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El dilema de la basura

Treinta y dos vecinos de la calle Candelaria, entre Versalles y San Antonio, en el municipio capitalino de Guanabacoa, denuncian la calamitosa situación higiénica de su cuadra, que en alguna medida puede ser el retrato de muchos barrios de la ciudad.

Los firmantes, encabezados por Fernando Álvarez Pauste, cuentan que en esa cuadra hay un vertedero que recibe los desechos de entre seis y ocho manzanas colindantes. Candelaria es una calle estrecha, y cuando la basura ocupa más de la mitad de la vía, los camiones y ómnibus tienen que subir a la acera contraria para transitar. Hay un poste eléctrico que ha sido golpeado accidentalmente por esa misma razón, y puede caer con los cables energizados, si lo impacta con fuerza un vehículo de esos.

Por allí transitan a diario niños que asisten a dos escuelas cercanas. Aparejados a ese peligro, la acumulación de basura, desde escombros hasta restos de animales muertos, y la proliferación de ratones y moscas son un potencial generador de enfermedades. Lo conoce bien Salud Pública.

Al final de tanta desidia, la solución salomónica ante tanta basura es el conocido cargador o «palita» a la tremenda, que trae demasiados efectos colaterales.

Hay una antigua casa que está perdiendo el relleno que apoya el cimiento de una pared de carga, y puede causar su destrucción. Otra vivienda posee un muro perimetral de unos 60 años, el cual ya presenta grietas de tantos impactos.

Precisan los vecinos que esta actividad del cargador se realiza en horas nocturnas, con muy poca iluminación, y molestando con el ruido a personas que duermen y deben levantarse temprano.

Como si fuera poco, las «palitas» han destruido las aceras y la cerca de una carpintería, por lo cual la basura se extiende por allí.

Los firmantes reconocen la ingente gestión de la Delegada del Poder Popular en tal aspecto, quien choca con trabas y dilaciones para encontrar una solución definitiva a ese antro de abandono, donde crecen las peores epidemias: la desidia y la indolencia.

«Los vecinos de este lugar —afirman— no podemos seguir viviendo en estas condiciones, y preocupados por posibles desenlaces traumáticos.

«Proponemos que la institución a la que pertenece la carpintería donde se vierte la basura coloque la cerca perimetral, para así evitar el uso de esa zona como vertedero. Colocar colectores de desechos en las cuadras aledañas para que cada CDR sea responsable de su basura y escombros; y no usar los grandes depósitos del sistema Ampirol, porque sería peor ese remedio.

«Además, no recoger los desechos con la llamada “palita”, que afecta las viviendas cercanas y aceras. Que los vecinos que están construyendo o reparando sus viviendas, así como los que necesitan limpiar sus patios, le soliciten el servicio de recogida a Comunales.

«Y finalmente, que los organismos trabajen con la población para que se cumpla con la disciplina social, y que las instituciones encargadas de exigir su cumplimiento, actúen de acuerdo con lo establecido para garantizar la salud y el bienestar de la comunidad».

Concluyen los firmantes expresando: «No queremos hallar culpables con justificaciones, sino la solución definitiva para eliminar ese vertedero y contribuir a que los cubanos podamos celebrar los 500 años de nuestra Habana con las calles limpias».

Esto podría formar parte del programa para adecentar el ornato y la higiene de toda la ciudad. Sabemos que faltan recursos, pero hay un par muy importante que no hay que importar: el respeto al medio ambiente y la voluntad de mantener la limpieza y la belleza. ¿Qué opinan el Gobierno municipal, Servicios Comunales, y la Dirección de Salud?

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