Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Joaquín Borges-Triana

Los que soñamos por la oreja

Paso a paso

En el devenir de trovadores y/o cantautores en los últimos lustros en nuestro país, hay creadores que por una razón u otra no clasifican dentro de determinados parámetros grupales y, por tanto, con frecuencia suelen quedar rezagados en materia de que su obra circule entre los seguidores de esta clase de escena musical. Pienso que justo ese es el caso de lo sucedido con Etién Fresquet Hoyos.

No sabría decir el momento exacto en que por vez primera lo escuché interpretar sus composiciones. Sí recuerdo que fue por la década de los 90 y que desde que lo oí me llamó la atención su singular dominio de la guitarra. Etién es uno de esos contados trovadores que poseen una sólida formación académica como instrumentista y ello se aprecia tanto en el modo de pulsar las cuerdas de su guitarra y en el espectro armónico manejado por él, como en las líneas melódicas de sus canciones.

Lamentablemente, dadas las peculiaridades de la época que nos tocó vivir durante el decenio pasado, y que en lo más mínimo resultaron favorables para el desarrollo de la vocación por el arte trovadoresco, en cierto momento Fresquet decidió canalizar sus posibilidades como instrumentista por otros rumbos y, así, dejamos de encontrarlo guitarra en mano en cualquiera de las peñas o descargas de trovadores y/o cantautores que, contra viento y marea, persistieron por sobrevivir en la harto compleja Ciudad de La Habana de los 90.

Durante años no supe nada del accionar autoral e interpretativo de Etién, solo que laboraba en uno de esos grupos destinados a presentarse ante el turista de turno, con el consabido y machacado repertorio que escuchamos en cualquier esquina del Centro Histórico de La Habana Vieja. Empero, Fresquet tenía en la sangre el virus de la pasión por la trova y, entrado ya el presente milenio, un día tomó la decisión de renunciar a las ventajas económicas de «hacer sopa» y, como sucediera en la parábola bíblica del hijo pródigo, retornar al punto del cual nunca debió partir.

Por supuesto que para Etién el regreso no ha sido fácil, pues como ha dicho Pablo: «El tiempo, el implacable, el que pasó, siempre una huella triste nos dejó». Por ello, paso a paso ha tenido que transitar un camino que él, en parte, ya había recorrido previamente. Ahora, lo hace con el inconveniente de que en relación con quienes supieron de su quehacer de antaño, se aplica aquello de que los de entonces, ya no son los mismos.

Sin embargo, una vez más se verifica la certeza de la frase acerca de que no van lejos los de alante, si los de atrás corren bien. Sin prisa pero también sin pausa en su caminar, Fresquet se ha reintegrado al grupo de sus compañeros de oficio y ahora podemos disfrutar de su propuesta artística en varias de las distintas peñas trovadorescas que por estos días se desarrollan en la capital de todos los cubanos. En el pasado mes de junio, él fue protagonista de una emisión del ciclo de conciertos A guitarra limpia. La ocasión sirvió para comprobar los actuales derroteros por los que se mueve la cancionística del creador y en los que como centro rector aparecen distintos géneros de la música cubana de ayer, hoy y mañana.

De tal suerte, las presentes inquietudes ideoestéticas de Etién le animan a componer desde un bolero, una guajira, un son, hasta una canción en el sentido tradicional del género en la historia de nuestra música. Mientras tanto, los textos de sus melodías hablan de lo que él ha sido y es como persona y músico, del amor, de problemas sociales como el alcoholismo y el fenómeno migratorio, por mencionar algunos tópicos. Tampoco falta el homenaje al amigo que ya físicamente no está entre nosotros, pero que siempre perdurará en el recuerdo de los asistentes habituales a los lugares dedicados a la trova en nuestra ciudad. De ahí, el tributo a la memoria del querido Luis Hernández, «el Plátano»; Fresquet, incluso, nos entrega la musicalización de un texto suyo.

Ya Etién trabaja en los preparativos de un próximo concierto en el espacio Verdadero complot, oportunidad propicia para que aquellos que no conozcan su obra descubran a un creador que también aporta lo suyo al panorama de la canción cubana contemporánea.

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