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La tecla del duende

Puerta

Las palabras, cuando crean, suelen saltar lo efímero de la voz, lo olvidable del papel, para instalarse en lo trascendente del ensueño. Así ha sucedido con las de este pedazo de jueves que Guillermo Cabrera edificó para los lectores. Primero fue soplo de un aliento genial. Después, torrente emprendedor donde las más diversas voces entonaron su mejor ocurrencia.

Por eso, cuando surge el vacío irrevocable, la ilusión se apresta para seguir llenando el espacio. Se cierra un círculo y se abre otro. El centro es el mismo, pero ahora nos toca a todos darle amplitud, vuelo, encanto.

Seguirá siendo tecla porque en el instante de pulsar e impulsar, de impulsarnos hacia metas sensibles y originales, mantendremos el dulce atrevimiento de los tecleros; y será Duende, porque desde el ser mítico de bambú que nos convocara a inventar iniciativas hasta los cronopios de Cortázar, nos haremos acompañar por pequeños guardianes de la bondad y el equilibrio, la naturaleza y el entusiasmo.

Tienen pase en esta columna la «musa traviesa» de Martí y el enanito de Silvio. Estarán invitados: el «ángel de la jiribilla» de Lezama y el Principito de Saint-Exupéry. También los otros, duendes anónimos que manejan hábilmente los hilos invisibles del andar cotidiano. Los que nos alzan las manos para abrazar, los que apresuran el sonido para dar las gracias, los que preservan el olor sagrado de los libros de Historia.

Con ellos y con cuantos quieran atravesar este puente de letras, continuaremos fantaseando concursos, riéndonos en tertulias, escribiendo graffitis, uniéndonos en la lectura y la acción. Y ya no hablamos más. Según la Real Academia duende viene de «duen de casa, dueño de la casa». Aquí los dueños son los lectores.

Consejos para un futuro teclero

Si algún día llega al buzón de tu ordenador que ganaste un concurso, no te asustes. Parte entonces adonde te guíen tus pasos, no para huir de ti, sino para encontrarte.

Sube a lo más alto y cuando logres llegar, sonriente y extenuado, mira no hacia abajo, sino hacia adentro y verás cuánto has cambiado.

Entonces comprenderás el mito del teclero.

Aprenderás que el concurso no fue el fin, sino el medio, la herramienta para esta y todas las travesías de tu vida. Conocerás una cofradía increíble, formada por seres comunes de este mundo tan desordenado. Seres tan normales que cantan cuando más largo es el viaje y juegan a las películas de pantomima en la madrugada, justo cuando el resto duerme.

Pero si no puedes seguir estos consejos no importa: aprende a escuchar, a hallar el sentido de la vida y las respuestas que nadie te dará y sé siempre inquieto, ocurrente y amigo. Desde ese día serás otro de los nuestros. (Michel Diéguez Hernández)

Ocurrentes de Holguín: Sábado 15, 10:00 a.m., nos vemos en la casa de la UPEC. (Alicia Potter)

Tecleros santiagueros, espirituanos y villaclareños: «Todos para uno y...»

Graffiti

Mi Shrek: Engalánate, danza, ríe... yo nunca podré tirar nuestro amor por la ventana. Tu Fiona

Olguita: No cambiaría un minuto de ayer contigo por cien años de vida sin ti. LR

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