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Preservar al pájaro carpintero escapulario

Esta subespecie endémica del archipiélago está protegida desde hace algún tiempo por la estación ecológica adjunta a la Reserva de la Biosfera

Autor:

Juventud Rebelde

Un curioso exponente de pájaro carpintero, oriundo de la Sierra del Rosario, en Pinar del Río, conocido de forma común como escapulario, centra hoy los esfuerzos de pobladores y científicos, quienes trabajan por tratar de conservar esta subespecie cubana seriamente amenazada.

Esta subespecie endémica del archipiélago está protegida desde hace algún tiempo por la estación ecológica adjunta a la Reserva de la Biosfera ubicada en la cadena montañosa pinareña, zona de una biodiversidad muy vasta, lo cual la hizo merecer esa categoría internacional desde 1985, según reporta la Agencia de Información Nacional.

El programa incluye monitoreos de campo, cuidado de los nidales y la preparación de campañas de bien público dirigidas a erradicar la cacería de esos ejemplares en serio peligro de extinción, información bien acogida por los montañeses del lugar, sobre todo los niños y niñas, destacados promotores de la acción conservacionista.

El escapulario, conocido científicamente como Colaptes auratus chrysocaulosus, debe su nombre popular al parche negruzco del pecho, destacado entre la policromía de un cuerpo de varios tonos y corona plateada con franja carmín en forma de V.

Anida en la etapa primaveral, como toda la familia de estas aves perforadoras de la corteza de los árboles, donde fabrican su morada y de la cual extraen insectos y otros organismos vivos para alimentarse.

En el planeta existen 350 especies de carpinteros. Doce de estas habitan las Antillas y seis el archipiélago cubano, en el que el binomio ciencias-comunidad está llamado a cuidar una fauna sin ejemplares capaces de causar muertes humanas en ninguno de sus exponentes.

Si bien solo Australia, Madagascar y ciertas islas de la Polinesia carecen de estos pájaros, el característico sonido de su hábito de horadar tallos delata su presencia y los hace presa fácil de cazadores furtivos, causa de la merma de algunos de sus representantes, como el escapulario.

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