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¿Cómo murió Martí?

El Apóstol debe recordarse como el héroe que fue, pero además como un hombre que sufrió enfermedades, la separación de su familia y las incomprensiones por su amor por Cuba, afirma en diálogo con JR el Doctor en Ciencias Ercilio Vento Canosa

Autor:

Hugo García

MATANZAS.— El mundo científico y académico cubano e internacional se regocija con el reciente título de Doctor en Ciencias alcanzado por Ercilio Vento Canosa, quien discutió su tesis titulada Paleontología infecciosa en Cuba, ante un jurado que lo examinó en el Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí (IPK).

A propósito del 19 de mayo, cuando se cumplen 128 años de la caída en combate del Apóstol, conversamos con el también Historiador de la ciudad de Matanzas, quien atesora una vasta obra publicada, que incluye 21 libros, más de 500 artículos en revistas y editoriales de alto impacto en el mundo, además de ser un excelso conferencista e investigador, un excelente interlocutor y ser humano.

En su extensa trayectoria como científico e investigador atesora varios títulos relacionados con la vida de José Martí Pérez, entre ellos Carmen: la agonía del verso, publicado en España. Ahora, Luminaria, la prestigiosa editorial de la provincia de Sancti Spíritus, ha acogido el título ¿Cómo murió Martí? Un análisis desde la ciencia forense, en el cual se recogen las incidencias de la muerte del Apóstol vistas desde un análisis médico-legal, que tiene por objetivo diluir un poco criterios que persisten, muy subjetivos, en torno a su fallecimiento.

«Uno de ellos es que Martí se suicidó; sin embargo, el delegado del Partido Revolucionario Cubano (PRC) tiene durante toda su vida una proyección hacia la muerte intensa, porque cuando uno lee los escritos martianos se da cuenta de que recurre constantemente a alusiones fúnebres, lo que es normal en él», acota el científico e investigador.

Eso crea una duda, alimentada porque en ese momento, después de padecer tanto, él va a una inmolación, subraya. «En su última carta dice: cuanto hice hasta hoy y haré, es para eso; entonces es cuando colocamos ese haré en un punto metafórico, o no le das valor, o lo pones en un punto en que efectivamente Martí tenía que salir otra vez de Cuba porque le aconsejan que era más útil en Estados Unidos organizando como delegado la guerra. Él quería participar por lo menos en dos combates. El 19 de mayo participa en uno durante la mañana y luego en la tarde en el que le causa la muerte.

«La segunda hipótesis tratada es sobre alguien que asesina a Martí dentro del Ejército Libertador, eso es imposible porque tendría que haber cabalgado junto a él, y los españoles hablan de dos insurrectos, no de tres.

«Nadie anteriormente hizo un estudio balístico, por eso me dediqué a esa faena con la reconstrucción de cómo va en el caballo, por dónde recibe los disparos, qué armas le disparan y toda la física del disparo. Sin duda, es una muerte en combate, no se puede decir que es un homicidio por parte de los españoles porque muere en combate. Tampoco hubo disparo de remate. El práctico Antonio Oliva, para ganar la posibilidad de una pensión, dice que él remata a Martí en el suelo, y eso es imposible poque si ni los propios españoles estaban seguros de que era Martí, cómo un analfabeto como Antonio Oliva iba a reconocerlo. Luego el general Salcedo desmiente completamente la versión de Oliva».

En una investigación titulada A propósito de la muerte de José Martí, Vento Canosa señala que Martí avanzó impetuosamente hacia las filas enemigas sobre el caballo Baconao, iba inclinado sobre la bestia y recibe el primer disparo de izquierda a derecha, pero que cuando se coloca la persona en posición anatómica el disparo está de arriba hacia abajo, y si hubiera sido Oliva sería en el piso, de abajo hacia arriba.

El disparo fue con un fusil Mauser que lo lanza del caballo con una potencia de disparo de una tonelada por centímetro cuadrado; es decir, que le disparan a menos de 50 metros de distancia, y con el armamento más potente de la época, afirma.

