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Con los jóvenes el asistencialismo no es la política (II y final)

No basta con formular, como se hace, una proyección desde el Estado, las instituciones y la sociedad toda para los más nuevos, que incluya una definición propia de sus requerimientos e intereses, lo más importante es concretarla, en lo que las organizaciones juveniles y estudiantiles tienen una responsabilidad especial

Autor:

Yuniel Labacena Romero

Aunque en la formulación de la Política integral hacia la niñez y las juventudes y su plan de acción participan organismos, centros de investigación, organizaciones juveniles, faltaban por escuchar sus beneficiarios, quienes pueden identificar mejor sus principales intereses y necesidades y la manera idónea de encontrarle soluciones.

 Así quedó demostrado con la consulta realizada durante el mes de junio, en la que fueron recogidas más de 10 000 respuestas a través de una encuesta online y otra presencial, que incluyó talleres o grupos focales, así como foro debates realizados de conjunto con el periódico Juventud Rebelde y la revista Alma Máter, según explicó la Doctora en Ciencias Pedagógicas Keyla Estévez García (KEG), directora del Centro de Estudios sobre la Juventud (CESJ).

Tras el procesamiento de esa valiosa información, apuntó que se recogieron las preocupaciones esenciales de las nuevas generaciones: «el tema económico, sus aspiraciones profesionales, el acceso a la vivienda, la recreación, la calidad del proceso educativo, la falta de motivación, la marginación y las desigualdades, así como participar en la toma de decisiones y ser escuchados».

Keyla Estévez García aseguró que la consulta realizada fue una acción muy importante, más cuando se desea una Política que sea participativa. Foto:Abel Rojas Barallobre

Según la Doctora en Ciencias Sociológicas María Isabel Domínguez García (MIDG), especialista del Centro de Investigaciones Sicológicas y Sociológicas, y quien coordina el grupo de elaboración de la Política, las respuestas resultan una forma de participar en la construcción colectiva de una Política para el presente y el futuro. «El sondeo se realizó en todos los niveles educacionales y centros laborales, tanto del sector estatal como de los nuevos actores económicos. También fueron consultados jóvenes desvinculados del estudio y el trabajo».

Se necesita mucha conciencia de la importancia que tienen los problemas identificados en relación con nuestros jóvenes, afirmó María Isabel Domíguez. Foto:Abel Rojas Barallobre

—¿Qué resultados dejó el proceso de consulta?

—KEG: Esta posibilidad fue una acción muy importante, más cuando deseamos una política que sea participativa. Fue un gran paso, porque enriqueció la propuesta y nuestros niños, adolescentes y jóvenes se sintieron parte. Pudimos palpar que hay una participación del grupo que se beneficia con la construcción de la Política.

«Muchas veces uno como investigador ha querido llegar a un lugar a transformar algo y no es eso lo que quiere la población. Ahora estamos teniendo un aprendizaje: ellos son parte del proceso y le han colocado —con mucha más frescura e iniciativas— la vivencia personal desde su edad.

«Ojalá esta experiencia sea tomada en cuenta para que se convierta en práctica para todos los procesos que desarrollamos, ya no como país sino también al interior de las organizaciones estudiantiles, desde los movimientos juveniles, para ganar en credibilidad y que no se ataque a la institucionalidad».

—Por grupos de edades, ¿a quiénes se dirige la Política? ¿Por su título muchos pudieran pensar que en ella no están los adolescentes?

—MIDG: Abarcará la niñez, es decir, las personas comprendidas desde su nacimiento hasta los 18 años, y la juventud, que comprende desde los 18 hasta los 30 años, con distinciones que permitan atenderlos de manera diferenciada, según sus características específicas. Desde el enfoque general conceptual estamos hablando de esas categorías, pero los adolescentes sí están ahí.

«¿Por qué hablamos de juventudes? pues queremos abarcar la diversidad que engloba ese grupo social. La juventud tiene sus propias diferenciaciones, que son las sociodemográficas más generales por género, por el color de la piel, por territorios; pero son también otras adscripciones por nivel e inserción educacional, por estado civil, por orientación sexual…, o sea, hay todo un conjunto de elementos que diferencian a las juventudes, no solo por aquellos elementos que le vienen dado familiarmente, sino por el resultado de su propia evolución, desarrollo, intereses y orientaciones».

—¿Qué le podemos decir a sus principales beneficiarios y a nuestros lectores de lo que contiene esta Política?

—MIDG: Tiene dos componentes, uno donde están los principios, objetivos, enfoques y definiciones conceptuales, y el otro es el plan de acciones para implementarla. Están organizados en 11 líneas estratégicas para garantizar un mayor apoyo y trabajo en conjunto de todos los sectores que contribuyen al mejoramiento de su calidad de vida.

