Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

El desgaste de esperar y esperar

Odalis Mora Ponce (Calle 76, Edificio 305, apto. 13, La Boca, Mariel, Artemisa) manifiesta en su carta que al morir su padre, su mamá, Aleida Ponce Monedero, quien percibía una pensión como jubilada, se acogió a la pensión por viudez, al resultarle más beneficiosa monetariamente.

Y con el proceso de ordenamiento, añade, los salarios y las pensiones aumentaron, pero el incremento para la viudez resultó de menor cuantía que el de los jubilados.

Entonces, recuerda, por la Televisión y demás medios de información se comunicó que las viudas tenían la posibilidad de variar la condición y volver a acogerse a la pensión por jubilada.

Con ese argumento, Odalis se dirigió a la Dirección de Trabajo y Seguridad Social en Mariel para hacer las gestiones del cambio con el carné de identidad de su mamá, pues esta última estaba imposibilitada de trasladarse hasta allí. Y quien la atendió allí le dijo que no había necesidad de hacer reclamación, pues por el mismo sistema las chequeras serían cambiadas.

«Pero jamás esto ha sido así, manifiesta Odalis. Ya a dos años de este proceso mi mamá se mantiene cobrando lo mismo: 1 100 pesos mensuales. Yo no sé las veces que me he dirigido a esa entidad, y solo me dicen que han reclamado y no llega dicho aumento.

«Vale aclarar que siempre que he ido las compañeras me han tratado muy bien, pero lamentablemente eso no está en sus manos. Y yo me pregunto qué ha sucedido con lo que se dijo en la Televisión. ¿Cuánto ha perdido mi mamá en todo este tiempo esperando que por esta vía sea aclarada y resuelta su situación?», concluye.

Sin claudicaciones

Pedro Pablo Roque (Calle 178 no. 110, Reparto Flores, municipio de Playa, La Habana) me saluda y felicita por este trabajo que emprendo a diario en Acuse de Recibo.  Y a fuer de sincero, confiesa que muchas veces se cuestiona si valen la pena mis esfuerzos, mi trabajo y las denuncias que con valentía se publican aquí.

«Me parece, afirma, que hay oídos sordos en los responsables de solucionar las incuestionables quejas de la población».

Y asegura que hasta que no se decida con seriedad poner freno a todas las ilegalidades que pululan en nuestro país, con todo el respeto que me tiene, seguiré perdiendo horas de trabajo, papel y tinta, no sin despedirse antes con un fraternal abrazo.

Agradezco el reconocimiento que me hace Pedro Pablo, y en cuanto a sus dudas y preocupaciones sobre la posibilidad de que este redactor esté «arando en el mar», no es la primera vez que alguien se conduele de mi misión, ante las ilegalidades y desatenciones a la población.

Solo puedo afirmarle que ya llevo 25 años en este acompañamiento a las quejas y denuncias de la ciudadanía, Y ha sido un proceso complejo pero edificante; controversial y no exento de obstáculos. Con sus altas y sus bajas; con sus victorias y fracasos.

Pero hasta el final de mis fuerzas no claudicaré ni me rendiré en este empeño por el mejoramiento de nuestra amada Cuba, frente a quienes no enmiendan sus torceduras, a contrapelo de lo que pide la dirección del país en cuanto a atender al pueblo y siempre estar dispuesto a resolver sus problemas.

Y sí coincido con usted en que urge poner fin a las ilegalidades, indisciplinas y cualquier tipo de veleidades y artimañas. Mano fuerte hace falta para sustituir a los insensibles y erráticos por los eficaces y comprometidos con el soberano, porque es mucho y muy sagrado lo que está en juego. Pero mientras tanto, este foro democrático de todos nunca enmudecerá.

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