hacer la denuncia pública.

Resulta que la entrada a consulta, ante una fila de solo tres personas, se tornó un bochornoso desorden. La trabajadora que debía anotarlos llegó tarde. Luego una doctora atendió con preferencia al hijo de su amiga y otro empleado del centro se llevó puertas adentro a una bella joven, también fuera de cola. En tanto, Juan y los demás pacientes sumaban a sus dolores físicos la indignación por el maltrato.

El remitente no pudo aguantar más y exigió respeto con toda la energía que demandaba el caso. Al principio esto generó bruscas reacciones, pero terminó siendo bien atendido por la doctora y el amable técnico de Rayos X.

A propósito escribe a Acuse Yanet Noda Espina, vicedirectora de Salud en Ciudad de La Habana, quien adjunta a su carta una prolija documentación del caso.

Admite Yanet que lo sucedido fue «una falta total de organización, disciplina y comunicación por parte del personal que allí laboraba», con «violaciones de la ética y del respeto». Y argumenta que se le dio una completa explicación al demandante y se le ofrecieron disculpas.

En documento firmado por el doctor Boris Maurette Cabré, director del Fructuoso Rodríguez, y Juan Molina, el paciente agraviado, se reconoce que «la recepcionista se ausentó de su puesto de trabajo sin previa coordinación con el Jefe del Servicio de Urgencia, así como que los médicos no respetaron el orden de la lista de espera, dando prioridad a casos personales».

También se analiza la inestabilidad en la permanencia de la enfermera clasificadora y la buena actitud que finalmente adoptaron la galena y el técnico de Imagenología.

En virtud de las resoluciones 173 y 176 de 2009, redactadas en el contexto de las irregularidades mencionadas, se aplicó amonestación pública a la compañera de la recepción y liberación de su puesto al Jefe del Servicio de Urgencia.

Además se debatió con el personal que atiende las emergencias médicas en la institución las deficiencias presentadas y sus consecuencias.

Concluye el doctor Maurette Cabré afirmando que el Hospital mantendrá su política de atender correctamente a los pacientes que lo necesiten, aun los que arriben con dolencias que por su carácter sean propias de otros centros de salud.

«Mantendremos la búsqueda diaria de insatisfacciones, lo cual nos ha permitido ir perfeccionando nuestro sistema asistencial», asegura.

Agradecemos la autocrítica respuesta de las autoridades del MINSAP; porque en los pequeños espacios, allí donde el agujero nos señale el error o la indolencia, hay que tomar partido: alzar la voz y los derechos, como hizo Juan Molina Vázquez, y examinarse a fondo, con la lupa de la honestidad, como hicieron los directivos de la Salud Pública implicados.

Diálogo in crescendo

Aprovechamos los renglones finales para explicar que afortunadamente las respuestas de las instituciones van levantando cada día montículos mayores en las mesas de esta columna. Esto genera demora en su publicación, por lo cual nadie debe impacientarse; pero sobre todo indica que el diálogo social fluye. Enhorabuena.

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