«Se trata de las líneas de educación, salud, empleo, cultura, deporte y recreación, ciencia, vivienda, bienes y servicios, tecnologías de la información, comunicación, migraciones y participación. Cada grupo de trabajo ha hecho un diagnóstico y, a partir de ahí, se ha identificado qué objetivos deberían centrar la política para resolver esa problemática, cuáles serían las acciones a desarrollar en dos momentos.

«Las acciones están organizadas para su ejecución en un corto plazo, desde su aprobación en este año 2022 hasta el 2025, y una segunda temporalidad en un mediano plazo de 2026 a 2030, porque el plan de desarrollo social está definido hasta esa fecha, la agenda de Naciones Unidas también está definida para ese tiempo».

—¿Cuáles son algunas de las acciones?

—MIDG: Dar posibilidades de ingreso a los jóvenes a la formación de técnico medio y obrero calificado, en cursos por encuentros y a distancia, dar posibilidades a jóvenes desvinculados para el ingreso a la Educación para jóvenes y adultos, con prioridad a las comunidades de difícil acceso, Plan Turquino, sector rural y barrios en situación de vulnerabilidad, así como desarrollar el proceso de certificación de saberes a jóvenes que se encuentran desvinculados de los estudios y el trabajo y tienen habilidades en determinados oficios, garantizando las posibilidades de vínculo laboral.

«También proponemos realizar las prácticas preprofesionales en las instituciones de todos los actores económicos, con responsabilidad en la ubicación laboral, ofrecer acceso gratuito a las plataformas de formación en línea del sistema educacional cubano e incrementar la generación y calidad de los contenidos y aplicaciones cubanos, incluidos los videojuegos.

«Establecer precios preferenciales para estudiantes y profesionales jóvenes con hijos, asignar viviendas del fondo habitacional por los Consejos de la Administración, a familias jóvenes con resultados laborales y sociales destacados y facilitar el otorgamiento de créditos específicos a jóvenes para la adquisición de bienes para el hogar.

«Facilitar la realización de maestrías y doctorados para jóvenes profesionales, dentro y fuera de Cuba, vinculados a proyectos y tareas principales de las instituciones; también incluir en los planes de mantenimiento constructivo e inversiones el rescate de piscinas, teatros, anfiteatros, casas de cultura… desde la comunidad en función de los servicios deportivos, culturales y recreativos.

«Otras propuestas están relacionadas con crear opciones de viviendas para jóvenes que puedan ser alquiladas, adquiridas u otras modalidades, avanzar en la conectividad de banda ancha en los centros educacionales y los Joven Club de Computación y Electrónica, proveer el acceso por wifi en todas las instalaciones posibles y fortalecer la infraestructura y el acceso a bienes y servicios en los territorios rurales, incluyendo políticas de inversión, con prioridad para los jóvenes».

—Algunos pudieran asumir que son acciones ambiciosas para la situación que enfrenta el país…

—MIDG: Muchas cosas no se pueden hacer porque las circunstancias económicas son muy difíciles y marcan limitaciones, pero hay otras que sí, porque no demandan recursos o requieren de estos en cantidades posibles de manejar a nivel local. Se necesita mucha conciencia de la importancia que tienen los problemas identificados.

KEG: «Cuando hablamos de esta Política que ahora se construye recuerdo los años 2000, cuando surgió la Batalla de Ideas que dio muchos frutos. En ese tiempo se puso, por ejemplo, a estudiar o trabajar a la mayoría de los jóvenes que estaban desvinculados y llegamos a muchos lugares apartados del país con nuestras acciones. Es verdad que luego ha venido una situación económica difícil que alteró todo, pero las políticas pasan por la subjetividad de quienes dirijan, a nivel local, institucional, ministerial, incluso el país.

«Por eso tenemos que estar muy ocupados en que se cumpla lo que estamos proponiendo y que siga existiendo una visión de futuro, en que esos para los que estamos haciendo la Política, ya en 2030 por los datos demográficos que se manejan, tendrán el sustento del país. Ello justifica la urgencia de concentrar lo poco que tenemos en el grupo que realmente va a ser el futuro que necesitamos que se forme, que necesitamos que tenga otras condiciones de vida para poder decir que fue efectiva la Política».

—Entonces, ¿qué hace falta para lograrlo?

—MIDG: Hay que cambiar muchos métodos de trabajo, buscar una manera de relación intergeneracional diferente, hay que mirar a las infancias y a las juventudes con otros ojos, y darles el espacio para que expresen cómo quieren que sean las cosas. Hay que verlos como sujetos de derechos y actores estratégicos del desarrollo. No podemos pensar que una sociedad cada vez más envejecida va a tener desarrollo si los jóvenes no son su actor estratégico.

—Una de las debilidades que han tenido nuestras políticas a lo largo de los años es que ha sido muy débil el proceso de evaluación…

—MIDG: Así es. Muchas de nuestras políticas se formulan y se implementan, pero no se evalúan, y por ello no sabemos si eso que se definió hoy, que se implementó, fue útil, si cambió algo, si logró o no los objetivos que tenía previstos, si vale la pena seguir con ella o hay que transformarla. A veces se cambia y al cabo del tiempo se vuelve a implementar con lo cual no sabemos si ofreció el resultado previsto o no.

