Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Convoyados…

Siempre me sorprenden los mensajes de Jorge Castellanos Milán, ese defensor por cuenta propia de los derechos del consumidor y colaborador ferviente de esta columna, al extremo de que lo considero un constructivo alter ego del comercio, la gastronomía y los servicios.

Con solo situar el nombre y apellidos de Jorge en el buscador Google de internet, junto a las palabras Acuse de Recibo y Juventud Rebelde, se puede constatar las batallas que ha librado aquí este cubano contra prácticas abusivas que ningunean a ese «usuario» popular que no llega a la categoría de cliente.

Jorge, quien vive en calle D, No. 509, apto. 22, entre 21 y 23, en el Vedado capitalino, cuenta que el pasado 18 de enero fue a la pizzería Buona Sera, en 23 e I, a comprar unas pizzas familiares. Y la sorpresa estaba en la tablilla que promocionaba la oferta.

Se vendían pizzas personales a 330 pesos, pero si usted optaba por la pizza familiar tenía que recurrir a los tristemente célebres «convoyados»: salía, con dos botellas de licor, a 930 pesos. Con una botella de ron Galeón, a 1 080 pesos. Y con cerveza dispensada y una bolsa de sangría, a 2 430 pesos. Y Jorge lo corroboró con la empleada.

«Buona Sera, dice Jorge, históricamente ha sido una pizzería. Si yo hubiera querido alguna bebida no hubiera ido a una pizzería, sino a un bar. Si yo lo que quiero es comer pizza, por qué tengo la obligación de comprar y pagar una bebida que quizá no es de mi gusto, o no tengo ganas de tomarme, o no me alcanza el dinero para comprarla. O, sencillamente, no me da la gana de adquirirla.

«Si existió una mala planificación, si la administración permitió que los abastecieran por encima de sus necesidades, si no fueron capaces de llevar a cabo una correcta y eficiente gestión de ventas, o si desconocen el significado de la palabra marketing, no tiene por qué la población pagar las consecuencias de ninguno de esos errores e insuficiencias.

«El pueblo merece respeto. Es una burla querer a la fuerza cumplir con sus planes de venta de manera tan insensata, “de a Pepe”, como decimos los cubanos. Es chantaje: o adquieres el convoyado o no comes pizza familiar.

«Me pregunto si los niveles superiores que tienen que ver con el asunto conocen de estas atrocidades que se están cometiendo en las unidades subordinadas. No es la primera vez que situaciones similares se suscitan y, lejos de tomarse medidas, se repiten y expanden ante la pasividad y tolerancia de los que reciben un salario porque las cosas se hagan en correspondencia con las políticas de nuestro Partido, Gobierno y Estado», concluye Jorge.

Ignorado

El 16 de noviembre de 2022, y desde la ciudad de Holguín, Yoel Velázquez Rojas, trabajador de la sucursal 6921 de Bandec allí, contó aquí que estaba pagando un seguro de vida desde 2016; y en enero de ese año le detectaron un tumor maligno en la vejiga. Ahí comenzaron sus tribulaciones.

Entonces salió de certificado médico por Oncología, lo intervinieron quirúrgicamente el 4 de abril, y ya el 1ro. de julio reinició su vida laboral. Y cuando presentó su expediente en la Empresa de Seguros Nacionales (ESEN), lo citaron para la comisión médica y le dijeron que no se le indemnizará por el seguro, pues no recibió ni quimioterapia ni radiaciones, y su estado de salud era bueno.

«Solicité a la comisión, decía, que necesitaba al menos una indemnización por la diferencia del salario dejado de cobrar en el tiempo del certificado médico; solo eso, no miles de pesos. Y no aceptaron. Para recibir entonces una indemnización de la ESEN, ¿la comisión debe verme en una silla de ruedas y en una fase terminal del cáncer?», cuestionaba finalmente.

El pasado 19 de enero Yoel retornó aquí: «Buen día. Le escribo para saber si ha recibido respuesta a la publicación del día 16 de noviembre del año pasado por parte de la ESEN. A mí no me han localizado ni para darme alguna respuesta», señalaba.

Y aquí, en Acuse de Recibo, tampoco.

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