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Notas urgentes sobre un himno de guerra

Lo que comenzó como un coqueteo con la contrarrevolución, bajo un jugoso esquema de mercado, se ha convertido en un llamado abierto a la insurrección. No estamos frente a una canción contestataria, como suele decirse, sino frente a una operación subversiva, de las más abarcadoras que se han producido hasta la fecha

Autor:

Juventud Rebelde

Por estos días hay que responder sin detener la marcha. Revolución y creación. El tiempo siempre apremia; los argumentos se agolpan y se lanzan al vuelo. Mucho más se podría decir, pero así empezamos. Tómenlo como un preámbulo.

Acabo de ver el video y escuchar la canción. Soy de los que sacan sus propias conclusiones y entiendo que el signo de mi tiempo no es la negación del adversario, sino el esfuerzo por derrotarlo, con la razón de nuestro lado.

Acaba de completarse la metamorfosis de Gente De Zona y Descemer Bueno, acompañados de uno que ya había mutado de piel, y otros que tienen las manos del imperialismo moviéndose dentro de sus entrañas, como buenos títeres.

Lo que comenzó como un coqueteo con la contrarrevolución, bajo un jugoso esquema de mercado, se ha convertido en un llamado abierto a la insurrección. El dinero destinado al cambio de régimen en Cuba se ha reinvertido efectivamente en la maquinaria audiovisual con sede en Miami, que encontró convenientemente a artistas con amplio reconocimiento dentro del pueblo cubano, dispuestos a sumarse al coro.

¿Cómo fue posible la metamorfosis de Gente de Zona? ¿Cómo pasaron de agradecer la presencia del Presidente de la República de Cuba en el público de un gran concierto en La Habana, que ni la lluvia pudo detener, a esto que hacen ahora? ¿Cuáles fueron los catalizadores de este proceso? ¿Cuánto costó su moral?

La canción llamada Patria y Vida habla de «derramamientos de sangre que deben parar»; «represión» y «lucha por la libertad», y comienza y acaba con una imagen de Martí ¡Por Dios! Ha sido presentada con todas las credenciales de un himno de guerra, pródiga en frases facilmente transformables en etiquetas y eslóganes, para ser usados por los demás componentes de la insurgencia informacional y simbólica contrarrevolucionaria en el ciberespacio.

Es una convocatoria a incinerar tribunas (literalmente), sin ninguna distancia con los llamamientos que hace semanas circularon en las redes y que promovían la quema de estaciones de policía, tiendas en MLC e incluso escuelas y que no todos se quedaron en Internet.

Artistas de larga trayectoria y que han contado con el respeto y cariño del pueblo, por sus temas alegres y pegajosos, ahora se presentan serios, con lágrimas en los ojos, cantando a coro con personajes que han llamado abiertamente a invasiones contra Cuba y que poco pueden mostrar como trayectoria creadora, fuera del esquema de subversión que los ha hecho «notorios».

La singular voz de Alexander Delgado, de Gente de Zona, entonando el «se acabó» que sobresale como coro de la canción, impulsa un sentido de inminencia; de necesidad de acción urgente para que, en efecto, algo se acabe, ante lo cual sugieren como propuesta una tribuna en llamas, por si alguien tuviera dudas de cuál es el curso de acción que el tema propone.

No se trata de algo que puede tomarse a la ligera y mucho menos ignorarse. La presencia en el video de las marionetas del montaje en San Isidro y sus menciones, con nombres y apellidos, de los cabecillas de la contrarrevolución interna, indican que no estamos frente a una canción contestataria, como suele decirse, sino frente a una operación subversiva, de las más abarcadoras que se han producido hasta la fecha.

Han creado un arma de conmoción que apunta al corazón de la juventud y la calle en Cuba, donde aún Gente de Zona y Descemer Bueno se mantienen sonando con frecuencia, debido a su amplia aceptación por parte de nuestra gente.

Parece que los planificadores ya decidieron que 2022 será el año de la insurgencia en Cuba, según la letra, y han comenzado temprano el apuntalamiento de sus capitales humanos y simbólicos, de cara a esa etapa.

Aluden a un supuesto abismo entre Cuba y EEUU, o entre Cuba y su emigración, ignorando los puentes que se tienden a pesar de todos los esfuerzos de ese país por destruirlos. Ignoran que afuera hay más amor que odios hacia la Isla, que no es solo un pedazo de tierra. La separación añorada es en última instancia entre el Estado y el pueblo, como requisito fundamental de la Guerra no Convencional a la que estamos sometidos.

El conteo regresivo al que aluden en tantos espacios estaría en curso de colición con la disposición soberana de la mayoría del pueblo cubano, que no cederá sus conquistas y sus derechos. De esa confrontación entre cubanos, solo sacarían provecho los que han añorado y promovido históricamente tal escenario para, como dijera José Martí, tener pretexto de intervenir en Cuba y con el mérito de mediador y de garantizador, «quedarse con ella».

Es una estrategia macabra que nos pone a pelear entre nosotros polarizando idelogías y acentuando extremismos. Gestionando descontentos y censando sin descanso toda pizca de movilización, para utilizarla contra la paz de la nación. Se busca usar contra nosotros nuestra rebeldía y los fuegos a los que convoca esta canción puede que se sepa donde comienzan, pero nadie puede asegurar donde terminan.

La guerra no adelanta listas de bajas. Todo llamado a la insurgencia, a la violencia contrarrevolucionaria, es una agresión contra la seguriad nacional de Cuba, y deberían saber los nacidos en la Isla que se prestan a ello, que nuestros hijos caminan por las mismas calles y asisten a las mismas escuelas que pretenden incendiar. Por ellos, por los nuestros y los de ustedes; por los que no han nacido y tienen derecho a una patria en paz, les prometemos que no lograrán sus objetivos.

Si pretenden el derecho de llevar la bandera al campo de batalla, la misma bandera que tanto mancillan, la única respuesta que se me ocurre la dio un hombre gigante:

!Aquí no se rinde nadie! Y sí !Patria o Muerte!

(Tomado del perfil en Facebook de José David País Santamaría)

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