«Por lo tanto, el elemento evaluativo es clave. Por eso, en esta nueva Política estamos pidiendo que cada una de las acciones propuestas estén acompañadas de indicadores que van a permitir su evaluación. Todo eso estamos tratando de articularlo, porque no se trata de una sumatoria de acciones aisladas, sino todas integradas».

—¿En qué momento está ahora mismo la Política?

—MIDG: La Política ya está elaborada y ahora se inicia el proceso de aprobación que deberá ser antes de que finalice el año, y una vez aprobada comenzaría su implementación.

 

La Política busca, entre otros propósitos, propiciar el desarrollo integral de niños, niñas, adolescentes y jóvenes, el respeto pleno a sus derechos, su protección e inclusión social con equidad. Foto: Roberto Suárez

—¿Cuál sería la responsabilidad de la UJC en la implementación de la Política?

—KEG: La UJC es la primera que tiene que cambiar métodos y estilos de trabajo, pues no puede vivir de consigna en esa atención a los niños, adolescentes y jóvenes. Cambiar su funcionamiento es estar al lado de una academia que le está diciendo cuáles son hoy las necesidades, las motivaciones y los intereses de estos grupos etarios. La organización tiene que aprender a formular acciones, a que sus maneras de hacer representen a las nuevas generaciones, no solo a la organización, sino también a sus integrantes, y que no solo funcionan para militantes.

«Eso implica que tiene que llegar a todos y pensar también qué pasa en la cuadra, en la comunidad, a nivel social donde esta ese joven. La organización tiene que saber dialogar, no puede pensar que se está evaluando porque se hable en un diagnóstico sobre los jóvenes. Tiene que desaprender también las prácticas costumbristas de mando, ordeno y oriento, tiene que pensarse no en cumplir tareas sino en el acercamiento cotidiano a los más jóvenes.

«Además, la UJC tiene que asumir la evaluación constante de la marcha de esa Política, más allá de la academia, pues tienen que decirnos lo que anda mal, lo que anda bien, porque la institución juvenil tiene que ser un espacio de influencia cotidiano. Los anteriores son retos que tiene la UJC, y lo otro es que tiene que existir un nivel de preparación de sus cuadros para entender todos estos procesos y para ser parte de su implementación».

—¿Para la UJC tener el mandato constitucional significa ser el responsable de los problemas que enfrentan los jóvenes?

—MIDG: Hay que diferenciar que tener el mandato constitucional no significa ser el dueño de la juventud y sus problemas, y por eso cada vez que se dice algo de los jóvenes se interpreta como que no se ha trabajado bien y existen posiciones justificativas, muchas veces de cuestiones que no son responsabilidad de la organización. El papel de la UJC en esta Política es seguir sumándose como un actor, como el resto de los actores del Gobierno, del Estado, de la sociedad en su conjunto, más allá de su responsabilidad política.

«Creo que una sociedad que se está diversificando, donde estamos diciendo que todos los actores económicos tienen que tener por igual un papel y las políticas deben funcionar igual para un sector u otro, la UJC también debe ampliar la mirada y tener las mismas políticas y las mismas miradas para el comité de base de la UJC, para el movimiento espontáneo que se ha formado alrededor de determinados intereses o necesidades, porque ese es el mundo de hoy de la juventud.

«Por eso, la experiencia de La Comuna —ese encuentro que se realizó con diferentes agrupaciones juveniles— es un paso que no se puede quedar ahí, tiene que ser una manera de funcionar la organización. Ello le va a permitir ganar en legitimidad en relación con esos movimientos y sectores de la sociedad que se han ido separando de ella por considerarla más esquemática, con métodos más arcaicos, menos diferenciadora… Esa mirada articuladora e integradora, es el reto principal que tiene la organización.

«La UJC tiene que estar en la Política, pero no es la responsable de ella, porque se trata de una política pública que es estatal, y por tanto engloba a todos los actores del Estado, las organizaciones, la sociedad civil… Lo anterior es importante que se comprenda, porque cuando eso ha fallado, como sucedió en la Batalla de Ideas —nacida con el noble empeño de nuestro Fidel—, se perdieron muchas de las cosas que hoy estamos volcados a rescatar. Eso sí, la UJC tiene que desempeñar un papel fundamental en su validación».

—KEG: «Estamos trabajando por una Política participativa, inclusiva y articulada de todos los factores que intervienen en las diversas condiciones que viven niños, adolescentes y jóvenes en Cuba. Hay deseos de trabajar y una voluntad política del Gobierno de que las cosas se transformen pensando en los más nuevos sin estereotipos. Estamos convencidos de que la mirada hacia ellos, como las más importantes personas que son, no puede ser asistencialista, sino de participación y protección».

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