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La chapucería cuesta más

Cuando se promueve «lo más grande» por La Habana, en el año de su aniversario 500, no podemos permitir que la chapucería y el descuido empañen tal acontecimiento.

Eugenio Quiñones González, vecino de Calle 32, edificio 739, apartamento 7, Nuevo Vedado, municipio capitalino de Plaza de la Revolución, cuenta que a fines de 2018 una brigada creó condiciones para reparar una parte de los pisos dañados por el crecimiento de las raíces de los árboles y el paso del tiempo, en el parque frente al cine Acapulco, en la citada barriada.

El sábado 5 de enero, temprano en la mañana, la brigada —con equipos especiales de construcción como carro mezclador (trompo), cargador frontal y camión-volteo, entre otros—, comenzó las labores de ¿restauración?

«Más del 50 por ciento de los trabajadores se encontraban sentados, acostados y otros jugando, con una alteración excesiva (escándalos y palabras obscenas), refiere. Al mediodía pasé por dicho parque, y cuál fue mi sorpresa: una verdadera chapucería, y gasto de recursos que el Estado dispuso, como parte de las tareas por los 500 años.

«El Presidente Díaz-Canel, recientemente, en una reunión del Consejo de Ministros, llamó a la cultura del detalle, al ahorro, a la exigencia, entre otros reclamos. Y me pregunto: ¿Qué hacían allí el jefe de la brigada, los supervisores y otros que, directamente o indirectamente, responden por esa obra? ¿Es que no escuchan a nuestros dirigentes, no obedecen, no les importa, no controlan? ¿Quién firma la conformidad por el trabajo terminado? ¿Cuánto costó la obra?».

¡¿Aperturar?!

Pablo Ruiz Soto (Calle 7ma., edificio 33, apto. 5, entre Laureles y Rosales, Reparto Eléctrico, La Habana) está alarmado por la proliferación de dislates idiomáticos, especialmente en espacios públicos y medios de comunicación que dan al traste con los esfuerzos por elevar la cultura.

Le preocupa que en rechazo al verbo repetir, que tiene 17 acepciones, se «reitera» el verbo reiterar hasta el abuso.  Ello denota, dice, extremas limitaciones en el conocimiento del idioma, por parte de profesionales presuntamente preparados en el buen empleo de la lengua española.

Ante el recurrente «aperturar», argumenta que es un disparate, un capricho al derivar de un sustantivo un verbo que no está reconocido en nuestra lengua; todo ello teniendo siete acepciones del verbo inaugurar, tres de abrir y cinco de comenzar. «Se difunden entrevistas en las cuales se emplea “aperturar”. ¿No se pueden revisar y editar convenientemente esas barbaridades antes de difundirlas?».

Añade que ahora casi todo se «visualiza». El verbo ver apenas se emplea, a pesar de que tiene 28 acepciones. Y ninguna es visualizar, porque, según el Diccionario Cervantes este último significa hacer aparente lo que normalmente no es visible.

«Otro gran problema —refiere— es generalizar insistiendo en las diferencias sexuales. La Real Academia de la Lengua Española, y en el resto de los idiomas también, establece la generalización empleando el masculino. Y al diferenciar los sexos se establecen desigualdades de género, peores que las tratadas de solventar».

Qué se puede pensar, insiste Pablo, cuando se entrevista a personalidades utilizando el infinitivo del verbo. Por ejemplo: Hablar de tal o más cual asunto… yo conocer su idioma… Eso hace recordar la forma de hablar impuesta a los indios, en antiguas películas del Oeste norteamericano. O la insistencia en sustituir aquí por acá. Y rentar por alquilar, cuando aquel significa producir, rendir, fructificar, valer, lucrar, devengar, beneficiar o aprovechar.

Este redactor, motivado por la carta de Pablo, recuerda una trasposición que ya es epidemia: «bien interesante» en vez de muy interesante.

El remitente se adentra en harina —más bien flour— de otro costal, cuando denota la creciente tendencia anglofílica de buscar palabras muy norteñas y nevadas como featuring, para en este caso darle brillo globalizante a la presentación entre dos figuras de la canción. ¿Por qué no se les puede decir a los cubanos Pablo Milanés junto a Leoni Torres?

Y le agrego al remitente los letreros de «open», sin el «abierto», en las puertas de ciertos establecimientos, entre muchas incorporaciones foráneas.

Recomienda Pablo tener al menos el Diccionario Básico Escolar editado en Cuba en 2017 y vendido a un precio más que módico. Y llama a los profesionales de la comunicación e información públicas, a que cuiden y preserven mucho más ese gusto de hablar con propiedad nuestra hermosa lengua.

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