Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Sanadores de espíritu

Profesores y estudiantes de la Escuela Provincial de Arte Benny Moré y del Instituto Superior de Arte laboran en el centro de aislamiento para pacientes pediátricos en Cienfuegos

Autor:

Laura Brunet Portela

CIENFUEGOS.— Brillan los pisos de mármol de la Escuela Provincial de Arte Benny Moré, y sobre ellos se reflejan los ojos entrecerrados por la sonrisa que esconden dos nasobucos.

 Pasan bailando las estudiantes de danza en el turno de día, en una coreografía que, con parejas singulares, las lleva de un lado a otro. Se mueven con escurridor y trapeador y le ponen cintura y técnica profesional a una labor que hacen por puro amor.

En el taller de escultura, un rostro fruncido quedó a medias. Pero los pupilos han hallado otra arcilla donde moldear su sensibilidad.  

La institución educativa que lleva el nombre del Bárbaro del Ritmo ahora es una extensión del Hospital Pediátrico Provincial Paquito González Cueto, y presta servicios como centro de aislamiento para menores de 18 años sospechosos y confirmados asintomáticos de COVID-19.

Karel Damián Ramírez Labrada, estudiante de segundo año de flauta en el Instituto Superior de Arte (ISA), silba mientras traslada la alimentación a los cubículos de los pacientes.

«Apenas hago unas tres horas de flauta en casa, y las asignaturas online me están siendo bastante complejas», dice el joven mientras alista su primera carga del día para los 23 niños y sus acompañantes.

Estudiantes y trabajadores asumen la higienización y distribución de alimentos. Foto: Laura Brunet Portela.

Sabe que la práctica del instrumento no es suficiente, y la teoría de Historia del Arte y Estética lo han puesto a correr. Pero siente que no es menos importante acompañar a su madre en este reto como directora de la Benny Moré, y ser su sostén en casa, cuando las tareas del hogar llaman.

Ramírez Labrada considera que forma parte de lo que está viviendo el país: «Creo que mi aporte también es importante, aunque sea desde este pedacito donde puedo estar». Por eso vuelve cada vez que le es posible, para poner de sí en esta obra humana.

La mayor parte de la tripulación de la Escuela de Arte cienfueguera son jóvenes, estudiantes, recién graduados y profesores que asumieron de inmediato la atención al centro en su nuevo propósito.

«Esta experiencia aporta a su formación, porque todo profesional del arte es también un ser humano, y en ese sentido los prepara de manera integral, con valores éticos y morales para la sociedad en el futuro», declaró José Luis Chaviano Sarduy, subdirector provincial de Enseñanza artística en Cienfuegos.

Así lo considera también Alexa García Vigo, de 18 años, quien en su cuarta vez en zona roja comprende que la conciencia y la participación social son vitales en el enfrentamiento a la COVID-19: «Nos hemos puesto en perspectiva con el trabajo de los médicos cubanos y todo el personal de salud, lo duro de esta lucha y lo importante de no cansarnos», expresó esta estudiante de primer año de la Facultad de Arte de los Medios de Comunicación Audiovisual (Famca).

García Vigo, delgada y menuda, tiembla como el papel ante la cámara porque dice que su lugar está detrás del aparato. Sin embargo, una y otra vez entra con nervios de acero al área de más alto riesgo.

Sabe que el distanciamiento es medular para seguir en esa labor sin traspiés, pero solo en el aspecto físico. A veces no puede evitar la charla amena con los pequeños, encerrados por su bienestar en esa zona segura.

«Recuerdo una niña que no paraba de hablar y todo el tiempo me dirigía el trabajo: "Limpia aquí, recoge allá…", y preguntaba mucho; quería saber quién era, por qué estaba allí», recuerda García Vigo.

Karel Damián Ramírez Labrada, estudiante de segundo año de flauta, en el ISA. Foto: Laura Brunet Portela.

«Aquí he aprendido cuánto necesitamos del contacto humano cuando quedamos aislados. Y para eso también estamos en esta función: un saludo cordial, sin cercanías, no daña a nadie, y si los niños lo piden es porque lo necesitan», dijo la joven, quien cree que hay medicinas que son del alma.

Y porque el arte es uno de esos sanadores de espíritu, la Brigada José Martí de Cienfuegos, formada por estudiantes y profesores, animan desde el patio central la estancia de niños, niñas y familiares.

Imposibilitados de llegar hasta el balcón, pacientes y acompañantes se dejan endulzar el oído con poemas, historias, canciones infantiles y cantos de guitarra.   

La Escuela Provincial de Arte Benny Moré cerró sus aulas hace más de dos meses, pero los estudiantes no abandonaron el centro. Sigue bajo la égida de virtuosos para la creación que han hallado en esta circunstancia nueva arcilla para moldear su huella de juventud.

Fotos Relacionadas:

Comparte esta noticia

Enviar por E-mail

  • Los comentarios deben basarse en el respeto a los criterios.
  • No se admitirán ofensas, frases vulgares, ni palabras obscenas.
  • Nos reservamos el derecho de no publicar los que incumplan con las normas de este sitio.