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La otra foto de Jorgito

Para el día en que iba a estrenar la pañoleta azul, el niño que sin proponérselo se convirtió en una de las inspiraciones de Cuba frente a Irma, quiso parecer tan bello que terminó pelado al coco

Autor:

Luis Raúl Vázquez Muñoz

MÁXIMO GÓMEZ, Ciego de Ávila.— Jorgito ya es pionero. Jorge Daniel de la Torre Samper, el niño del poblado avileño de Punta Alegre que rescató un busto de Martí en los días del huracán Irma, luce la pañoleta azul, colocada por su mamá Zoila Samper Laureiro.

Junto a Jorgito estaba su hermanita, Daniela, que es unos años mayor que él, y 68 alumnos de las escuelas América Latina, de Punta Alegre, y de la Marcelo Salado, del poblado de Máximo Gómez, donde se celebró el acto. No fueron los únicos; 5 200 niños recibieron su pañoleta en la provincia de Ciego de Ávila.

Solo que allí, en Máximo Gómez, el ambiente tenía un aire especial. No solo por el orgullo de los padres que, celular en mano, con todo el derecho y la alegría del mundo, no se cansaron de tomar fotos y grabar los videos de ese día, donde dejaban constancia de cómo estaba floreciendo el orgullo de sus vidas.

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Lo especial también estaba en otros detalles. Por ese lugar pasó el ojo de Irma. Los estragos están visibles, pero también las huellas de la recuperación. Todavía se ven casas destruidas, ruinas de paredes que acogieron un día las modestas instalaciones de recreo de los pobladores y obreros de algunos centrales de la zona. Sin embargo, los escombros en las calles y caminos ya no están, y hay corriente en las casas.

Se dice fácil, pero no lo fue. Se dice en pocas palabras y no fue en pocas horas y días los trabajos para desbrozar la carretera de acceso y levantar o plantar nuevos postes por los que estaban partidos por el viento. Y, en medio de esos días duros y llenos de angustia, estaba la imagen de Jorgito sacando el busto de Martí del mar, tomada por el fotógrafo Yander Zamora, en compañía del periodista Jesús Jank Curbelo, ambos del periódico Granma, y que vivieron el ciclón junto con los pobladores de Punta Alegre.

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Jorgito es un pequeño, como todos a esa edad, pícaro, risueño, que elude la primera conversación con un extraño. También hace sus maldades. Para el ingreso a los pioneros, la madre lo peló y él la veló. Tomó una tijera y a escondidas se hizo su propio corte de pelo. El resultado fue que debió asistir al acto con el cráneo rapado al cero.

«Imagínese el destrozo que se hizo en la cabeza», dice Zoila. Cuando le contamos que, al conocerse la foto del niño con el busto en las manos, personas en las redes sociales comentaron que era un rescate falso, una propaganda del Gobierno cubano, ella aprieta las cejas y no dice nada en los primeros segundos.

«Es una mentira decir eso —responde—. Ahí no se preparó nada. Ni el niño sabía que ese era el busto de Martí. El mar llega al patio de la casa y él vio algo blanco metido entre los sargazos y los palos. Jorgito lo sacó junto con mi hermano Israel. Ahí fue cuando descubrimos que era el busto de Martí».

—La foto, ¿cómo surgió?

—Nosotros ni sabíamos que habían tirado la foto. Cuando me la enseñaron y dijeron que estaba por internet, dando vueltas por el mundo, yo dije: «Pero si el niño no estaba ni arreglado». En la casa andábamos corriendo porque el mar se metió, contaminó el agua de la cisterna y arrancó las tuberías, más la cantidad de cosas, de sargazos y piedras que trajo. De verdad, en esa foto no hubo nada preparado.

—Y el busto, ¿qué le hicieron?

—Está en la escuela donde él estudia: la América Latina. El niño se lo dio a un profesor, Vicente Portal, que es vecino nuestro. Ahí está otra prueba de que no hubo nada preparado. Jorgito no sabe todavía quién es José Martí. Lo que sí supo enseguida es que era el rostro de alguien importante, incluso lo lavó con el agua de lluvia que había en la calle; porque, ya le dije, en la casa no había agua potable. Fue todo cosas de un niño. Fíjese que, cuando se le dio el busto al profesor, le dijo que lo llevara para la escuela, porque ese es el hombre que está al lado de la bandera.

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El gran poeta Eliseo Diego dijo una vez, en una memorable entrevista, que el verdadero desafío de un hombre está en ser adulto sin dejar de ser niño. La razón estaba, según Eliseo, en que el hombre se vuelve adulto, enfrenta obstáculos, miserias y traiciones, se endurece y en ese endurecimiento comienza a olvidar la nobleza del niño.

La historia de Jorgito le ha vuelto a dar la razón a Eliseo Diego. Por eso el Doctor Armando Hart Dávalos, presidente de la Sociedad Cultural José Martí, le envió al niño un ejemplar de La Edad de Oro, el cual le fue entregado en el acto de ingreso.

En uno de los párrafos de la carta, que Hart le remitió, dice: «(...) sin proponértelo, te has convertido en un símbolo de amor en medio de la tragedia y también en inspiración para la dura tarea que tenemos por delante». Jorgito, al igual que todos los niños, es un símbolo que hay que cuidar. Y vale la pena hacerlo.

 

Como todos los otros niños cubanos, este pionero avileño aprende a querer a los héroes de su Patria. Foto: Luis Raúl Vázquez Muñoz

Niño famoso en la red

 Algunos comentarios de usuarios de la red social Facebook sobre la foto publicada por su autor Yander Zamora:

«… no tengo dudas de que quedará para la historia. Coincido en que lo recoge todo en solo una instantánea…». (Raulito Avilés)

«Tremenda la foto... Vale ella sola por un artículo completo. Cubanía, amor, patriotismo, hasta un poquito de heroísmo en su escala de niño inocente...». (Karel Cantelar)

«En los niños tiene la patria su tesoro más valioso, dijo el Apóstol, y su ejemplo se quedó prendado en el corazón de todos los pequeños que crecen al calor de su perdurable legado. Noble y digna fotografía…». (Daniel Quintana Hernández)

«Conmovedora imagen....me hizo llorar». (Ana De La Luz Tirado Benítez)

«Generación tras generación junto a Martí. Mística imperecedera». (Oscar Rojas)

«De todas las imágenes que he visto esta fue la que más sentido le ha dado a este desastre llamado Irma, no podía haber tenido más simbolismo, era casi como otro 19 de mayo de 1895, solo que esta vez el Apóstol no murió, fue rescatado por los brazos inmensos de un niño cubano». (Ash Aguiar)

«“Los niños son la esperanza del mundo”. Pase lo que pase, siempre nos quedará Martí. Esta foto es de concurso. Transmite mil cosas…». (Liana Bravo)

«Este pequeño abrazado a Martí, en medio de tanta angustia, nos devuelve la esperanza». (Angélica Paredes López)

 

     

«Durante el paso del huracán Irma, siempre que vi a este chama, estaba                   Jorgito no se conformó con rescatarlo y se aseguró de que el busto   abrazado al busto de José Martí», escribió el autor en su perfil.                                                                      quedara limpio.
Fotos: Yander Zamora

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