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El secreto melódico de La Tabla

Como su significado literal indica, La Tabla posee una fortaleza en su cadencia melódica, la cual ha ido perfeccionando desde que se creara hace cuatro años, un 30 de noviembre

Autor:

Yelanys Hernández Fusté

Estaba a punto de caer la tarde y la lluvia amenazaba con retener a los asiduos al habanero Salón Rosado de La Tropical, cuando 13 jóvenes dominaban el escenario con los acordes soneros que gracias a la pujanza de Arsenio Rodríguez, Miguel Matamoros, Lilí Martínez, Juan Formell y Adalberto Álvarez, por solo mencionar algunos, se internacionalizaron.

Los contemporáneos montunos de La Tabla se coreaban entre un público que persistió ese domingo, a pesar de las adversas condiciones climáticas. «Sabíamos del concierto y vinimos», dijo a nuestro diario un frecuente bailador del mítico recinto capitalino.

Supe entonces que esa idea de Yadiel Bolaño y sus muchachos de «dar un tablazo» en la música popular bailable no parecía tan descabellada. «Nos llamamos de ese modo porque deseábamos un nombre pequeño, que a la vez tuviera un gran significado, sonara fuerte y no se le olvidara a nadie. Además, nosotros, los bajistas, le llamamos al bajo “la tabla”», explica Bolaño.

Como su significado literal indica, La Tabla posee una fortaleza en su cadencia melódica, la cual ha ido perfeccionando desde que se creara hace cuatro años, un 30 de noviembre.

Todo empezó, al decir de su líder, como un hobbie en la época estudiantil. «Pero lo tomamos en serio cuando figuras del arte nacional como Juan Formell y el violinista Lázaro Dagoberto González llegaron a la escuela y nos dijeron que siguiéramos con el proyecto y nos dieron otras ideas, caminos por donde transitar.

«Tuvimos nuestra etapa experimental en la que incluimos  violines y chelos, también integramos un saxofón barítono», revela Yadiel, quien guía al lozano grupo compuesto, además, por estudiantes y egresados de las escuelas de música.

Fue en la Isla de la Juventud —lugar donde Bolaño cumplió su servicio social, tras titularse como contrabajista en la Escuela Nacional de Arte—, donde la formación musical logró su calificación de profesional.

De la agrupación no solo llama la atención la melodía, sino su repertorio, variado en la selección de autores y coherente en la elección de las composiciones salidas de sus integrantes.

La Tabla interpreta en la escena desde ese mítico El diablo Tum Tum, de Bienvenido Julián Gutiérrez; La cazuelita, de Miguel Matamoros —composición a la que estos jóvenes le han hecho un arreglo fantástico—; y Todas lo prefieren, de Arsenio Rodríguez, hasta Tú la traes, que deviene openning en cada presentación de la orquesta y que firma el propio Yadiel.

«Siempre hemos buscado la manera de rescatar números clásicos de nuestra música tradicional y popular, y llevarlos a otros tiempos con nuevas sonoridades. Con ello mantenemos vivo ese patrimonio musical del que somos dueños.

«Hay muchos elementos dentro del repertorio de la agrupación que nos permiten desdoblarnos en los distintos escenarios, pero no faltan composiciones nuestras. Soy uno de los compositores principales de la orquesta, aunque también lo hace el cantante Eduardo Vargas. Hablamos de las vivencias del cubano, el amor, la mujer... ».

—Hace unos años, reconocidos directores de orquesta confesaban a estas páginas que no veían un relevo serio en la música popular. ¿Qué piensas sobre ello?

—Realmente el objetivo nuestro es ser continuadores de toda esa tradición y luchar por preservar la música cubana. Pienso que sí hay relevo. Haría falta que hubiera más muchachos como nosotros que se interesaran por este género y que fueran apoyados como lo hemos sido nosotros.

«En nuestro caso hemos contado con la colaboración del Instituto Cubano de la Música. También, el afán de preservar nuestras raíces y el ser precisamente un grupo de jóvenes, ha contribuido a que se nos tengan en cuenta. Ha sido un trabajo muy serio y difícil, porque nosotros estudiamos música clásica y casi siempre en la escuela nos inclinamos por el jazz o la trova a la hora de elaborar las obras.

«Pero la música cubana se ha hecho empíricamente a lo largo de su historia y los más nuevos tenemos que acercarnos a sus grandes cultores para poder beber de su sabiduría.

«Lo interesante es que las pocas noveles agrupaciones soneras que existen están defendiendo la música cubana desde diferentes lenguajes y ninguna suena igual».

Sin un espacio habitual para ampliar el número de seguidores y mostrar toda esa creatividad, los integrantes de La Tabla ya barajan la posibilidad de un primer disco. «Pensamos concretarlo para el año próximo. Tenemos un proyecto de más de una veintena de números para quedarnos con 13, que se seleccionarán cuando nos sentemos con los directivos de la disquera», comenta Yadiel.

Una inmensidad de ideas ronda a estos jóvenes. Lo más próximo será  la realización de un concierto especial en La Tropical el venidero 6 de enero a las 9:00 p.m., titulado El tablazo, donde actuarán también Combinación de La Habana y Manana Club.

Pero tengo la certeza de que el nombre de La Tabla nos sonará familiar en un futuro, tanto como ahora puede sucedernos con La Revé o NG La Banda. Es que estos jóvenes, como sus antecesores, han apostado indiscutiblemente por el son.

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