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Destacan relevante trayectoria de innovador cubano

El cienfueguero Víctor Hugo Guardado es fundador del Fórum de Ciencia y Técnica y ha presentado investigaciones en 17 de sus ediciones, además es Premio Relevante del evento

Autor:

Julio Martínez Molina

Foto: Milagros Hidalgo CIENFUEGOS.— Víctor Hugo Guardado no solo es fundador del Fórum de Ciencia y Técnica; además ha presentado investigaciones en 17 de sus ediciones y es Premio Relevante del evento.

El innovador cienfueguero de 83 años lleva décadas laborando en la solución de diversos problemas a lo largo del país. Gracias a su talento consiguió materializar soluciones muy destacadas.

Entre estas sobresalen la fabricación de dispositivos especiales para maquinado con precisión en producción en serie de piezas; las culatas para motores empleadas en los ferrocarriles, así como piezas para las combinadas cañeras Henderson.

Guardado enumera, además, su creación de dispositivos para la fabricación de cilindros hidráulicos, o destinados a la recuperación de bombas de agua y motores diésel.

No olvida tampoco su papel determinante en el diseño y construcción de las primeras minihidroeléctricas instaladas en las serranías del Escambray y el oriente del país, ni las disímiles y complejas piezas elaboradas para la termoeléctrica Carlos Manuel de Céspedes, de Cienfuegos, y tantas otras fábricas cubanas.

El innovador recuerda con especial predilección el Premio Relevante en el Fórum por su recuperación del cilindro lavador de la planta de níquel Pedro Sotto Alba, de Moa.

Aunque Guardado esquiva seguir hablando de sus logros, una relación que sería interminable, es injusto soslayar otros hitos de su creación científica, como la construcción de magnetizadores o la fabricación de las camas Fowley de los hospitales, durante los años 80.

«Diseñamos las primeras diez Fowley (y fabricamos el neumático que las levantaba) para el hospital provincial Gustavo Aldereguía. En la apertura de la instalación, hace 26 años, le mostramos a Fidel diez de las creadas por nosotros y otras diez de fabricación extranjera, compradas a altos precios, para ver si las distinguía.

«No sé si fue por delicadeza, pero dijo públicamente que no podía diferenciarlas.

Luego de trabajar muchos años en la Fábrica de Motores de Cienfuegos, comenzó a colaborar con Concepción Campa en el Polo Científico de la capital, en la solución de problemas presentes en sus instalaciones científicas y productivas.

«Una de las innovaciones que más recuerdo de esta etapa es la efectuada en los botellones de cristal donde se guardaba la vacuna contra la Meningo; estos tenían un defecto de fabricación, pese a que valían miles de dólares: ninguno poseía la forma de la boca igual, y las tapas que se les hacían eran muy rústicas y artesanales», evoca.

Entonces, agrega, se me ocurrió hacer los moldes de una tapa plástica que les sirviera a todos, una universal. Y asunto resuelto.

Pese a que de forma oficial Víctor Hugo pasa como retirado, en la práctica continúa en activo, toda vez que desde diversos sitios de la nación reclaman su concurso.

Señala que durante los últimos tiempos ha laborado en la creación de dispositivos para el anclaje con alta precisión de grandes estructuras metálicas, y en los modernos parques de diversiones chinos que se montan en la Ciudad de La Habana, ahorrando al país toneladas de acero.

Víctor Hugo, quien cursó a inicios de la Revolución la especialidad de Diseño de Moldes, Troqueles y Dispositivos, impartida por ingenieros checos, dice sentirse muy satisfecho del trabajo hecho para la Revolución.

Reconoce que nada le ha sido fácil: «Todo cuesta trabajo. Tengo la costumbre, cuando voy a realizar una labor, de decantar y decantar hasta llegar a la perfección; al menos al grado que me es dable como humano alcanzar».

«Ahora que estoy enfrascado en la creación de unos moldes para la estrella del parque Lenin —asegura—, me paso las noches en blanco; y por la mañana plasmo lo ideado en la mesa de dibujo».

Asevera que su único placer es el diseño, y lo que más le gusta en la vida es estar junto a su mesa de trabajo.

«El individuo que ama su trabajo triunfa; pero si no le gusta le recomiendo que lo abandone. Se lo digo a los muchachos: mejor métanse a carretoneros antes que estudiar algo que no les interesa, y sean felices en el carretón. Si quieren estudiar Ingeniería y no tienen alma de ingeniero, no habrán conseguido nada», dice tajante Guardado.

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