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Las Romerías de Mayo fueron un exitazo rotundo

Aunque los eventos teóricos aún no logran la solidez necesaria y los espectáculos se siguen robando toda la atención, la fiesta del arte joven en Holguín no pierde su original magia

Autor:

José Luis Estrada Betancourt

Kelvis Ochoa volvió a dar muestra de buen hacer y cubanía. Foto: William Rojas Pérez

No hay maneras que pueda representarme a Holguín sin sus Romerías de Mayo, que 14 años después de que la Asociación Hermanos Saíz de esta provincia de la región oriental convocara el primer encuentro de los jóvenes creadores del país, se me sigue antojando con sus defectos y virtudes como «lo más grande de la vida», como diría el autor de temas de altura como La conga de Juana, Si tú me quieres y No seas mala: Kelvis Ochoa. Y ahora paseaba por sus calles siempre inundadas de gente por esta fecha, y me decía que quizá algunos no recuerden que aquella cita de 1993 perseguía un objetivo esencial: rescatar una tradición, indagar en nuestras esencias, porque quienes las fundaron estaban conscientes de que, como reza el slogan de este festival, no hay hoy sin ayer. Por esa razón es que el espacio Memoria nuestra se considera la columna vertebral de este evento de eventos donde hay tanto para escoger, a pesar de que, contradictoriamente, el pensamiento, la reflexión y el debate continúen a la zaga (si se tiene en cuenta la respuesta popular), mientras la inevitable y necesaria fiesta con apariencia de carnaval siga marcando el paso.

Si nos guiamos por el modo caluroso como el público acogió a los esperados conciertos, entonces tenemos que decir que las Romerías de Mayo fueron un exitazo rotundo. Ni siquiera mermó el entusiasmo el hecho de que algún que otro recital anunciado no tuviera lugar, que fallara el audio o las luces o que estos difícilmente comenzaran a la hora prevista. La explicación está en que los organizadores siempre han apostado por convidar a la Ciudad de los Parques a músicos y agrupaciones a quienes no hay Dios que se les resista (Kelvis Ochoa, Polito Ibáñez, Warapo, David Blanco y su grupo, Moneda Dura, Isis Flores y su grupo). Y los holguineros lo saben. Pero no se quedan ahí, sino que además contagian a colectivos que, aunque no gozan de la difusión que en verdad merecen, se bastan solos para probar su valía (Qva Libre, Doble Filo, Hermanazos, Madera Limpia, Tesis de Menta, Mephisto...). Y al final, por suerte, la gente, ávida de encontrarse con sus artistas, de intercambiar con ellos, pasa por alto las, al parecer, inevitables improvisaciones que denotan flojos «amarres».

Y después de todo, aunque algún que otro artista, investigador, periodista, trovador, músico, sienta con sus razones que no fue tratado con el respeto que supone se merece, y diga que «estas serán mis últimas Romerías», en el fondo todos sabemos que acercándose el quinto mes del año caeremos como abeja a la flor para estar de cualquier forma dentro de la extensa nómina de invitados. Y es que si en algo somos unánimes tanto los satisfechos como los disgustados (algo también ineludible) es en reconocer que lo que sucede en este territorio durante este Festival del Arte Joven, es irrepetible en otro lugar de Cuba; que Holguín tiene una magia que sería la envidia de la afamada Escuela Hogwarts donde Harry Potter se prepara.

También hay que admitir que quienes integran el Comité Organizador bien pudieran ser alumnos aventajados de Dumblendore —el director de la mencionada academia— porque, aunque cueste creerlo, se hace más complicado resolver en el siglo XXI los problemas de logística, de alojamiento, de transportación, que cuando en el período especial decidieron hacer notar que esta tierra lo tenía todo para insertarse con mucha fuerza dentro del panorama cultural cubano.

Lo cierto es que esta vez algunos pudieron quedarse con las ganas de apreciar las más recientes propuestas de la aplaudida 6ta. Muestra Nacional de Jóvenes Realizadores en el espacio audiovisual La Cámara Azul, pero como compensación los parques se transformaron en populosas plazas artísticas donde lo mismo actuaban el Guiñol de Holguín y las compañías de teatro de calle Mirón Cubano, Garabato y Altitonante, que las agrupaciones danzarias Emovere, Oxígeno, Danza Libre, Edendance, el Ballet Folclórico de Camagüey y la anfitriona CoDanza, reunidas en el III Encuentro de Danza en Paisajes Públicos; hallar una Casa de la Trova que abrió sus puertas a juglares como Yunior Navarrete, Yordi Toledo, Tony Ávila, Michael Portela y Raúl Marchega; un Centro de Arte, donde se inauguraron las exposiciones personales del maestro Ever Fonseca y de Juan Rivero, o una UNEAC que no solo dio abrigo a la muestra de Gustavo César Hechavarría (Cuty), sino a un evento bien concebido y atractivo como Palabras compartidas que rindió homenaje a la gran Dulce María Loynaz y posibilitó el gustazo de escuchar parte de la obra poética de consagrados como Lina de Feria y Delfín Prats, así como disfrutar las magníficas creaciones de los talentosos José Luis Serrano, Luis Yussef, Rubén Rodríguez y Ghabriel Pérez, al tiempo que propició la presentación del exquisito título Isla Mía, de la ganadora del Cervantes, por la Editorial Cuadernos Papiros.

Sobresalientes fueron las intervenciones y las conferencias dictadas por las doctoras María Teresa Linares y Natalia Bolívar, invitadas de honor a la XIV edición de las Romerías de Mayo, quienes recibieron El Angelote, reconocimiento que otorga la Dirección Municipal de Cultura a personalidades destacadas en la creación artística y literaria.

En fin que, entre el 2 y el 6 de mayo pasado, nuevamente no durmieron los holguineros ni aquellos que, provenientes de distintos puntos de la geografía nacional, se dieron cita primero en el Bosque de los Héroes y luego subieron, bajo un sol agobiante, los 458 escalones del lugar más alto y conocido de la ciudad: la Loma de la Cruz, para llevar hasta el antiguo Cerro Bayado el Hacha Taína —y no el cemí Baibrama, como aseguró equivocadamente este «romero» empedernido—, tras una apertura que contó con la presencia de Miguel Díaz-Canel Bermúdez, miembro del Buró Político y primer secretario del Comité Provincial del Partido en Holguín; y de Julio Martínez Ramírez, primer secretario del Comité Nacional de la UJC, como una muestra de que la organización de vanguardia de la juventud cubana también acompaña a este evento que no ceja en el empeño de llegar a convertirse en el Festival Mundial de Juventudes Artísticas. En lo adelante, la ciudad viviría un «arrebato» que hubo que frenar, porque de lo contrario, todavía muchos estuvieran gozando a su aire como asegura el popular tema de Warapo, de noche, de día y de madrugá; algo que, sin duda, se pega en tiempos de Romerías.

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