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Vivir sobre albañales

Hace más de cuatro años, los vecinos del edificio sito en Calle 11 No. 108, esquina a L, en el Vedado, Ciudad de La Habana, cruzan dedos para que no retorne la habitual tupición de aguas albañales en el garaje del mismo. El alerta lo da Jorge de la Uz, del apartamento 9: «Antes el problema surgía cada tres o cuatro meses; en la actualidad entre una tupición y otra apenas transcurren 30 días».

Precisa él que esta «edición» de albañales data de noviembre de 2009. Las aguas sucias, con más de diez centímetros de altura, han inutilizado el garaje. Y lo peor: son foco de larvas. La mosquitera es insoportable y muchos viven a ventana cerrada, por el hedor. Para encender y apagar el motor que sube el agua a los tanques, han tenido que apertrecharse de un par de botas de goma.

A largo plazo el peligro, para Jorge, es la afectación de las estructuras. La humedad constante ha provocado la oxidación de las vigas de metal de las columnas que soportan la carga. «El óxido ha desprendido la vestidura de concreto que llevan las mismas, y estas, en cualquier momento perderán su capacidad de resistencia, y provocarán un derrumbe. Fue dicho así por el arquitecto de la comunidad».

Según especialistas de Micro Social, abunda Jorge, mientras Aguas Negras no destupa, nada podrán hacer ellos. «Y Aguas Negras no destupe, sin que sepamos por qué», enfatiza.

El lector recalca que la intención ahora no es buscar culpables, sino soluciones definitivas. «Actualmente viene Aguas Negras, o Aguas de La Habana, destupen las alcantarillas; y entonces hay que caerles atrás a los de Micro Social, que cuando ya responden se volvió a tupir el alcantarillado, como ocurrió recientemente».

En el mejor de los casos, señala, si la cadena Aguas Negras-Micro Social funcionara eficientemente, y se lograra destupir el garaje, en menos de 30 días volverían al mismo problema. Y como esas entidades no están al servicio exclusivo de ese edificio, tendrían que esperar tres o cuatro meses a que repitan el mismo trabajo. Así, indefinidamente…

Donde dije digo…

El pasado 6 de marzo, la señora Lázara Torres, desde el reparto capitalino Mulgoba, se quejaba de que hacía más de siete meses su esposo había fallecido, y la filial del Instituto Nacional de Seguridad Social (INASS) en el municipio de Boyeros no le había entregado la chequera de la pensión por viudez. «En infinitas ocasiones me han planteado que debo seguir esperando», refería la afectada.

Al respecto, responde Marta Elena Feitó, directora general del INASS, que se investigó el proceso del trámite: La solicitud fue recibida en la filial de Boyeros el 31 de agosto de 2009. En la entrevista realizada entonces a Lázara, esta «alegó que no contaba con la certificación de matrimonio, ya que en el Registro Civil no existían los antecedentes para poder emitir ese documento». Y este último es obligatorio para el trámite, pues en el certificado de defunción del fallecido se señala que su estado civil era casado.

«No es hasta el 18 de noviembre de 2009 que Lázara, agrega, se presenta nuevamente en la Filial del INASS para entregar la certificación de matrimonio. Y conformado el expediente de pensión, este se envía el 23 de noviembre a la filial provincial; pero se devuelve, pues la certificación tenía errores que no fueron subsanados hasta el 5 de enero de 2010. De inmediato se procedió a su tramitación».

Apunta que el 16 de marzo visitaron a Lázara, quien declaró «que la queja estaba motivada, no por la demora en el trámite, pues estaba consciente de que esta había sido por su causa, sino porque había dejado de percibir la mensualidad del mes de diciembre correspondiente a su pensión por edad». Y sobre el particular se le mostró el cupón firmado por ella, correspondiente al mes de diciembre.

Agradezco la respuesta del INASS: Se evidencia que la demora no fue causada por esa institución. Lo otro es que Lázara sí escribió a esta sección quejándose por la demora en entregarle la chequera, y nos solidarizamos con ella. Luego le dijo al INASS que el reclamo no fue por esa razón, pues estaba consciente de que «había sido por su causa». Sin embargo, no se pronunció así en su carta original a esta columna.

Arguyó que el móvil de la carta era porque había dejado de percibir la mensualidad de diciembre correspondiente a su pensión por edad. Y posteriormente el INASS le demuestra que ella, de su puño y letra había firmado el cupón, según atestigua la directora general.

Quizá la señora Lázara sufra de amnesia. Lo importante es que se haya solucionado su merecida pensión.

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