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Por una firma…

Desde el barrio rural La Anita, en el municipio holguinero de Banes, Addiel Reyes Clemente denuncia la ausencia total de agua que sufren los 200 habitantes de esa comunidad hace unos 60 días.

Explica al respecto que La Anita se abastece de un acueducto que se origina en los pozos situados en la zona de Los Ángeles. Y uno de esos pozos está fuera de servicio, por problemas eléctricos. Como resultado, no les llega el agua. Y Acueducto en el municipio les responde que no tienen pipas con que suministrarles alternativamente el líquido vital que necesitan.

Refiere que esa comunidad no cuenta con ninguna otra fuente de agua de la que pueda abastecerse. Ni ríos, arroyos, lagunas o presas donde buscarla. Y ya la situación es muy difícil, desesperante.

«Sin embargo, dice, lo más irónico es que existe en el centro del barrio un pozo que se hizo por parte de Recursos Hidráulicos hace unos meses. Está apto para el uso, pero tapado. Ahora se pudiera utilizar. Y de habilitarse, todos los vecinos iríamos allí a buscar el agua. Pero no. Para poder echar a andar este pozo se necesita la firma de no se sabe quién. Y por ello estamos ahora, como dice la vieja canción: “Morir de sed teniendo tanta agua”».

Asegura Addiel que si se quisiera, con una ínfima inversión se ponía a funcionar este pozo que está ahí delante de todos, sin dar servicio.

Ya han canalizado, señala, con todas las entidades que deben tomar cartas en el asunto: Delegado del Poder Popular, Presidente del Consejo Popular, Acueducto y Gobierno y Partido en el municipio.

«Hemos recibido buen trato, añade, y promesas de que el asunto se resolverá. Pero el tiempo pasa, y nos acercamos a 60 días sin agua, sin solución y sin esperanzas.

«Comprendemos la situación actual que vive hoy el país, con sus limitaciones y necesidades, pero se comprenderá que sin agua la vida es imposible, y más en una comunidad olvidada y abandonada a su suerte como lo es el barrio de La Anita, sin viales de acceso, sin transporte, el único era el carahata o ferrobús que enlaza a nuestra comunidad con la cabecera municipal, y que hace cerca de dos meses no rinde viajes.

«¿Que nos queda? ¿Esperar con los brazos cruzados en estos días de tórrido verano a desfallecer o emigrar a no sé dónde en busca de agua para el consumo humano y demás necesidades?

«Creemos que lo que falta es un poco de empatía, iniciativa, ganas de hacer las cosas y escuchar e intercambiar un poco más con el humilde y atribulado pueblo que sufre a diario estas penurias y cada día pierde un poco más la confianza y la fe en sus dirigentes de base.

«Nadie del municipio se ha personado en nuestra comunidad a conversar, comunicar e intercambiar con sus moradores. No existe ni comunicación, ni solución. ¿Qué podemos esperar entonces?», concluye.

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