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Las rigurosas pasiones de un médico investigador

En el hospital universitario Vladimir Ilich Lenin, en Holguín, el doctor José Leandro Pérez Guerrero es uno de los pinos nuevos de la provincia que, desde su profesión, apuesta por el desarrollo científico. Por su destacada labor integra el Consejo de Jóvenes Asociados a la Academia de Ciencias de Cuba

Autor:

Jorge Fernández Pérez

HOLGUÍN.— «Crecí observando cómo la medicina transformaba la vida de las personas, no solo en términos físicos, sino también emocionales y familiares», dice el doctor José Leandro Pérez Guerrero al hablar de una vocación que encontró siendo muy joven.

Tal vez por eso, José Leandro optó tan pronto por los caminos de hacer el bien a los demás. Y aclarar, ciertamente, que proviene de una familia donde no hay tantos profesionales de la salud, algo que hace pensar en su vocación plena, sin ningún tipo de condicionamientos, para ejercer la medicina.

 Con su carácter afable, este joven profesional perteneciente al hospital universitario Vladimir Ilich Lenin, en Holguín, comenta que comprendió temprano en su ejercicio profesional que un médico no solo trata enfermedades, sino que acompaña a los seres humanos en momentos de gran vulnerabilidad.

 Sin embargo, más allá de la atención directa a los pacientes, algo que le place mucho, también está otra pasión fuerte que lo convoca: «El estudio constante de las ciencias médicas». De ese ejercicio de superación, dice, lo atrae su carácter dinámico. «La medicina no se queda estática, evoluciona con cada descubrimiento científico y con cada avance tecnológico. Sentí que ingresar en este campo me permitiría ser parte activa de ese proceso de cambio», reconoce.

—¿Qué representa el hospital Lenin en su carrera?

—Encontré en la cardiología un área fascinante, en la que confluyen la complejidad del conocimiento biomédico y la sensibilidad humana. Además, tenía una motivación personal, porque sentía la responsabilidad de velar por el cuidado de mi madre que padece de enfermedad cardiovascular.

«Uno de los momentos más significativos de mi actividad científica en el hospital Lenin ha sido la oportunidad de atender casos clínicos complejos en el área de cardiología y ver cómo los resultados de un diagnóstico oportuno y un tratamiento adecuado impactan directamente en los pacientes.

«Asimismo, participar en investigaciones vinculadas con el área cardiovascular, específicamente en la cardioncología, me ha permitido crecer. Haber podido llevar a la práctica proyectos de investigación que aporten soluciones reales a las necesidades de la población me ha marcado profundamente.

«Actualmente, curso la Maestría de Medios Diagnósticos y me encuentro inmerso en el Doctorado en la tercera
cohorte del programa de formación doctoral de nuestra universidad, precisamente, vinculando las afecciones cardiovasculares con las enfermedades oncológicas, las principales causas de muerte en Holguín, Cuba y el mundo».

—¿Qué significa integrar el Consejo de Jóvenes Asociados a la Academia de Ciencias de Cuba?

—Fue un proceso lleno de compromiso y responsabilidad. Implicó demostrar con resultados concretos el esfuerzo que he realizado en el campo de la cardiología y la investigación biomédica, así como la disposición de aportar desde mi experiencia al desarrollo científico nacional.

«Exigió mostrar no solo logros individuales, sino también la capacidad de trabajar en equipo y de articular proyectos con impacto social. En ese sentido, fue un ejercicio de reflexión sobre el camino recorrido y, al mismo tiempo, una oportunidad para proyectar lo que deseo seguir aportando a la ciencia.

«Personalmente, significó un gran honor. Integrar este Consejo representa un reconocimiento al esfuerzo realizado, pero sobre todo, un compromiso mayor con la comunidad científica del país. Es la confirmación de que la juventud tiene un rol esencial en el presente de la ciencia, no solo en su futuro».

—¿Qué líneas de investigación ocupan hoy su quehacer?

—Me encuentro involucrado en proyectos de investigación centrados en la cardioncología, subespecialidad de la cardiología que reviste gran significado su estudio.

