Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Cuando despertó del confinamiento (+ Audio)

Salir del hogar, después de varios meses de confinamiento entraña inquietudes, nervios, preocupaciones. ¿Cómo vivir estas nuevas rutinas? ¿Qué hacer para adaptarse?

Autores:

Raúl Abreu Martin
Dailene Dovale de la Cruz

La playa de Caibarién vuelve a recibir bañistas. Los cuentapropistas comienzan a poner en marcha sus establecimientos. Las colas son más largas, ahora que también van las personas mayores. El nasobuco sigue siendo pieza infaltable en la vestimenta.

Es el panorama del municipio villaclareño, donde ya fue declarada la segunda fase de recuperación de la etapa post COVID-19. En medio de esta situación, Claudia Lianet González, recién graduada de Comunicación Social, pone rumbo al telecentro municipal donde labora desde hace casi un año.

Para llegar a este punto, hemos tenido que renunciar a una vida social activa que es característica de los cubanos. Calles vacías, familias lejos por el necesario aislamiento social, abrazos después de una higienización completa, y menos besos. Parecen detalles menores, pero hasta eso ha logrado cambiar el nuevo coronavirus. Tampoco faltan los confiados frente a la situación.

«En gran parte de la población sí se ve el cumplimiento de las medidas de esta etapa excepto en las colas, esa situación ha empeorado ahora que hasta las personas mayores pueden ir. Fue una asignatura pendiente desde la etapa anterior que ahora se encuentra agravada», comentó Claudia.

No ha tenido respiro. Con el anuncio de las primeras medidas, su mamá no debía asistir a su centro laboral, y la joven se convirtió en el sustento de la casa. Ni un dolor de garganta al inicio de la pandemia la libró. Las redes sociales fueron su espacio en ese momento para mantener informados a sus vecinos.

Al reincorporarnos, «vivimos momentos tensos por todo el trabajo y por ser importantes mediadores entre las personas y las autoridades. En todo momento estuvimos extremando medidas, fundamentalmente cuando las coberturas periodísticas eran en centros de aislamiento y de salud», añadió.

La pandemia ha generado situaciones estresantes debido a la cantidad de información y a la preocupación constante por la amenaza. «Todo el tiempo estoy pendiente de buscar contenidos que puedan ser del interés de las personas para enfrentar esta situación y también de esclarecer cualquier rumor que apareciera», explicó.

En este tiempo de aislamiento social, ha crecido la exposición de los cubanos a las redes sociales, desde donde se han mantenido en contacto con sus allegados, seguido las noticias, algunas falsas y generadas fuera de nuestras fronteras.

«Aumentó la especulación y muchos de los caibarienenses residentes en el exterior no perdieron oportunidad para compartir comentarios muy desacertados, sobre la situación que vivíamos. Los medios locales se fortalecieron y tanto la radio como la televisión se encargaron de que las noticias oficiales le llegaran a la mayor cantidad de personas posible», señaló.

El panorama de las ciudades cambió cuando las primeras medidas para combatir la COVID-19 fueron anunciadas. «Las calles comenzaron a vaciarse aunque no fue por mucho tiempo pues después las personas comenzaron a confiarse y disminuyó la percepción del riesgo en la población», afirmó Claudia, que ha hecho un tiempo para contestarnos vía WhatsApp.

No lo ha desperdiciado. Ha sido un tiempo de fogueo, de insertarse en la rutina productiva del canal, aprendiendo cosas nuevas de la realización audiovisual.

No hemos perdido la alegría. Las nueve de la noche son el reflejo. En su municipio, reina el silencio. Cerca de la hora, una explosión. Pitos de carros sirven de anuncio. Suenan las canciones Valientes y Resistiré. Un mar de aplausos. Un par de veces han explotado voladores en el cielo. «Vivan los médicos cubanos», gritan los niños del edificio.

Los pequeños regresan al círculo y los adultos al trabajo. Muchos trabajan en Cayo Santa María, polo turístico que abrirá sus puertas para viajeros de otras latitudes.

Muchos hemos hecho planes de futuro. Varias veces hemos leído la frase: cuando acabe esto voy a… Claudia no escapó a la pregunta. «Extraño mucho reunirme con mis amigos, sentarme un rato a la orilla del mar, viajar; pero sobre todo ver los rostros descubiertos de las personas y su sonrisa».

El mar se extraña y se siente su ausencia en un país tan caluroso como el nuestro. Muchos jóvenes tras vencer las primeras inquietudes enrumbaron sus pasos a la playa para mojarse de sal y arena el cuerpo, el alma (e inclusive las dudas) o el malecón con su encanto de aire fresco y miradas limpias. Cuando despertó del confinamiento, el mar, la ciudad, el amor, todavía estaban ahí.

