Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

¿Desaparecen las BET, las BUTS y las FAPI?

La decisión no significa renunciar al vínculo estudio-trabajo, martiano principio que constituye un pilar esencial del modelo pedagógico cubano

 

Autor:

María Elena Álvarez

No serán el calor, las tormentas eléctricas ni las playas repletas de bañistas, pero definitivamente algo ha faltado a este verano, primero en muchísimo tiempo en que no se escucha hablar de las Brigadas Estudiantiles de Trabajo, las Fuerzas de Acción Pioneril y las Brigadas Universitarias de Trabajo Social.

¿Qué ha pasado? se preguntan muchos, y su interés es harto comprensible, porque a estas alturas difícilmente encontraremos un cubano, de 50 para abajo, que no haya sido parte, al menos una vez en la vida, de ese esfuerzo colectivo de los «pinos nuevos» en apoyo al desarrollo económico y social del país.

Saquemos cuentas. Las BUTS, como las Brigadas Estudiantiles de Lucha contra el Aedes aegypti (BELCA) nacieron con este siglo, para las FAPI hubiese sido su vigésimo verano, y en cuanto a las BET, su estreno en 1977 echó a andar los preparativos del XI Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes, celebrado en La Habana al año siguiente.

Suman millones los protagonistas. Generaciones enteras han escrito esta historia que, lo mismo que cualquier otra, ha tenido etapas e incluso puntos de giro, como cuando iniciada ya la Batalla de Ideas, el contenido marcadamente social de no pocas labores, que reclamaban fuerzas pero que por su esencia misma no reportaban ingresos, tornó cosa de razón suprimir la retribución monetaria a los movilizados por las BET, sin que disminuyeran por eso el entusiasmo, compromiso y participación del estudiantado.

Vale, pues, la pregunta: ¿Qué ha pasado? Y lo primero que salta a la vista es que ha pasado el tiempo. Hoy las circunstancias son otras, y un análisis objetivo nos llevará a entender y convenir que en las condiciones actuales no resulta viable ni sería sensato y útil mantener, tal como fueron concebidas —porque entonces sí que era necesario y posible— esas movilizaciones de un millón y tantos pioneros y estudiantes universitarios y del nivel medio superior de enseñanza, de un extremo al otro del archipiélago.

Las campañas más recientes enviaban señales inequívocas: desfavorable correlación gastos-aporte, tendencia decreciente en la demanda de fuerzas por los organismos receptores y, como agravante, el desestímulo sembrado de a poco por la certeza de que ni siquiera la mitad de los comprometidos serán llamados y, quienes participen, no hallarán mucho que hacer y sentirán que no vale la pena, que están perdiendo el tiempo.

Qué sentido tendría entonces mantenerlas, como no sea obstruir lo que todos estamos en el deber de propiciar y defender: ese proceso de reestructuración y reordenamiento, incluso de la fuerza laboral, emprendido por Cuba para la actualización de su modelo económico, reflexionó en exclusiva para la AIN Yoel Pérez, miembro del Buró Nacional de la Unión de Jóvenes Comunistas que atiende los sectores de Educación, Deportes y Salud.

Hacer lo que cada momento exige, de eso se trata, y de ahí la propuesta conjunta de la vanguardia política de la juventud cubana y las organizaciones estudiantiles y de pioneros, ya aprobada y en vigor, de dejar sin efecto toda esa gigantesca movilización nacional de fuerzas en el período vacacional, significó.

Yoel Pérez enfatizó que la decisión para nada violenta, niega o implica renunciar al vínculo estudio-trabajo, martiano principio que constituye un pilar esencial del modelo pedagógico cubano y que, lejos de debilitar, a la corta y a la larga esta medida salvaguarda y fortalece.

Nunca fueron ni pretendieron ser las BET, las FAPI, las BUTS o las BELCA expresión única de un nexo, presente en el quehacer curricular y extracurricular del estudiantado de cada nivel y tipo de enseñanza durante todo el curso escolar, explicó el dirigente juvenil.

Añadió que algunas expresiones del vínculo estudio-trabajo son el período de práctica preprofesional de los estudiantes universitarios y de la enseñanza politécnica y de oficios, la labor de formación vocacional en los palacios y colectivos de pioneros, la siembra y atención de bosques martianos, huertos escolares, viveros y parcelas, y todo esto permanece intacto y será perfeccionado.

Lo acordado tampoco significa un adiós definitivo a las movilizaciones, porque quién duda de la utilidad y necesidad del aporte de «las 3 F» (FEU-FEEM-FAR-MININT) en la cosecha de la papa, o de la presencia estudiantil en la etapa «pico» de la recogida de café en las montañas orientales y tantas otras faenas, aclaró Pérez García, y confirmó que para la realización del Censo Nacional de Población en 2012 ya fue solicitada la participación de la juventud estudiosa.

Claro que los pioneros pueden organizar festivales de materia prima en su escuela o una batida donde y cuando la presencia de focos, vectores y condiciones propicias al temible Aedes, reclame de los actores sociales unir fuerzas y los niños, ya se sabe, son excelentes comunicadores y sí que saben persuadir, precisó.

Es lo que pretendemos, que cada quien pueda ser y saberse útil, que cuanto se haga sea con racionalidad, con los recursos humanos y materiales imprescindibles, con menos ruido, pero más nueces, que responda a una necesidad real, tenga un fin concreto y resultados tangibles, constituyendo el primero y más importante ese aporte a la formación de valores como el respeto y el amor al trabajo en las nuevas generaciones de cubanos, puntualizó Yoel Pérez.

Y este enfoque exige un cambio de mentalidad y que cada cual se ciña a su papel: la UJC y las organizaciones estudiantiles entrarán en acción no para mediar, gestionar, coordinar, organizar, distribuir y chequear, sino para cumplir su misión política de alentar un compromiso, no a ciegas ni formal, como tantas veces, sino que parta de informar a los jóvenes para qué son convocados, cuántos, dónde, cuándo y qué hay que hacer, en aras de una movilización consciente.

No renunciamos al vínculo del estudiante con una actividad productiva y social, ni siquiera como concepto desaparecen estas fuerzas. Decimos adiós a ese costosísimo movimiento nacional, al derroche, a las movilizaciones masivas porque toca, no porque hace falta. Pero que nadie lo dude: para cuanto haga falta, esta Revolución podrá contar siempre con sus estudiantes y jóvenes, concluyó.

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