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El estudio no es un castigo

En el Consejo provincial de la FEEM en Ciego de Ávila, los participantes reconocieron que el hábito de estudiar no se encuentra generalizado en el estudiante de la enseñanza media y que una de las formas para incentivar esta actividad está en convertir al estudio en una fiesta del conocimiento

Autor:

Luis Raúl Vázquez Muñoz

CIEGO DE ÁVILA.— Deme los medios y tendré un fin, dice un viejo axioma que, según los entendidos, después Napoleón Bonaparte cambió a tono con su personalidad. Afirman que el pequeño corso, devenido luego emperador, dijo: «Dadme un fin y obtendré los medios para llegar al final».

Cierto o no, el caso es que las sutilezas en ambos pensamientos expresan la relación (pasiva, en uno; activa y escrutadora, en el otro) que se debe tener ante la vida y las complejidades que ella presenta.

Y esa relación de matices es la que se evidenció en diversos tópicos de la vida interna en el último Consejo provincial de la FEEM en Ciego de Ávila, pero en especial la falta de estudio, un tema que parece convertirse en eterno a juzgar por su presencia persistente a lo largo de los años.

En el encuentro, los participantes reconocieron que el hábito de estudiar hoy no se encuentra generalizado en el estudiante de la enseñanza media, y si bien este es un tópico sobre el cual influyen distintos factores, no es menos cierto que el rol a jugar por la FEEM no es el de mera espectadora.

Jorge Luis Tapia Fonseca, primer secretario del Comité Provincial del Partido, y Alba Rosa Matos, funcionaria del Departamento de Educación del Comité Central, enfatizaron que hoy la FEEM tiene el encargo de protagonizar los cambios en la enseñanza y explicar, no solo a los alumnos sino también a los padres, la necesidad de esas transformaciones.

«La solución del problema de la falta de estudio es algo que se debe resolver con la organización estudiantil, no desde fuera de ella», apuntó Alba Rosa.

Al referirse a las causas del problema, Annia Flores Pérez, presidenta de la FEEM del municipio de Baraguá, señaló que en la actualidad muchas de las motivaciones del estudiantado no son por el estudio, sino por la diversión.

Otros, en cambio, aludieron a que si bien existe una cuota de razón en lo dicho por Annia, no es menos cierto que en determinados centros los espacios y tiempo de estudio son deficientes o puramente formales, no es pareja la exigencia de los profesores.

Algunos no dejaron de mencionar el caso de que un docente decida poner a estudiar a un grupo de alumnos cuando algo no marcha de la forma debida, lo que originó la observación de Yamila Cruz Padrón, primera secretaria del Comité Provincial de la UJC, de que no debía incurrirse en el error de concebir el estudio como un castigo.

Evidentemente, la contradicción entre estudio y placer subyace en unos principios de enseñanza verticalistas, donde el rol principal del aprendizaje lo juega el mundo de los mayores y donde no se estimula un enfoque participativo, que permita desplegar las potencialidades del alumno.

Lo interesante es que en ciertos territorios y centros de estudios —sin afirmar que sean la panacea universal— se muestran experiencias que pueden ilustrar lo anterior, según se apreció en el encuentro.

En el municipio de Primero de Enero, por ejemplo, existen los padrinos por grupo, donde los alumnos con mejores resultados atienden a los menos aventajados, un método en verdad no tan inédito pero que al parecer hoy duerme la siesta de la ausencia de generalización.

Otros estudiantes, como los de la Escuela de Instructores de Arte, pusieron el ejemplo de los Encuentros con Clío, que, a juzgar por los comentarios dentro de grupos en el plenario, es una experiencia usada en diversos centros, aun cuando estén en minoría.

En nuestra opinión, uno de los medios para llegar a ese fin está en convertir precisamente al estudio en una fiesta del conocimiento y no en un castigo. Los Encuentros con Clío son un ejemplo de cuánto se puede aprender y divertirse al mismo tiempo, sin que ello ponga en crisis la disciplina. Ahí está uno de los roles de la FEEM.

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