«El objetivo principal de este proyecto es identificar patrones clínicos, electrocardiográficos y ecocardiográficos que permitan diseñar estrategias más efectivas de prevención y diagnóstico precoz de enfermedades cardiovasculares secundarias al uso de fármacos antineoplásicos.

«Considero que el conocimiento profundo de estas variables es fundamental para optimizar los recursos de nuestro sistema de Salud, aprovechando la atención en el Centro Regional de Oncología de nuestro centro.

«De igual modo, participo en un proyecto multidisciplinario de carácter nacional sobre falla cardíaca, del cual soy el coordinador en la provincia de Holguín, que estudia la incidencia y prevalencia de la insuficiencia cardíaca de diversas etiologías».

—¿Qué importancia tiene la juventud en el desarrollo científico de Cuba?

—La juventud desempeña un rol esencial en la continuidad y renovación de la ciencia en Cuba. En un país donde la tradición científica ha sido
históricamente sólida, es imprescindible que las nuevas generaciones asuman la responsabilidad de mantener viva esa herencia.

«Los jóvenes aportan energía, creatividad y nuevas formas de interpretar los problemas científicos, elementos que enriquecen enormemente la investigación, siempre con la guía de profesores de vasta experiencia que nos enseñan cada día sus conocimientos.

«La rápida evolución de las tecnologías y la necesidad de adaptarse a cambios globales exige mentes flexibles y abiertas al aprendizaje constante, como es la introducción de herramientas de inteligencia artificial. La juventud cubana ha demostrado su capacidad de asumir estos desafíos.

«En Cuba, los jóvenes científicos también tienen un fuerte compromiso social. No se trata únicamente de avanzar en el conocimiento, sino de orientar ese conocimiento hacia el beneficio del pueblo. Ese espíritu de servicio constituye un valor agregado que distingue a nuestra comunidad científica».

—¿Qué desafíos enfrenta la nueva generación de científicos cubanos?

—El primer desafío está vinculado con las limitaciones materiales y tecnológicas que existen en nuestro entorno debido al bloqueo económico, comercial y financiero que impone Estados Unidos que impacta negativamente en la actividad científica.

«Otro reto importante es el acceso a la información científica actualizada. Aunque en los últimos años se han ampliado las posibilidades, aún persisten dificultades para acceder de manera plena a bases de datos como Scopus, publicaciones y tecnologías de última generación.

«Asimismo, la nueva generación debe enfrentar el desafío de insertarse en redes de colaboración internacional, un espacio competitivo y exigente. La movilidad académica, la publicación en revistas de alto impacto y la participación en congresos globales son objetivos que requieren preparación y apoyo institucional.

«También es un reto equilibrar el rigor científico con las necesidades del país. En ocasiones, los jóvenes investigadores de las ciencias médicas debemos priorizar proyectos con un impacto social inmediato, aunque sus intereses personales se orienten hacia áreas de investigación más básicas o experimentales.

«Por último, un desafío no menos importante es la construcción de una carrera científica sostenible a largo plazo. Esto implica cultivar la perseverancia, mantener la motivación y adaptarse a cambios constantes, sin perder de vista que la ciencia es una vocación de servicio».

—¿Qué recomendaría a aquellos que inician su camino en la rama de las ciencias médicas?

—Cultivar la pasión por el conocimiento para ponerlo al servicio de mejorar la calidad de vida de nuestros pacientes. La ciencia requiere esfuerzo y constancia, y solo una vocación profunda permite superar los obstáculos que inevitablemente se presentan en el camino.

«También les recomendaría desarrollar la disciplina y la perseverancia. El rigor metodológico y la constancia en el estudio son condiciones indispensables para alcanzar resultados sólidos y confiables. La ciencia no admite atajos, exige dedicación y compromiso con la verdad.

«Les diría que no teman al trabajo en equipo ni a la colaboración interdisciplinaria. El futuro de la ciencia está en la cooperación y en la integración de múltiples saberes. Quien sepa trabajar con otros, crecerá no solo como científico, sino también como ser humano.

«En definitiva, el secreto está en entender que la vida profesional y personal no son dimensiones opuestas, sino complementarias. Cuando se logra armonizarlas, el resultado es un desarrollo más pleno y sostenible en todos los ámbitos».

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