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Los tanquistas siempre en primera línea

Un solo pensamiento de lucha y de victoria ata a los históricos tanquistas de Girón con las nuevas generaciones de combatientes, y la Gran Unidad de Tanques sigue siendo ese bastión certero que los forma en el camino de defender siempre nuestra soberanía

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A mediados de abril de 1961, Cuba vibraba de emociones ante la euforia por un triunfo sin par en toda América Latina. Del pueblo emanaba el sentir más puro para emprender con fuerza el camino inequívoco de la Revolución y del socialismo, recientemente declarado en una misma voz por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz y las masas populares frente a las provocaciones terroristas previas a la frustrada invasión norteamericana.

Era Playa Girón el motivo de tanto fervor, de aquellas alegrías que iluminaban un futuro no exento de desafíos, pero hilvanado por la hidalguía de quienes en el campo de batalla sangraron hasta el último objetivo: la victoria. Entre ellos, las hoy Milicias de Tropas Territoriales, con el protagonismo del pueblo, lograron frenar en seco la prepotencia estadounidense en menos de 72 horas.

Las nacientes Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) desempeñaron un rol decisivo para la consolidación ideológica y unitaria de la sociedad. Por aquellos días, una juventud mayormente inexperta en avatares de combate, pero con sobrada valía, entre mar, cielo y tierra esquivó balas y fustigó al enemigo mediante la fuerza del cañón.

Allí estuvieron nuestros tanquistas. Y varios hombres como el siempre recordado Joel Pardo Guerra, salieron del otrora campamento de Managua, en La Habana, hacia las arenas de playa Girón con la idea de no doblegarse frente a la inminencia de la guerra.

Aquel campamento donde se prepararon y obtuvieron una alta disposición de lucha, es en la actualidad la Gran Unidad de Tanques de la Gloria Combativa Rescate de Sanguily, Orden Antonio Maceo. Desde allí, como hace 61 años, se continúa formando a soldados y oficiales de nuestras Fuerzas Armadas que, bajo el espíritu de las jornadas históricas de Girón y con su ejercicio diario, consolidan nuestra tranquilidad e independencia.

No es de extrañar entonces que el Día del Tanquista, y justo cuando llegamos a la Gran Unidad, nos encontremos con jóvenes en plena faena de entrenamiento defensivo, en actividades de simulación de combate, y otros realizando la conducción de tanques en busca de una integralidad dentro del campo de batalla.

Entre ellos se encuentra el sargento de tercera Julio Benito Herrera, quien desde septiembre último ingresó en esta unidad de Tanques. Según comenta, el legado de los combatientes de Girón, y en especial de los tanquistas de la gesta, los guían e impulsan a continuar perfeccionando su desenvolvimiento tanto en la vida militar como dentro de la sociedad.

Para él la práctica durante los ejercicios preparatorios es la garantía del aprendizaje y del triunfo en una hipotética agresión armada que ponga en riesgo la soberanía de nuestro país. Pero si algo caracteriza a la vida militar es la exigencia y rigor. En este punto, la Gran Unidad no constituye excepción para los jóvenes soldados y oficiales que orgullosos portan en medio de maniobras de combate los uniformes de tanquistas.

Y es que el día a día resulta fuerte e intenso desde el amanecer, la disciplina férrea y la constancia en cuanto al trabajo. El teniente Adolfo Matos Matos, jefe de pelotón de tanques, recuerda que la preparación se torna sumamente ardua. Sin embargo, eso no hace mella en el rendimiento de los soldados ni en el desenvolvimiento interpersonal.

El oficial afirma que entre ellos y los educandos existe una relación de hermandad que, independientemente del rigor militar, toca lo humano. Y es que, desde lo formativo, el estudio ocupa parte importante del tiempo para los jóvenes tanquistas, aunque muchas veces estos muchachos se llevan de las unidades militares, más que la preparación combativa, premisas de vida.

Foto: Enrique González Díaz.

En las aulas y el campo de entrenamiento, la Gran Unidad de Tanques tiene entre sus misiones fundamentales consolidar la preparación básica de los soldados que ingresan al servicio militar, la especialización en las diferentes armas y los aseguramientos combativos, y una tercera que se relaciona con la superación de los sargentos profesionales e instructores, según comentó el teniente coronel Yuniet Sanamé Gamez, jefe del Regimiento de Estudio en la División de Tanques.

Adaptándose a los nuevos tiempos, desde allí también consolidan la inventiva y el desarrollo de tecnologías nacionales que suple una demanda de recursos para que cada soldado reciba con calidad las clases y entrenamientos. Un ejemplo lo encontramos en las aulas de simuladores para la conducción de tanques, así como en el área del tiro, donde se ahorra gran cantidad de municiones con el uso de novedosos métodos digitales en el plano docente.

Sin embargo, más allá de un aprendizaje riguroso necesario, las FAR en su conjunto y la Gran Unidad de Tanques de la gloria combativa Rescate de Sanguily, de igual forma han demostrado cuánto de humano existe en su obra cuando el riesgo acecha a la Patria.

Así durante las etapas duras que nos dejó la COVID-19, la FAR pudo revertir cada instante de desafío. «Y los tanquistas ahí estuvimos. De estas unidades, por ejemplo, salían camiones-cisterna diariamente hacia los barrios de la capital para sanear las calles con cloro», explica el teniente coronel Amaury Suárez Núñez, jefe del órgano político de la brigada de tanques.

Quizá por eso jóvenes oficiales como el capitán Osmany Figueredo Nogueras, segundo jefe de plana mayor, afirmen que cada soldado se lleva de las Fuerzas Armadas al concluir el Servicio Militar Activo, la sensibilidad y el deseo de continuar haciendo en favor de nuestro pueblo.

Lo cierto es que una sola línea de pensamiento y lucha ata a los históricos tanquistas de Girón con las nuevas generaciones de combatientes, y la Gran Unidad de Tanques sigue siendo ese bastión certero que los forma desde el Ejército Occidental en el camino de defender siempre nuestras conquistas.

Fotos: Enrique González Díaz.

 

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