El rostro sigue oculto debajo de un nasobuco. Sigue oculta la sonrisa, pero si se mira con detenimiento encontrará la alegría en las miradas, quizás matizada con otros sentimientos y emociones. Se sabe que la dicha actual, no es completa. Viene acompañada del hipoclorito y necesita muchos cuidados para mantenerse. Los personajes de esta historia son tan consciente de ello, que re-incorporan a sus vidas antiguas costumbres, sin olvidar aquellas que les mantienen a salvo. ¿Quién diría que lavarse las manos sería tan crucial?

Nos hemos tenido que llevar a casa y guardar muchas cosas. Algunos el trabajo, otros el estudio. Es el caso de Herbin Betancourt Acosta, cuya casa en Artemisa se ha convertido por estos días en un aula de Estomatología, mientras se prepara con vistas a su examen estatal.

Ha costado asumir las medidas de seguridad. No era costumbre el nasobuco, el hipoclorito, el gel antibacterial y el lavado de manos. La responsabilidad social ha sido clave en que Cuba ya haya comenzado su recuperación.

«La responsabilidad de forma general en mi comunidad está bastante aceptable con el tema protección individual, aunque no fue así desde un principio. Ahora que ya le vimos las orejas al lobo se nota más conocimiento de lo que la indisciplina pudiera ocasionar», comentó el artemiseño.  

El malecón de la provincia está vacío. Los naturales y  visitantes aprovechaban la noche para disfrutar de la brisa y la buena compañía. Pero esta situación ya se revierte, pues esta provincia ya está en fase recuperativa.

«Se nota como de a poco se van restableciendo algunos servicios y reabriendo establecimientos. El transporte, que estaba limitado casi en su totalidad, ya está disponible dentro de la provincia», explicó.

La cuarentena nos ha abierto los ojos en muchas cosas. Para nuestro entrevistado, le ha hecho apreciar aún más la necesidad de socializar, caminar, correr y salir. Se ha quedado en casa la mayor parte del tiempo, a menos de que sea necesario conseguir lo necesario para el confinamiento, como alimentos y aseo.

La nueva normalidad se antoja compleja. Habrá que mantener un distanciamiento social que dificulte las actividades diarias, como el uso del transporte. Pero también habrá que contenerse para abrazar y besar a los que no hemos visto en largo tiempo.

«Extraño muchísimo poder compartir con la familia y amigos en situaciones normales, sin necesidad de estar a una distancia de protección. Extraño dar la mano. Los cubanos somos muy cercanos y el contacto físico es casi imposible obviarlo. Supongo que tendremos que acostumbrarnos a evitarlo, aunque cueste», confirmó Herbin.

Las calles recibirán nuevos transeúntes, primero temerosos de montar en guagua, pero luego más confiados. No obstante, el teletrabajo será una opción justa y necesaria para evitar posibles contagios. Será preciso en cada centro de trabajo analizar posibles soluciones. Las redes sociales se convirtieron en plataforma para el debate y en herramientas útiles para trabajar en la distancia. Realizar conferencias, modificar y trabajar en documentos, son algunas de las posibilidades. En esta nueva normalidad serán necesarias e inclusive, una ganancia de estos meses, en los que hasta los más renuentes han dado un salto definitivo a la red.

Wendy Hernández vive en Mayabeque. Como todas las provincias del territorio nacional, ya dio los primeros pasos hacia la nueva normalidad tras la pandemia.

Su cuarentena ha transcurrido tranquila, pasando mucho tiempo en casa. Observa en su calle personas con nasobuco, a la vez que evitan aglomeraciones.

El transporte se empieza a normalizar y los negocios se restablecen paulatinamente en un 50% de su capacidad, cuenta, con ansias de que termine esta pesadilla.

La COVID-19 nos ha traído nuevas perspectivas. A nosotros nos ha cambiado la forma de trabajar. No hemos pisado la redacción de Juventud Rebelde en cuatro meses. WhatsApp y Messenger se han convertido en herramientas a nuestro servicio. Los libros, las películas y las series han sido compañía fiel en esta etapa. La familia ha sido un apoyo importante.

He dedicado tiempo a la gente que quiero. Soy feliz porque tengo personas que me quieren y siempre estarán para mí, confesó.

No fue la única confesión que pudimos obtener de ella. Hemos preguntado a nuestros entrevistados qué planes tienen para cuando se levanten todas las restricciones impuestas por la situación. La respuesta de Wendy puede ser la de muchas personas: estar con mi amorcito.

Comparte esta noticia

Enviar por E-mail

  • Los comentarios deben basarse en el respeto a los criterios.
  • No se admitirán ofensas, frases vulgares, ni palabras obscenas.
  • Nos reservamos el derecho de no publicar los que incumplan con las normas de este sitio.