Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Mensajes eternos para Cuba

2018 será un año de cambios, pero de continuidad marcada. ¿Qué no nos puede faltar para convertirlo en catapulta y afianzar el futuro, como soñaba un discípulo aventajado de Martí?

Autores:

Osviel Castro Medel
Luis Raúl Vázquez Muñoz
Yunet López Ricardo
Dorelys Canivell Canal

Es un poema corto, pero tremendamente profundo. Dan deseos de leerlo mil veces por todo el fuego que desprende y las verdades que dice.

Su autor, Miguel Barnet, intelectual de talla cósmica, lo dedicó a Fidel y lo terminó de este modo: «qué difícil atrapar el futuro/y colocarlo para siempre/en la vida de todos los poetas, /de todos los hombres».

Esos versos vuelven a nosotros ahora porque el que comienza será el segundo año que transcurrirá sin la presencia física del Comandante en Jefe, y porque también en este 2018 viviremos el año 60 de la Revolución, hechos extraordinariamente relevantes que nos hacen pensar mucho en el futuro y sus retos.

No se abrirá un «parteaguas» a partir de este enero cercano; pero sí vendrá otra prueba para Cuba porque, además de lo mencionado, se producirán cambios —ya anunciados— en parte de la dirección del país.

En ese contexto, el Fidel al que alude Barnet en su estrofa resulta imprescindible. Un Fidel exacto, clarividente, sincero, osado y constructor del porvenir.

Ejemplo

Sería un error imperdonable olvidar que en la concepción del Primer Guerrillero constituye una piedra angular el sueño de justicia social para Cuba y para el mundo.

Así lo enfatiza Yelandis Milanés Guardia, periodista de La Demajagua, en la provincia de Granma, quien fue uno de los primeros jóvenes en contestar la pregunta de JR, formulada a propósito de los desafíos venideros.

La incógnita expresaba: ¿Qué legados del Comandante en Jefe son infaltables para que el año 60 de la Revolución sea una tabla de impulso para el proceso iniciado en 1959?

La inmensa mayoría habló de la unidad de la nación, la solidaridad cultivada durante estos tiempos, la sencillez, la importancia del Partido creado a la luz de Fidel, la humildad, el desapego a lo material, la ética…

Annier Sánchez Hurtado, por ejemplo, de segundo año de Licenciatura en Turismo, en la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad de Ciego de Ávila Máximo Gómez Báez, expuso que la Revolución «no es solamente Fidel, como algunos pudieran pensar. Es Cuba y su pueblo con sus mejores valores, pero ella también se fortalece con el legado y el ejemplo que él nos dejó. Una de las cosas que no podemos obviar es su manera de vincularse con el pueblo. Estaba muy unido a las personas comunes, a la base y siempre aparecía cuando existía un problema. Se debe tener conciencia de ese paradigma».

Ese criterio se enlaza con el de la bayamesa Susana Pérez Rosales, trabajadora del sector educacional, quien resaltó que los nuevos dirigentes han de seguir la ruta de los líderes históricos cubanos y de vivir codo con codo con el pueblo, «siempre con los oídos en la tierra, como hacía el Comandante».

Magda Romero, del municipio granmense de Jiguaní, apuntó que son las actuales y venideras generaciones las que deben perpetuar la obra del líder de la Revolución «con trabajo, estudio, dedicación y amor». Si no estudiamos sus conceptos, discursos y reflexiones y no los llevamos a la práctica haremos poco por Cuba».

Mientras, el periodista Yelandis Milanés nos alertaba: «No se puede perder la fe en la victoria; esa fue su filosofía toda la vida, aun en las circunstancias más adversas; si nos falta esa convicción en el triunfo no seguiremos creciendo como nación».  

Muchos campos

El líder nacido en Birán se destacó en incontables vertientes. Era polifacético. Por eso, como reconoció otro avileño, Noel Portal Carvajal, estudiante de segundo año de la Licenciatura en Turismo, es difícil responder la pregunta de JR porque «el Comandante tocó muchos aspectos de la sociedad y la vida: el deporte, las relaciones con las personas, la política, la ciencia, la educación... todo».

De cualquier forma, Noel sentenció que el Héroe de la Sierra Maestra dejó para la posteridad, de manera especial, un mensaje claro: confiar en las personas, desarrollar en ellas los mejores valores humanos.

«Para él los jóvenes siempre fueron una fuente de confianza infinita», alegó.

De ese mar de enseñanzas y virtudes, el historiador de Pinar del Río,     Carlos Rodríguez Díaz, considera que nunca puede desdeñarse su aporte a la cultura. «No fue casual que dijera que lo primero a salvar es la cultura como escudo y espada de la nación. Una cultura en su concepción integral: económica, científica, universal, como esencia de la Patria».

Al respecto, Yelandis Milanés expresó que la salvación del proyecto socialista también pasa por el concepto fidelista de «cambiar todo lo que deba ser cambiado», algo visto por algunos, erróneamente, como lema.  En verdad, florece como un precepto superior, que debería estar en la cabecera de la nación, en cada paso, ante cada vacilación o cada duda.

Varias declaraciones valiosas brindó el mencionado historiador de Vueltabajo, pues para él, el Comandante «determinó que en la construcción del socialismo el factor fundamental es la conciencia; trabajar con el hombre y todo su sistema de valores». Asimismo, se refirió a la trascendencia del debate permanente de las ideas: «Fue un polemista por excelencia, en la discusión constante estaba la aprehensión del futuro para la juventud cubana». De eso tendrá que seguirse hablando en la Cuba de 2018 y la de todos los años por venir.

Dentro de unos días, en enero de 2018, Fidel emprenderá nuevamente la ruta de la Caravana de la Victoria.

Pero esta vez, como él no está físicamente con nosotros, el camino debe andarse con mayor cautela, sin descuidar su advertencia del 8 de enero de 1959 en la capital cubana: «No nos engañemos creyendo que en lo adelante todo será fácil. Quizá en lo adelante, todo sea más difícil».

Esa cautela no significa, en cambio, que perdamos el optimismo ni la esperanza de vivir en un país mejor, pues una parte del largo recorrido ha sido vencida. Ahí están sus mensajes al respecto, claros y estremecedores, que vienen como flechas. Bien lo dijo él muchas veces, como hace 33 años en su idolatrado Santiago: «Este pueblo bien merece un destino mejor, bien merece alcanzar la felicidad».

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