Vento estudió la dinámica de los disparos y su física. Y se pregunta por qué le disparan más a Martí que a Ángel de la Guardia, que iba a su lado: «Martí iba con pantalón blanco, un bombín y chaqueta, pues estaba lavando la otra muda de ropa, no iba vestido de campaña. Ni llevaba machete, porque el que tenía, regalo de Panchito Gómez Toro, por padecer de úlceras Martí se lo da a Máximo Gómez. También el revólver fue regalo de Panchito y Martí no disparó ningún cartucho en Dos Ríos.

Vento recuerda al escritor argentino Ezequiel Martínez Estrada, quien definió la muerte de José Martí como el hecho más fabuloso, pero a la vez más lógico de toda su biografía.

«Luego de producida la muerte de Martí, en Boca de Dos Ríos, entre la 1:00 y la 1:30 p.m. del 19 de mayo de 1895, el cuerpo no recibe sepultura sino hasta las 8:00 p.m. del día siguiente, en Remanganaguas, tras de un azaroso viaje bajo un aguacero. Vista la importancia de Martí, era imperativo su identificación, por lo que el general Salcedo ordena que se practique el embalsamamiento y el traslado inmediato a Santiago de Cuba.

«La tarea de embalsamar a Martí se encarga al médico cubano Pablo Aurelio Valencia y Forns, quien recibe por ello abundante remuneración. Inicia su tarea el día 23 a las 5:00 p.m. Con un cadáver en franco proceso putrefactivo.

En la práctica, Valencia se limitó a comprobar si las señas dadas para la persona que se decía ser José Martí se correspondían con aquel cadáver, por lo que no hizo un informe de autopsia, sino de identificación.

«Realizada la extracción de las vísceras, se aplicó un relleno de algodón desinfectado y se aplicaron 302 inyecciones de bicloruro de mercurio más un barniz de alumbre y ácido salicílico.

Irregularidades comprobadas

Un cabo sanitario dijo ver los ojos «azules» de Martí, cuando los tenía pardos. Nunca se aclaró esta confusión, comenta Vento Canosa en una investigación.

No se describió la trayectoria interior de los proyectiles ni los órganos que estos afectaron. Solo se dio la causa básica de la muerte, pero nunca la intermedia ni la directa, concreta.

La redacción del doctor Valencia es confusa, al punto de no precisar con detalle lo que es izquierdo de lo que es derecho, refiere Vento Canosa, quien añade que la sintaxis está conservada, pero no la ortografía: «Se describe un disparo que penetra por el mango del esternón y que sale por la escápula izquierda, como se comprueba en la
exhumación del 24 de febrero de 1907, pero el doctor Valencia describe la salida por la escápula derecha. Se habla de un disparo que afecta el muslo derecho por su tercio inferior interno, pero en la exhumación se comprueba fractura de tibia y peroné por el tercio superior.

«Los dos disparos, en el miembro inferior derecho y el tórax, son de delante hacia detrás, pero hay un tercer disparo que penetra por detrás de la rama mandibular derecha y sale por el maxilar izquierdo. En posición anatómica esta trayectoria es de detrás a delante y opuesta a las anteriores.

«Si se toma en cuenta este detalle, el disparo procedió del lateral derecho posterior de Martí, mientras este cabalgaba, o bien, el disparo se produce simultáneamente con el del tórax, cuando Martí es derribado de la cabalgadura, siempre que efectuara un giro total hacia la izquierda sobre la montura, ofreciendo entonces su flanco posterior derecho.

«El disparo de la pierna se produjo después del disparo del tórax, al caer el cuerpo hacia detrás y la izquierda. Si los disparos no fueran simultáneos, al menos uno de ellos se produce de atrás hacia delante.

«Las torpezas cometidas en la autopsia, la identificación del cadáver y la exhumación abrieron un paréntesis de incógnitas en el cual, aún con el auxilio de la ciencia, se hizo complejo penetrar.

«No existe un solo argumento sólido que justifique el suicidio. Ningún elemento entre los traumatismos producidos por los disparos justifica el homicidio», considera el especialista de segundo grado en Medicina Legal.

Esclarecer los hechos relativos a la muerte del Héroe Nacional José Martí no es solo una excursión en la historia, sino la posibilidad de borrar una mancha que arrojaron la especulación y la duda sobre uno de los capítulos más trascendentales de las luchas por la independencia de Cuba, concluye.

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