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Este 8 de septiembre la llamada «computadora de la familia cubana» cumple 35 años de fundada. Surgidos por iniciativa de Fidel, los Joven Club de Computación y  Electrónica siguen siendo necesarios ante los crecientes desafíos que nos impone el desarrollo tecnológico y en la transformación digital que vive nuestro país

 

Autor:

Juventud Rebelde

Cuando se habla del proceso de informatización en Cuba es imposible no mencionar los Joven Club de Computación y la Electrónica (JCCE), esas instalaciones surgidas por iniciativa del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, hace 35 años. Cuentan que la idea nació durante una exposición organizada por las Brigadas Técnicas Juveniles (BTJ) en el verano de 1987, en el capitalino Pabellón Cuba.

En ese entonces, por primera vez, personas de todas las edades —en su mayoría niños y jóvenes— se enfrentaron a una computadora y acudían a tocar con sus propias manos un teclado. Fidel conoció y palpó lo que pasaba en el Pabellón y ante tal éxito, se evaluó ampliar el proyecto y extenderlo al resto del país.

Surgen así, el 8 de septiembre de 1987, los Joven Club en reunión con el Buró Nacional de la Unión de Jóvenes Comunistas, con la misión de proporcionar una cultura informática a la comunidad, con prioridad hacia niños, adolescentes y jóvenes, y para desempeñar un papel activo, creativo y de formación de valores en el proceso de informatización de nuestra sociedad.

En aquellos inicios, el Comandante en Jefe afirmaba que «la sociedad que no se prepara para el uso de la computación está liquidada». Entonces los recursos eran muy pocos en ese campo, pero lo que sí sobraba era la buena voluntad de impulsar el desarrollo y el aprendizaje de la informática, la computación y la electrónica en el país. Era momento de ir acostumbrándose a un mundo nuevo que iba cambiando alrededor de los cubanos y de demostrar cuánto podía lograrse en las esferas tecnológica, cultural y espiritual de nuestro pueblo.

En sus 35 años de trabajo, y ante los crecientes desafíos que nos impone el desarrollo tecnológico, la formación de una cultura informática continúa siendo una de las directrices fundamentales y prioritarias en el quehacer diario de Joven Club.

Como refleja su sitio web, en estas instituciones se han formado más de 4,9 millones de cubanos en cursos en las modalidades presencial, semipresencial y a distancia. Además, se han prestado importantes servicios a la comunidad, centros de la salud, escuelas y otras instituciones en el uso de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC).

Para toda la sociedad

Una de las principales políticas de Cuba es la inclusión social y la igualdad para todos los hombres y mujeres, aun cuando tengan una discapacidad visual, auditiva, física, mental o motora. Con el fin de contribuir a ese propósito, no han sido pocas las acciones desarrolladas por los Joven Club para lograr el empoderamiento de este segmento poblacional también desde la informática.

Las áreas y las actividades que tienen importancia para mejorar la calidad de vida de las personas con discapacidad, están muy vinculadas con el uso de las TIC, y como resultado de esto se logra aumentar la autoestima de las personas con discapacidad. Estas posibilidades que ofrecen las TIC se reflejan en la vida cotidiana de ellos, en lo social, en la educación y en el ámbito laboral.

Los cursos de operador de microcomputadoras para personas con discapacidad han sido el principal servicio brindado. Esto les ha permitido ser independientes en el uso de la computadora, lo que ha sido de mucha utilidad para realizar sus trabajos escolares.

Los niños, adolescentes y jóvenes han sido los más beneficiados con los servicios y programas que se brindan en estas instalaciones. Foto: Enrique González Díaz

Los Joven Club han contribuido en la redacción de tesis universitarias o de técnico medio para aquellos cuya meta es llegar a ser un joven capacitado, o formar parte de un centro de trabajo. También ha sido de utilidad para que muchos quieran estudiar la carrera de informática o alguna otra afín con las tecnologías y logren, al culminar su carrera, trabajar en estas esferas.

En los últimos tiempos, la robótica se ha convertido en una de las herramientas educativas que impulsa la llamada «computadora de la familia cubana», tras la decisión del Ministerio de Educación de introducir la enseñanza de la automática y la robótica en las escuelas y del impulso que ha pedido darle a estos temas el Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez.

Por eso, Joven Club cuenta con el diseño de cursos y capacitaciones, así como laboratorios para el acercamiento y el desarrollo de habilidades en estas áreas. Difundir la tecnología robótica en la comunidad, y sus ventajas como medio para mejorar las condiciones de trabajo y vida de las personas e incentivar a los jóvenes al estudio de esta tecnología, es otra de las proyecciones los JCCE.

Hace 35 años, con la visión de futuro que lo caracterizaba, Fidel destacó la necesidad de crear los «Joven Club de fábrica, de instituciones, y Joven Club popular, porque estos son los que están allí al lado de los vecinos, este es (como) el médico de la familia, la computadora de la familia cubana», y esa sentencia debe seguir acompañándonos hoy camino a la transformación digital.

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